viernes, 20 de noviembre de 2015

JEREMÍAS. CAPÍTULO 16.

Una vida profética (Ez 24,15-27)


161El Señor me dirigió la palabra:

2-No te cases, no tengas hijos ni hijas en este lugar. 3Porque así dice el Señor a los hijos e  hijas nacidos en este lugar, a las madres que los parieron, a los padres que los engendraron en esta tierra:
4Morirán de muerte cruel,
no serán llorados ni sepultados,
serán como estiercol sobre el campo,
acabarán a espada y de hambre,
sus cadáveres serán pasto
de las aves del cielo y de las bestias de la tierra.
5Así dice el Señor:
No entres en casa donde haya luto,
no vayas al duelo, no les des el pésame,
porque retiro de este pueblo -oráculo del Señor-
mi paz, misericordia y compasión.
6Morirán en esta tierra grandes y pequeños,
no serán sepultados ni llorados,
ni por ellos se harán incisiones
o se raparán el pelo;
7no asistirán al banquete fúnebre
para darle el pésame por el difunto,
ni les darán la copa del consuelo
por su padre o su madre.
8No entres en la casa
donde se celebra un banquete
para comer y beber con los comensales;
9porque así dice el Señor de los ejércitos,
Dios de Israel:
Yo haré cesar en este lugar,
en vuestros días, ante vosotros,
la voz alegre, la voz gozosa,
la voz del novio, la voz de la novia.


Motivación de la sentencia (Dn 29,23-27)



10Cuando anuncies a este pueblo todas estas palabras, te preguntarán: "¿Por qué ha pronunciado el Señor contra nosotros tan terribles amenazas? ¿Qué delitos o pecados hemos cometido contra el Señor, nuestro Dios?", 11les responderás: Porque vuestros padres me abandonaron -oráculo del Señor-, siguieron a dioses extranjeros, sirviéndolos y adorándolos. A mí me abandonaron y no guardaron mi Ley. 12Pero vosotros sois peores que vuestros padres, cada cual sigue la maldad de su corazón obstinado, sin escucharme a mí. 13Os arrojaré de esta tierra a un país desconocido de vosotros y de vuestros padres: allí serviréis a dioses extranjeros, día y noche, porque no os haré gracia.



Un nuevo éxodo (Jr 23,7-8)



14Pero llegarán días -oráculo del Señor- en que ya no se dirá: 15"Vive el Señor, que sacó a los israelitas de Egipto", sino más bien: "Vive el Señor, que nos sacó del país del norte, de todos los países por donde nos dispersó". Y los haré volver a su tierra, la que di a sus padres.



Caza mayor (Hab 1,15-17J)



16Enviaré muchos pescadores a pescarlos -oráculo del Señor-, detrás enviaré muchos cazadores a cazarlos por montes y valles, por las hendiduras de las peñas. 17Yo vigilo su conducta, no se me oculta, sus culpas no se esconden de mi vista. 18Les pagaré el doble por sus culpas y pecados, porque profanaron mi tierra con la carroña de sus execraciones y con sus abominaciones llenaron mi heredad.



Conversión de paganos



19El Señor es mi fuerza y fortaleza,

mi refugio en el peligro.
A ti vendrán los paganos,
de los extremos del orbe, diciendo:
Que engañoso es el legado de nuestros padres,
que vaciedad sin provecho.
20¿Podrá un hombre hacer dioses
No serán dioses.
21Pues esta vez yo les enseñaré
mi mano poderosa,
y sabrán que me llamo El Señor.


Explicación.



16,1-9 No sólo la boca estará al servicio del Señor, sino que la vida entera del profeta será oracular. No sólo en pantomima, sino en carne viva ha de representar la tragedia próxima. La pasión dolorosa del profeta nace de su pasión afectuosa por los suyos: dolor que enriquece y hasta satisface. Ahora le quitan esa satisfacción: tendrá que reprimir la compasión y la solidaridad para representar al vivo el desvío de Dios. De donde brota la paradoja: Dios se distancia de su pueblo, y el profeta lo muestra distanciándose a su vez. Pero en lo hondo, Dios se distancia por amor, para salvar radicalmente, y el profeta redobla en lo hondo de su amor al pueblo. Las renuncias impuestas le servirán para extender a todos, intactos, su amor y compasión; para no agotarlos en una familia y en incidentes locales.


16,2-4 Insiste "en este lugar, en esta tierra": la tierra prometida y la capital elegida, escenarios de la catástrofe. El gran ciclo del amor y la vida quedará interrumpido, se impondrá el señorío de la muerte. Véanse 7,33 y 14,11-18.

16,5 Puede compararse con la acción de Ezequiel al morir su esposa (Ez 24,15-24). "Mi paz" puede significar también "mi saludo": se rompen las relaciones amistosas. Pero Dios no niega la palabra.

16,9 "Dios de Israel": con todo, no renuncia al título de la alianza. "La voz...": lo que significan esas voces se puede ilustrar leyendo el Cantar de los Cantares. Recordando las relaciones de Dios con su pueblo en imagen matrimonial, el verso se duplica con referencia simbólica: cada pareja judía realizaba y representaba dicha relación misteriosa de amor.

16,10-21 Cuatro piezas o fragmentos reunidos y colocados artificialmente en alternancia de castigo y restauración. La composición apunta un movimiento dialéctico de la historia:

a) En la tierra los judíos "sirven" a dioses extranjeros.

b) Les servirá en el destierro.

c) Pero volverán a la patria y reconocerán al Señor.

d) Incluso los paganos abandonarán sus ídolos y reconocerán el poder del Señor.

Ahora habrá que explicarlos por separado.

16,10-13 En manifiesto estilo deuteronomístico. Por el supuesto que ocupa en el libro, es como una objeción del acusado, "¿qué he hecho yo?", a la que responde el juez resumiendo los cargos y confirmando la sentencia. Si el lenguaje es convencional, la composición y articulación están muy cuidadas. El delito es doble: contra el Señor y contra su ley. Se escalona en dos etapas: el pasado acumulado y el presente agravado. Los padres siguieron a dioses extranjeros, vosotros seguís a vuestro corazón depravado. El castigo tiene algo de ley del talión: la esclavitud externa delatará la esclavitud interna que se habían montado.

16,14-15 Inserción posterior, ya consumada la tragedia, invitando a la esperanza. Una fórmula de juramento invocaba al Señor con su título de "sacador" = liberador de Egipto. El título se cambiará para acoger un segundo éxodo, de Babilonia, y quizá un tercero, de la dispersión. El destierro no es la etapa final. Este oráculo no contradice las amenazas, y corrobora una promesa del profeta (29,10-14). Estos versos se leen también en 23,7-8, donde encajan mejor.

16,16-18 La imagen cinegética expresa el miedo y dispersión de unos, el acoso tenaz de otros. Los ídolos son aquí seres putrefactos que infectan el terreno. El fabricante de ídolos no pueden infundirles el dinamismo de la vida, si el dinamismo corruptor de la muerte.

16,19-21 En forma de oración del profeta, con cambios de persona. El contexto histórico es diverso. Recoge la antítesis de 10,1-16 y la promesa de 12,14-17. En la acción histórica demuestra el Señor su poderío y desenmascara la inanidad de los ídolos, aunque sean legado paterno. La fórmula conclusiva es típica de Ezequiel.

19,19 Is 45,16.20.

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