Pleito de Dios y conversión (Is 59; Os 2)
1. Vuelvo a pleitar con vosotros
21El Señor me dirigió la palabra:
2-Ve, grita, que lo oiga Jerusalén:
Así dice el Señor:
Recuerdo tu cariño de joven, tu amor de novia,
cuando me seguías por el desierto,
por tierra yerma.
3Israel era sagrada para el Señor,
primicia de su cosecha:
quien osaba comer de ella lo pagaba,
la desgracia caía sobre él -oráculo del Señor-.
4Escuchad la palabra del Señor, casa de Jacob,
tribus todas de Israel: 5Así dice el Señor:
¿Qué delito encontraron en mí vuestros padres
para alejarse de mí?
Siguieron tras vaciedades y se quedaron vacíos,
6en vez de preguntar: ¿Dónde está el Señor?
El que nos sacó de Egipto
y nos condujo por el desierto,
por estepas y barrancos,
tierra sedienta y sombría,
tierra que nadie atraviesa, que ninguno habita.
7Yo os conduje a un país de huertos,
para que comieseis sus frutos sabrosos;
pero entrasteis y contaminasteis mi tierra,
hicisteis abominable mi heredad.
8Los sacerdotes no preguntaban:
¿Dónde está el Señor?
Los doctores de la Ley no me reconocían,
los pastores se rebelaban contra mí,
los profetas profetizaban en nombre de Baal,
siguiendo a dioses que de nada sirven.
9Por eso vuelvo a pleitear con vosotros
y con vuestros nietos pleitearé
-oráculo del Señor-.
10Navegad hasta las costas de Chipre y mirad,
despachad gente a Cadar
y observad atentamente:
¿Ha sucedido algo semejante?
11¿Cambia un pueblo de dios?
Y eso que no es dios;
pues mi pueblo cambió su Gloria
por el que no sirve.
12¡Espantaos, cielos, de ello,
horrorizaos y pasmaos!
-oráculo del Señor-,
13porque dos maldades ha cometido mi pueblo:
me abandonaron a mí, fuente de agua viva,
y se cavaron aljibes, aljibes agrietados
que no retienen el agua.
2. Tu maldad te escarmienta
14¿Era Israel un esclavo
o un nacido en esclavitud?
Pues ¿cómo se ha vuelto presa de leones
15que rugen contra él con gran estruendo?
Arrasaron su tierra, incendiaron sus poblados
hasta dejarlos deshabitados.
16Incluso gente de Menfis y Tafnes
te raparon la coronilla.
17¿No te ha sucedido todo eso
por haber abandonado al Señor, tu Dios?
18Y ahora, ¿qué buscabas rumbo a Egipto?,
¿beber agua del Nilo?;
¿qué buscabas rumbo a Asiria?,
¿beber agua del Eúfrates?
19Tu maldad te escarmienta, tu apostasía te enseña:
mira y aprende que es malo y amargo
abandonar al Señor, tu Dios, sin sentir miedo
-oráculo del Señor de los ejércitos-.
20Desde antiguo has roto el yugo
y hecho saltar las correas
diciendo: No quiero servir:
en cualquier colina alta,
bajo cualquier árbol frondoso,
te acostabas y te prostituías.
21Yo te planté, vid selecta de cepas legítimas,
y tú te volviste espino, cepa borde.
22Por más que te laves con sosa
y lejía abundante,
me queda presente la mancha
de tu culpa -oráculo del Señor-.
3. ¿Por qué me ponéis pleito?
23¿Cómo te atreves a decir:
No me he contaminado,
no he seguido a los ídolos?
Mira en el valle tu camino
y reconoce lo que has hecho,
camella liviana de extraviados caminos,
24asna salvaje criada en la estepa,
cuando en celo otea el viento,
¿quién domará su pasión?
Los que la buscan no necesitan cansarse,
la encuentran encelada.
25Ahórrales calzado a tus pies, sed a tu garganta;
tú respondes: ¡De ninguna manera!
Estoy enamorada de extranjeros
y me iré con ellos.
26Como se queda turbado un ladrón sorprendido,
se quedan turbados los israelitas,
con sus reyes, príncipes, sacerdotes y profetas;
27dicen a su leño: Eres mi padre;
a una piedra: Me has parido;
me dan la espalda y no la cara,
pero en el aprieto dicen: ¡Ven a salvarnos!
28¿Y dónde están los dioses que te hacías?
¡Que se levanten ellos y te saquen del aprieto!
Pues tantos como poblados
eran tus dioses, Judá.
29¿Por qué me ponéis pleito,
si sois todos rebeldes?
-oráculo del Señor-.
30En vano herí a vuestros hijos:
no escarmentaron;
la espada se cebó en vuestros profetas
como león carnicero.
31(Vosotros fijaos en la palabra del Señor).
¿Me he vuelto desierto para Israel
o tierra tenebrosa?
¿Por qué dice mi pueblo:
Huimos, ya no volvemos a ti?
32¿Acaso olvida una joven sus joyas,
una novia su cinturón?
Pues mi pueblo me tiene olvidado
un sinfín de días.
33¡Qué bien te sabes el camino de tu amor!
¡Que bien te has aprendido el mal camino!
34En tus manos hay sangre de pobres inocentes:
no los sorprendiste abriendo un boquete.
35Y encima dices: Soy inocente,
su ira no me alcanzará.
Pues yo te juzgaré
por haber dicho que no has pecado.
36¡Qué poco te cuesta cambiar de rumbo!
Pues Egipto te dejará plantada
como te dejó Asiria;
37también de allí saldrás
con las manos en la cabeza,
porque el Señor ha rechazado
la base de su confianza,
y no tendrás éxito con ellos.
Explicación.
2,1-4,4 Un principio temático y una estructura típica unifican esta serie heterogénea de oráculos, un tiempo autónomos. El autor del libro se ha interesado aquí más en sorprender y mostrar conexiones que en captar y fijar cada oráculo en su surgir primigenio. El tema es un acto penitencial en forma de pleito contradictorio (2,9.29): se puede comparar con Sal 50-51 o Is 1,10-20. Un vínculo jurídico, alianza o matrimonio, liga las dos partes. Dios, como parte ofendida, se querella con la parte ofensora: le denuncia el incumplimiento, afirma el cumplimiento propio, exige el reconocimiento de la culpa, promete y amenaza, está dispuesto a reconciliar y perdonar. La parte ofensora se defiende a veces, negando la propia culpa, justificándose, hasta que se rinde, confiesa y pide perdón. Estos componentes aparecen a lo largo del texto.
En el desarrollo de temas tradicionales luce Jeremías su riqueza imaginativa y su fuerza expresiva: el profeta "sabe hablar". Domina en el texto la imagen conyugal, establecida por Oseas (Os 2) y trasmitida por Isaías (1,21-26; 5,1-7): el pueblo era novia y joven esposa (2,2.32), mujer infiel (2,25; 3,20), amante fácil (2,20; 3,9.13), mujer repudiada (3,1); en un momento, la noble imagen matrimonial baja al nivel del celo animal instintivo (2,23s). El símbolo matrimonial es más importante que el de la alianza.
Se añaden las imágenes de fecundidad vegetal (también presentes en Os 2 e Is 5): cosecha (2,3), vid (2,21), agua de manantial (2,13), lluvias negadas (3,3), tierra desierta (2,31). Hay un par de imágenes animales: novillo indómito (2,20) y ovejas dóciles (3,14s). Es una poesía retórica, con preguntas, exclamaciones y otros recursos para impresionar y mover a los oyentes.
2,2 La capital personifica como matrona al pueblo entero. El primer amor, juvenil, se recuerda con añoranza (Prov 5,18). La etapa del desierto está idealizada en el recuerdo, como tiempo de ilusión y entrega.
2,3 Las primicias de las plantas se consagraban al Señor y eran sagradas (Lv 19,23-25): quien las come sin estar autorizado, comete sacrilegio y es castigado. Israel era, por la elección, primicia entre los pueblos.
2,5 Supuesto el contrato o compromiso, la infidelidad de una parte autoriza a la otra a rescindirlo, alejarse y comprometerse con otro. Dios no ha faltado a sus compromisos; es la esposa quien lo ha abandonado sin justificación. "Vaciedades", soplo, vanidad, es título despectivo de los ídolos: el hombre se convierte en imagen de lo que adora (Sal 115,8; 135,18).
2,6-7 Minúscula síntesis de la liberación en sus tres tiempos clásicos: salida de Egipto, camino por el desierto, entrada en la tierra. Propone el contraste entre esterilidad y fertilidad. La tierra prometida es sagrada, como heredad del Señor, los israelitas la profanaron (Lv 8,24-28; Sal 106,37-39).
2,8 Cuaterna de personas responsables y culpables, que un día se volverán contra el profeta. Los sacerdotes (Jeremías es del gremio) "buscan" su provecho; los doctores interpretan la ley pervirtiéndola (Is 10,1s); los profetas venden sus servicios a divinidades falsas o inoperantes. Los mediadores de Dios han cortado la mediación.
2,9 Compárese con Os 2,4.
2,10-11 Como Is 1,3 alegaba el ejemplo de animales sin razón, Jeremías alega el ejemplo de pueblos sin revelación, de Occidente y Oriente. La gloria del Señor, presente sin imagen y activa, se opone a los dioses paganos, visibles e inoperantes (Sal 106,20; Rom 1,23).
2,12 Los cielos son testigos notariales de Dios en el pleito (Sal 50,4; Is 1,2); esta vez conmovidos por la insensatez del pueblo.
2,13 Agua viva, manante, no estancada, perenne, no intermitente (15,18; Job 6,15; Sal 36,10).
2,14-17 Enuncia la dialéctica histórica de las alianzas. Israel nació libre, de Sara y no de Agar. Su esclavitud en Egipto fue ilegal. Como pueblo nació para la libertad. Aceptando la soberanía exclusiva del Señor, tenía garantizada la libertad frente a extranjeros agresores (=leones). Cuando entra en alianzas de vasallaje y protectorado, queda a merced de potencias interesadas y despiadadas: un tiempo Asiria, hoy Egipto (Is 30,1-5). "Te raparon la coronilla" es traducción dudosa; a la luz de 48,45 podría referirse a la capital.
2,18 Agravante: Judá busca otra vez remedio en quienes fueron causa de su desgracia (Is 31,1-3). Sobre pactos: Os 7,11; 12,2. El pueblo ha de vivir solamente de la alianza con Dios.
2,19 Metáfora tomada del gusto, el cual permite saborear y discernir (Is 7,15s; Sal 34,9). El abandono ha sido temerario.
2,20 "Yugo": imagen tomada del animal indómito o del esclavo rebelde (Os 10,11; Is 14,25).
El culto idolátrico de los baales, dioses de fertilidad, era siempre infidelidad al Señor y a veces incluía prácticas de prostitución sagrada.
2,21 "Vid": imagen tradicional, de Os 9, 10; 10,1; Is 5,1-7. Cepa borde es la no cultivada o los tallos que brotan por debajo del injerto.
2,22 Puede aludir a intentos de purificación legal o ritual (Is 1,18); mancha es uno de los símbolos elementales del pecado (Sal 51,4.11).
2,23-24 La parte acusada intenta defenderse negando los cargos. La otra parte aduce las pruebas. Baal, dios de la fertilidad, tenía muchos manifestaciones locales; además baal significa también marido. Ella, no satisfecha con uno, acude a varios. El "valle" anónimo podría ser el de Hinnón (Gehenna), centro de cultos prohibidos: 7,39; 9,2-13; 32,35.
2,25 Es decir, ahórrate la sed y el gasto de calzado de tanto viaje: probablemente en busca de alianzas políticas. Las potencias extranjeras ocupan el puesto del Señor en el amor de la adúltera. Ez 16,25-28.
2,26 El delincuente sorprendido en flagrante delito no puede negarlo, queda convicto, no puede defenderse; lo mismo las autoridades oficiales de Israel. Véase el v. 34.
2,27 Las divinidades paganas se distinguían sexualmente. Los títulos simbolizan la creación, generación y protección (Is 1,3; 63,16; 64,7). La invocación suena a cita de salmo (3,8).
2,28 Véase el testimonio de Moisés (Dt 32,37) y la polémica de Jue 10,14.
2,29 La parte acusada contraataca acusando. Pero aquál que ha quebrantado la alianza no tiene derecho a poner pleito (Is 45,9; 50,8).
2,30 El pueblo acusa a Dios de enviar las calamidades. Al no comprender su sentido, castigo saludable, las cambian de sentido, castigo puro. El hebreo dice "vuestra espada", denunciando la persecución de profetas por parte de las autoridades (1 Re 18-19).
2,31 Buscando la fertilidad como don de los baales, llegan a considerar al Señor como algo estéril, al Dios de la luz (Sal 36,10) como lugar tenebroso.
2,32 Véanse Gn 24,22; Is 49,18; Ez 16, 13s; Cant 1,11.
2,33 Verso dudoso. Otra sugerencia, teniendo en cuenta las correspondencias manifiestas: "Como mejoras tu camino buscando el amor y así empeoras el aprendizaje de tu conducta".
2,34 Según la legislación de Ex 22,1. De la idolatría se sigue una injusticia que llega hasta el homicidio. Según Dt 15,1-10, el pobre tiene derecho a la limosna.
2,35 Negar la culpa es agravante, como confesarla dispone al perdón. Juzgar equivale a sentenciar, condenar.
2,36 Cambia de rumbo, sin acudir a su centro, que es el Señor.
2,37 Base única de confianza es el Señor (2 Re 18,35): buscarla fuera es idolatría.
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