viernes, 20 de noviembre de 2015

JEREMÍAS. CAPÍTULO 17.

Persistencia del delito


171El pecado de Judá está escrito

con punzón de hierro,
con punta de diamante está grabado
en la tabla del corazón
2y en los salientes de los altares,
para memoria de sus sucesores:
son sus altares y mayos,
junto a árboles frondosos,
en colinas elevadas,
3en montículos del campo.
Entregaré al saqueo tus riquezas y tesoros,
porque pecaste en las alturas
en todo tu territorio;
4tendrás que renunciar
a la heredad que yo te di,
te haré esclavo de tu enemigo
en país desconocido,
porque prende el fuego de mi ira
y arde perpetuamente.


Falsas confianzas



5Así dice el Señor:

¡Maldito quien confía en un hombre
y busca apoyo en la carne,
apartando su corazón del Señor!
6Será cardo estepario que no llegará a ver la lluvia,
habitará en un desierto abrasado,
tierra salobre e inhóspita.
7¡Bendito quien confía en el Señor
y busca en él su apoyo!
8Será un árbol plantado junto al agua,
arraigado junto a la corriente;
cuando llegue el bochorno,
no temerá, su follaje seguirá verde,
en año de sequía no se asusta,
no deja de dar fruto.
9Nada más falso y enconado
que el corazón: ¿quién lo entenderá?
10Yo, el Señor, penetro en el corazón,
sondeo las entrañas,
para pagar al hombre su conducta,
lo que merecen sus obras.
11Perdiz que empolla huevos que no puso
en quien amasa riquezas injustas:
a la mitad de la vida lo abandonan,
y él termina hecho un necio.
12Trono glorioso, exaltado desde el principio
es nuestro lugar santo:
13tú, Señor, eres la esperanza de Israel,,
los que te abandonan fracasan,
los que se apartan serán escritos en el polvo,
porque abandonaron al Señor,
manantial de agua viva.


Confesiones de Jeremías (Jr 11; 15; 17; 20)



3. Incredulidad



14Sáname, Señor y quedaré sano;

sálvame, y quedaré a salvo;
para ti es mi alabanza.
15Ellos me repiten:
¿Dónde queda la palabra del Señor?
Que se cumpla.
16Pero yo no he insistido pidiéndote desgracias
ni me he augurado un día aciago;
tú sabes lo que pronuncian mis labios,
lo tienes delante.
17No me hagas temblar,
tú eres mi refugio en la desgracia;
18fracasen mis perseguidores y no yo,
sientan terror ellos y no yo,
haz que les llegue el día funesto,
quebrántalos con doble quebranto.


El sábado (Neh 13,15-21; Is 58,13-14)



19Así me dijo el Señor:

-Ve y colócate en la Puerta de Benjamín, por donde entran y salen los reyes de Judá, y en cada una de las puertas de Jerusalén, y diles: 20Reyes de Judá, judíos y vecinos de Jerusalén, que entráis por estas puertas, escuchad la palabra del Señor. 21Así dice el Señor: Guardaos muy bien de llevar cargas en sábado o de meterlas por las puertas de Jerusalén. 22No saquéis cargas de vuestras casas en sábado ni hagáis trabajo alguno; santificad el sábado como mandé a vuestros padres. 23Ellos no me escucharon ni prestaron oído; se pusieron tercos, no me escucharon ni escarmentaron. 24Pero si vosotros me escucháis -oráculo del Señor- y no metéis cargas en sábado por las puertas de esta ciudad, sino que santificáis el sábado no trabajando en él, 25entonces entraréis por las puertas de esta ciudad los reyes sucesores en el trono de David, montados de carros y caballos, acompañados de sus dignatarios, de judíos y vecinos de Jerusalén, y la ciudad estará habitada por siempre. 26Vendrán de los pueblos de Judá, de la comarca de Jerusalén, del territorio de Benjamín, de la Sefela, de la Sierra, del Négueb, y entrarán en el templo del Señor con holocaustos, sacrificios, ofrendas e incienso en acción de gracias. 27Pero si no me escucháis, si no santificáis el sábado absteniéndoos de meter cargas en sábado por las puertas de Jerusalén, entonces prenderé fuego a sus puertas, que se cebará en los palacios de Jerusalén, sin apagarse.


Explicación.



17,1-4 Se puede leer como continuación de 16,10-13. Allí preguntaban "¿qué pecado hemos cometido?"; aquí contesta que el pecado está grabado dentro y fuera y en múltiples lugares. Las tablas del corazón se oponen a las de piedra (Ex 31,18; 32,15; 34,1); significan la interiorización (Prov 3,3; 7,3). Pero no se interioriza la ley, sino el pecado (cfr. Sal 36,2). Los salientes verticales en los ángulos de los altares, donde se concentra su virtud sacra. Los altares se dedicaban al nombre de la divinidad: Gn 12,7; Dt 27,5; Jue 6,26; éstos se dedican a la memoria nefasta de los judíos.


17,3-4 La "renuncia" tiene valor jurídico: el verbo empleado alude al a remisión de deudas (Dt 15). Lo grave es que su objeto es la "inalienable" heredad familiar.

17,5-13 A primera vista estos versos son una serie inconexa de frases proverbiales, antítesis sapienciales, rematadas por una confesión. Un tema sujeta rigurosamente la serie y se formula en una bina de sinónimos que forman inclusión: confianza y esperanza. ¿En qué confía el hombre? en otros hombres, en su saber, en la riqueza: valores inestables y engañosos. ¿En quién espera el profeta? En el Señor.

17,5-8 La primera antítesis está desarrollada con estudiada simetría, como en el salmo 1. Jeremías habla de confianza en el estudio y observancia de la Ley: un desplazamiento significativo. Véanse Sl 118,8; 146,3.

17,9-10 Para fiarse de otro, hay que conocer sus intenciones e intereses. Los sapienciales dan consejos para conocer el corazón humano, y lo consiguen a medias. Porque sólo Dios lo penetra todo. Entonces ¿puede el hombre confiar en su propio corazón? A pesar de lo que dirá Ben Sira (Eclo 37,13s), la expresión que aquí leemos es general.

17,11 Sobre la riqueza véanse Prov 10,2; 11,4; 13,11.

17,12-13 La doctrina contrapuesta se propone en forma de confesión, en tono optimista y tranquilo. "Trono del Señor: 3,17; 14,21. Insinúa un juego de palabras: en hebreo "esperanza" consuena con "alberca", y "fracasan" se parece a "se secan". "En el polvo": no en el registro oficial permanente (Is 4,3; Ex 32,32).

17,14-18 Tres pronombres articulan la pieza y definen el sistema de relaciones: ellos, yo, tú. Ellos piden que se cumplan las amenazas del profeta, como si tuvieran prisa; en rigor, desafiando incrédulos (cfr. Is 5,19). El profeta ni tiene prisa ni solicitó amenazas (15,15).

17,17 La petición remite a la vocación pidiendo que no se cumpla la amenaza: 1,17.

17,18 Pide que Dios le haga justicia, como en Sal 31,18s; 35,4-6; 40,15 etc.

17,19-27 La institución del sábado, que no es celebración cúltica, va cobrando importancia y dominará la vida judía a la vuelta del destierro: Is 56,1-8; 58,13-14; Neh 13,15-21 etc. Llevar cargas recuerda la esclavitud, y el sábado debe expresar la libertad de todos (Ex 20,10s; Dt 5,14s). Las puertas registran toda la vida ciudadana: entrar y salir como expresión polar; también las personas: reyes, nobles y pueblo, capital y provincia. El oráculo podría ser un apoyo a la reforma de Josías. Hay que completar esta exigencia con la de justicia (22,1-9); la repetición de una cláusula vincula ambos pasajes (17,25 y 22,4).

17,19 Compárese con la introducción al discurso sobre el templo, 7,1-2.

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