viernes, 20 de noviembre de 2015

JEREMÍAS. CAPÍTULO 22.

5. Al rey

221Así dice el Señor: Baja al palacio real de Judá y proclama allí lo siguiente: 2Escuchad la palabra del Señor, rey de Judá, que ocupas el trono de David, y también tus ministros y el pueblo, que entra por estas puertas. 3Así dice el Señor:
Practicad la justicia y el derecho,
librad al oprimido del opresor,
no explotéis al emigrante, al huérfano y a la viuda,
no derraméis sin piedad
sangre inocente en este lugar.
4Si cumplís estos mandatos, podréis entrar por estas puertas los reyes que ocupáis el trono de David, montados en carros de caballos, acompañados de vuestros ministros y del pueblo. 5Y si no cumplís estos mandatos, juro por mí mismo -oráculo del Señor- que este palacio se convertirá en ruinas. 6Pues así dice el Señor al palacio real de Judá:
Aunque fueras para mí
como Galaad o la cumbre del Líbano,
juro que haré de ti un desierto,
una ciudad deshabitada;
7consagraré a tus devastadores,
cada uno con sus armas,
para que talen tus mejores cedros
y los echen al fuego.
8Llegarán muchos pueblos a esta ciudad,
y se preguntarán unos a otros:
¿Por qué trató así el Señor
a esta gran ciudad?
9Y responderán: Porque abandonaron
la alianza del Señor, su Dios,
y sirvieron y adoraron a dioses extranjeros.

6. A Joacaz-Salún

10No lloréis por el muerto ni os lamentéis por él,
llorad por el que se marcha,
porque no volverá a ver su tierra natal.
11Pues así dice el Señor a Salún, hijo de Josías,
rey de Judá, sucesor de su padre, Josías:
El que salió de este lugar no volverá a él,
12morirá en el país de su destierro
y esta tierra no la volverá a ver.

7. A Joaquín (Jr 36,29-31; Hab 2,7-20)

13¡Ay del que edifica su casa con injusticia,
piso a piso, inicuamente!
Hace trabajar de balde a su prójimo
sin pagarle el salario.
14Piensa: Me construiré una casa espaciosa
con salones aireados, abriré ventanas,
la revestiré de cedro, la pintaré de bermellón.
15¿Piensas que eres rey
porque compites en cedros?
Si tu padre comió y bebió y le fue bien,
es porque practicó la justicia y el derecho.
16Hizo justicia a pobres e indigentes,
y eso sí que es conocerme
-oráculo del Señor-.
17Tú, en cambio, tienes ojos
y corazón sólo para el lucro,
para derramar sangre inocente,
para el abuso y la opresión.
18 Por eso, así dice el Señor a Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá:
No le harán funeral cantando:
¡Ay hermano mío, ay hermana!
No le harán funeral: ¡Ay Señor, ay Majestad!
19Lo enterrarán como a un asno:
lo arrastrarán y lo tirarán
fuera del recinto de Jerusalén.

8. A Jerusalén

20Sube al Líbano y grita, alza la voz en Basán,
grita desde Abarín,
porque están deshechos tus amantes.
21Te hablé en tu bienestar y dijiste: No obedezco;
ésa es tu conducta desde joven,
no me obedeciste;
22pues el viento apacentará a tus pastores
y tus amantes irán al destierro;
entonces sentirás vergüenza y sonrojo
de todas tus maldades.
23Tú, Señora del Líbano, que anidas entre cedros,
cómo sollozarás cuando te lleguen las ansias,
dolores como de parto.

9. A Jeconías

24¡Por mi vida!, Jeconías,
hijo de Joaquín, rey de Judá,
aunque fueras el sello de mi mano derecha,
te arrancaría 25y te entregaría
en poder de tus mortales enemigos,
de los que más temes:
de Nabucodonosor, rey de Babilonia,
y en poder de los caldeos.
26Os expulsaré a ti y a tu madre, que te dio a luz,
a un país extraño, donde no nacisteis,
y allí moriréis.
27Y no volverán a la tierra adonde ansían volver.
28Ese Jeconías, ¿es una vasija rota, despreciable,
un trasto inútil?,
¿por qué lo expulsan con su estirpe
y lo arrojan a un país desconocido?
29¡Tierra, tierra, tierra!,
escucha la palabra del Señor:
30Así dice el Señor:
Inscribid a ese hombre como estéril,
como varón malogrado en la vida,
porque de su estirpe no se logrará ninguno
que se siente en el trono de David
para reinar en Judá.

Explicación.

22,1-9 Como no se nombra el rey, podemos imaginar que se refiere a Joaquín, aunque vale para cualquiera. Cruzar las puertas significa: para el rey y la corte ejercicio de su autoridad y dignidad, para el pueblo garantía de sus derechos. Pues en palacio reside el tribunal supremo (Sal 122). Pero es la justicia lo que sustenta palacio y trono (Sal 45,5.7; Prov 16,12; 25,5), sin la cual el palacio es lujo inútil y expuesto. La justicia se condensa en un par de mandatos: Ex 22,21; Dt 24,17s.

22,4-5 Las dos condicionales funcionan como sanción: ocupan el puesto de las bendiciones y maldiciones de la alianza.

22,6-7 Cumplida la segunda condición, el atropello oficial de la justicia, el Señor pronuncia sentencia. Galaad (incluido quizá Basán) y el Líbano son regiones boscosas. El cedro puede funcionar además como emblema del poderoso: Is 2,13; Ez 31. El Señor "consagrará" a los verdugos ejecutores de la sentencia, en una guerra santa: Is 13,3. Por la consagración de los verdugos, la destrucción será como una liturgia macabra: Ez 9.

22,8-9 Cita del Dt 29,24 y 1 Re 9,8s.

22,10-12 El muerto es Josías: 2 Cr 35,24s menciona el duelo nacional. El que se marcha es su hijo segundo, depuesto y llevado cautivo a Egipto por el Faraón. Su destino no es morir en campaña, sino vivir y morir como prisionero en tierra extranjera; en Egipto. Preludiando otros destierros en masa, incluido Jeremías.

22,13 La frase es sarcástica: el rey emplea al prójimo como simple instrumento de trabajo, que no le cuesta nada. Véase la legislación de Lv 19,13 y el ay de Hab 2,12.

22,13-19 El estilo de este oráculo es de un vigor extraordinario: denso, nítido, animado por la pasión o sed de justicia, certero en la selección y colocación de las palabras, valiente frente al rey por la gracia de Dios. Conocer al Señor es reconocer su persona y su exigencia de justicia (cfr. Ex 5,2); no fabricarse mentalmente una divinidad cómplice de la injusticia (Sal 50,21).

22,14-15 El recuerdo de Salomón suena al fondo, dominado por la mención de Josías. "Comer y beber" simplemente se opone a los alardes de construcciones lujosas.

22,16 Así Josías dio contenido social a su reforma religiosa.

22,17 Si el corazón hay que darlo entero a Dios (Dt 6,5; 10,12; 13,4; 30,2; etc), Joaquín no puede dar ni una parte, pues lo ha entregado entero al lucro.

22,18-19 Sentencia: el castigo es proporcional:  quien vivió como tirano, morirá y yacerá como animal (cfr. Is 14,19s). El explotador no tendrá hermanos ni súbditos que lo lloren.

22,20-23 Por la referencia al Líbano y sus cedros, este oráculo se podría leer como continuación o variación del precedente, 21,13-14. Jerusalén está vista como una matrona, infiel al marido (Is 1,21-26), enamorada de sus amantes (Os 2; Ez 16). Esos amantes que marcharán al destierro podrían ser: o naciones cercanas, aliadas en la rebelión (cfr. Lam 1,19), o judíos influyentes, falsos profetas. Parece más probable lo segundo: el "viento" de la falsa profecía "apacienta" a los "pastores" = jefes, que rechazan al profeta auténtico (cfr. Is 30,10-12). La ciudad quedará solitaria, esperando las ansias de un parto estéril (4,31).

22,24-30 Jeconías reinó tres meses, se rindió para evitar males mayores, fue depuesto y llevado cautivo a Babilonia. No se mencionan culpas personales, se registra simplemente su destino. El oráculo no es fácil de explicar. Valga la siguiente interpretación. Ante la desgracia injustificada, surgen dos objeciones sucesivas. Primera: el rey es instrumento elegido de Dios; el sello es cifra de la autoridad e instrumento de su ejercicio. Respuesta: aunque lo fuera, el Señor puede desprenderse de él. Segunda: si no es anillo precioso, tampoco es cacharro inútil que se deba desechar. Respuesta: se ratifica la decisión. Así sucederá que Jeconías no tendrá un descendiente, eslabón de la cadena dinástica de David. Y por Jeconías, tampoco Joaquín (36,30). Con todo, véase las últimas líneas del libro de los Reyes (2 Re 25, 27-30) y la genealogía de 1 Cr 3,17-19.

22,26 La madre del reinante tenía el título y las prerrogativas de la reina.

22,29 Dios invoca a la tierra como testigo personal (no invoca al cielo).

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