viernes, 20 de noviembre de 2015

JEREMÍAS. CAPÍTULO 40.

Godolías, gobernador (2 Re 25,25-26)

401Palabras que el Señor dirigió a Jeremías después que Nabusardán, jefe de la guardia, lo tomó a su cargo en Ramá*, donde se encontraba encadenado entre los deportados de Jerusalén y de Judá que iban desterrados a Babilonia.
2El jefe de la guardia mandó traer a Jeremías, y le dijo:
-El Señor, tu Dios, anunció esta calamidad contra esta ciudad; 3el Señor lo cumplió y ejecutó lo que había dicho, porque habíais pecado contra el Señor, desobedeciéndole; por eso os ha sucedido esto. 4Pero ahora yo te suelto hoy las cadenas de tus brazos. Si quieres venir conmigo a Babilonia, yo te cuidaré; si no quieres venir conmigo a Babilonia, déjalo. Toda la tierra está delante de ti, y puedes ir a donde te parezca bien. 5Si prefieres vivir con Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, a quien el rey de Babilonia ha nombrado gobernador de Judá, vive con él entre tu pueblo, o vete adonde parezca bien.
El jefe de la guardia le dio provisiones y regalos, y lo dejó libre. 6Jeremías se fue con Godolías, hijo de Ajjicán, a vivir con él, entre el pueblo que había quedado en el país.
7Los capitanes, que estaban en el campo con sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había nombrado gobernador del país a Godolías, hijo de Ajicán, y que le habían confiado los hombres, las mujeres y los niños y los pobres que no habían sido deportados a Babilonia. 8Entonces fueron a visitar a Godolías en Mispá*: Ismael, hijo de Natanías; Juan y Jonatán,hijos de Carej; Sarayas, hijo de Tanjumet; los hijos de Efaí, el netofateo, y Yezanías, el macateo, todos ellos con sus hombres.
9Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, les juró a ellos y a sus hombres:
-No temáis someteros a los caldeos; habitad en el país, obedeced al rey de Babilonia y os irá bien. 10Yo tengo que quedarme en Mispá, a disposición de los caldeos que vengan a visitarnos; vosotros cosechad vino, fruta y aceite, metedlo en vasijas, y habitad en los pueblos que os toque ocupar.
11También los otros judíos que habitaban en Moab, Amón, Edom y en otros países oyeron que el rey de Babilonia había dejado un resto en Judá y que les había nombrado gobernador a Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán. 12Y volvieron todos los judíos de todos los sitios de la dispersión, y fueron a Judá a visitar a Godolías, en Mispá. Y tuvieron una gran cosecha de vino y fruta.
13Juan, hijo de Carej, y los capitanes que estaban en el campo fueron a ver a Godolías en Mispá,  14y le dijeron:
-¿No sabes que Baalís, rey de Amón, ha enviado a Ismael, hijo de Natanías, para que te asesine?
Pero Godolías, hijo de Ajicán, no les creyó.
15Juan, hijo de Carej, habló secretamente a Godolías en Mispá:
-Yo iré y mataré a Ismael, hijo de Natanías, y nadie lo sabrá. Así no te matarán a ti, no se dispersarán todos los judíos que se han reunido contigo y no perecerá el resto de Judá.
16Godolías, hijo de Ajicán, respondió a Juan, hijo de Carej:
-No hagas eso. Es mentira lo que dices de Ismael.

Explicación.

40,1 Con la caída de la capital y la deportación en masa no ha terminado todo. Este capítulo y los siguientes nos narran el comienzo tímido y esperanzado de otra etapa y su fracaso desatinado. En este contexto la función profética de Jeremías continúa: función de "plantar y construir" en la medida de lo posible. Él representa la continuidad más conspicua, ya que los nombres conocidos se retiran violentamente de la escena y figuras anónimas avanzan al proscenio. Entre ellos destaca Godolías. Se diría que Jeremías lo conocía de antes y se fiaba de él; todo hace pensar que pertenecía al partido de la no resistencia.

La noticia no coincide con 39,14, donde se dice que los vencedores hicieron sacar a Jeremías de la cárcel. La versión presente parece más verosímil en el contexto: Jeremías comparte la suerte de otros desterrados anónimos. Algunos proponen una reordenación del texto: 39,11-12; 40,2a.1.2b etc. También hay que contar con la confusión del momento. *Año 586.

40,2-6 El general babilonio presenta a Jeremías una elección delicada: no entre valores absolutos, el bien y el mal, sino entre valores históricos. Una alternativa es dejar correr los acontecimientos: ir a Babilonia deportado, como unos años antes el sacerdote Ezequiel. Otra alternativa es ir a Babilonia en calidad de protegido: podría alcanzar puestos importantes en la corte extranjera (como José y Daniel). Otra alternativa es establecerse donde guste "en toda la tierra": puede designar el territorio entero del imperio o el territorio judío. En particular, incorporarse a los judíos que aceptan a Godolías como prefecto sometido al emperador.

La primera no satisface, pues los desterrados ya tienen un profeta. La segunda significa dar por terminada la actividad profética. Godolías es súbdito de Nabucodonosor (según el cap. 27); la tierra que ocupa está devastada, el pueblo que se apiña a su alrededor es gente pobre. Jeremías escoge su compañía: le da su confianza personal y lo apoya con su prestigio. Tal decisión adquiere valor oracular, como la compra del terreno (32).

40,7-8 Breve descripción del resto: el prefecto, unos capitanes con su tropa -¿desertores?-, gente porbre que sólo podía ganar y no representaba un peligro para los ocupantes.

40,8* = Atalaya.

40,9-10 El juramento parece un acto político: incluiría la invocación del nombre del Señor. El contenido sintetiza las exigencias del profeta: sumisión al emperador (27), cultivo de la tierra, todavía don de Dios, nuevo reparto entre los pobres (Sal 37).

40,11-12 Sucede una especie de doble milagro. Históricamente un hecho insignificante: grupos de judíos emigrados a reinos vecinos retornan a la patria. En la visión del narrador se empieza a cumplir una promesa: compárese 40,12 con 29,14. Los que eran una diáspora anticipada van a ser primicia de repatriados.

Y la buena cosecha. En términos históricos indica que transcurrió un año agrícola favorable. A la luz de otros datos que siembra el narrador, la cosecha significa que el Señor bendice al resto pobre en su tierra; compárese con 12,7-13.

40,13-16 Ismael era uno de los capitanes, un traidor en el grupo. Su relación con Amón induce a conjeturar. Como un día David con su mesnada estuvo al servicio del rey de Gat (1 Sm 27,2-12), así pudo este Ismael haberse pasado al servicio del rey de Amón. Los amonitas esperaban sin duda beneficiarse de la derrota de Judá, ocupando territorios fértiles de Palestina; Godolías era un obstáculo para su política expansionista.

Godolías no creyó la denuncia. Si el plan homicida se hubiera probado, habría sido legítimo dar muerte al traidor. Se jugaba el bien del pueblo. Godolías fue víctima de su honradez y confianza excesiva: ¿por qué no consultó a Jeremías?

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