viernes, 20 de noviembre de 2015

JEREMÍAS. CAPÍTULO 31.

311En aquel tiempo -oráculo del Señor-
seré el Dios de todas las tribus de Israel
y ellas serán mi pueblo.
2-Así dice el Señor:
El pueblo escapado de la espada
alcanzó favor en el desierto:
Israel camina a su descanso,
3el Señor se le apareció desde lejos.
Con amor eterno te amé,
por eso prolongué mi lealtad;
4te reconstruiré y quedarás construida,
capital de Israel;
de nuevo saldrás enjoyada
a bailar con panderos en corros;
5de nuevo plantarás viñas
en los montes de Samaría,
y los que las plantan las cosecharán.
6"¡Es el día!", gritarán los centinelas
en la sierra de Efraín,
"en pie, a Sión,
a visitar al Señor, nuestro Dios".
7Así dice el Señor: Gritad jubilosos por Jacob,
regocijaos por el primero de los pueblos,
pregonand, alabad, decid: El Señor ha salvado
a su pueblo, al resto de Israel.
8Yo os traeré del país del norte,
os reuniré en los rincones del mundo.
Qué gran multitud retorna;
entre ellos hay ciegos y cojos,
preñadas y paridas;
9si marcharon llorando,
los conduciré entre consuelos,
los guiaré hacia torrentes,
por vía llana y sin tropiezos.
Seré un padre para Israel,
Efraín será mi primogénito.
10Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla, islas remotas:
El que esparció a Israel lo reunirá, lo guardará
como el pastor a su rebaño;
11el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte,
12y vendrán entre aclamaciones
a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor:
trigo y vino y aceite,
y rebaños de vacas y ovejas;
será como huerto regado,
no volverán a desfallecer,
13entonces la muchacha gozará bailando
y los ancianos igual que los jóvenes;
convertiré su tristeza en gozo,
los consolaré y aliviaré sus penas;
14alimentaré a los sacerdotes
con enjundia
y mi pueblo se saciará de mis bienes
-oráculo del Señor-.
15Así dice el Señor:
Oíd, en Ramá se escuchan gemidos
y llanto amargo:
es Raquel, que llora inconsolable
a sus hijos que ya no viven.
16Pues así dice el Señor:
Reprime tus sollozos,
enjuga tus lágrimas -oráculo del Señor-,
tu trabajo será pagado,
volverán del país enemigo;
17hay esperanza de un porvenir
-oráculo del Señor-,
volverán los hijos a la patria.
18Estoy escuchando lamentarse a Efraín:
Me has corregido y he escarmentado,
como novillo indómito;
vuélveme y me volveré,
que tú eres mi Señor, mi Dios;
19si me alejé, después me arrepentí,
y al comprenderlo me di golpes de pecho;
me sentía corrido y avergonzado
de soportar el oprobio de mi juventud.
20¡Si es mi hijo querido Efraín,
mi niño, mi encanto!
Cada vez que le reprendo me acuerdo de ello,
se me conmueven las entrañas
y cedo a la compasión
-oráculo del Señor-.
21Coloca mojones, planta señales,
fíjate bien en la vía por donde caminas,
vuelve, doncella de Israel, vuelve a tus ciudades,
22¿hasta cuándo estarás indecisa,
muchacha esquiva?,
que el Señor crea de nuevo en el país,
y la hembra abrazará al varón.
23Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel:
Cuando yo cambie vuestra suerte,
se volverá a decir en Judá y en sus poblados:
"El Señor os bendiga,
dehesa legítima, monte santo".
24En Judá y en sus poblados
habitarán juntos los labradores
y los que trashuman con el rebaño.
25Regaré gargantas sedientas,
colmaré a los muertos de hambre.
26(Yo desperté, miré y me pareció un sueño feliz).
27Mirad que llegan días -oráculo del Señor-
en que sembraré en Israel y en Judá
simiente de hombres y simiente de animales.
28Como vigilé sobre ellos para arrancar y arrasar,
para destruir y deshacer y maltratar,
así vigilaré sobre ellos para edificar y plantar
-oráculo del Señor-.
29En aquellos días ya no se dirá:
"Los padres comieron agraces,
los hijos tuvieron dentera",
30pues el que muera, será por su propia culpa
y tendrá dentera el que coma los agraces.
31Mirad que llegan días -oráculo del Señor-
en que haré una alianza nueva
con Israel y con Judá:
32no será como la alianza
que hice con sus padres
cuando los agarré de la mano
para sacarlos de Egipto;
la alianza que ellos quebrantaron
y yo mantuve -oráculo del Señor-;
33así será la alianza que haré con Israel
en aquel tiempo futuro -oráculo del Señor-:
Meteré mi Ley en su pecho,
la escribiré en su corazón,
yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo;
34ya no tendrán que enseñarse
unos a otros, mutuamente,
diciendo: "Tienes que conocer al Señor",
porque todos, grandes y pequeños, me conocerán
-oráculo del Señor-,
pues yo perdono sus culpas y olvido sus pecados.
35Así dice el Señor:
que establece el sol para iluminar el día,
el ciclo de la luna y las estrellas
para iluminar la noche,
que agita el mar y mugen sus olas
-su título es Señor de los ejércitos-:
36Cuando fallen estas leyes que yo he dado
-oráculo del Señor-,
la estirpe de Israel ya no será más el pueblo mío.
37Así dice el Señor:
Si puede medirse el cielo en lo alto,
o escrutar en lo profundo el cimiento de la tierra,
yo rechazaré a la estirpe entera de Israel,
por todo lo que hizo -oráculo del Señor-.
38Mirad que llegan días -oráculo de Selor- en que se edificará la ciudad del Señor, desde la torre de Hanael hasta la puerta del Ángulo. 39La cinta de medir seguirá derecha hasta Loma de Gareb y girará hacia Goat. 40Todo el valle de los cadáveres, el cementerio de las cenizas, hasta el valle del torrente Cedrón, y hasta la puerta de los Caballos, a oriente, estará consagrado al Señor, y ya no será arrasado ni destruido jamás.


Explicación.



31,1-40 Éste es uno de los capítulo más importantes y densos del libro, cumbre del mensaje de esperanza. Nos propone dos preguntas: ¿es una composición unitaria y coherente? ¿a quién se dirigía originariamente?


a) El capítulo puede ser unitario por forma y contenido aun manejando materiales diversos. Podemos analizar el capítulo pieza por pieza o bien buscar su unidad señalando sus límites. Escojo lo segundo. Quedan fuera algunos versos: los que se refieren a Judá o a los dos reinos unidos; tres piezas introducidas con fórmula de enlace (27.29.31) que, si por tema encajan bien en el conjunto, por estilo parecen desgajarse.

b) ¿A quién se dirige? ¿A israelitas fieles del reino septentrional?, ¿a judíos, en clave?, ¿a cuantos invocan el nombre ideal de Israel? Con muchos comentaristas me inclino a lo primero: a una misión de Jeremías alentando a los hermanos del norte. Las relaciones entre ambos reinos están ampliamente documentadas: unión y división, hostilidad y reconciliación, batallas y alianzas. La caída de Samaría tuvo que despertar sentimientos encontrados: satisfacción rencorosa, escarmiento, compasión fraterna. Josías intentó conquistar territorios y atraer ciudadanos del norte.

c) Composición y desarrollo. El Señor se dirige a los "supervivientes de Israel" con un mensaje de esperanza: habrá un nuevo éxodo, con una peregrinación a Síón, inaugurando una era de alegría y bienestar (2-6.8-9); se dirige de paso a un grupo no identificado para que participe (7), y a las naciones del orbe para que se enteren.

Al escuchar mensaje tan dichoso, los interpelados desconfían: por la situación del destierro, por la muerte de los varones, por los propios pecados. El pueblo aparece en la figura de la matriarca Raquel, o con el nombre del antepasado Efraín, o como una anónima "muchacha esquiva". A sus objeciones contra la esperanza responde el Señor con el argumento de su amor y su promesa de fecundidad (15-17.18-20.21-22). Hasta aquí el proceso es riguroso. Después de unos versos que se salen del marco (23-26), sigue una triple promesa en crescendo: fecundidad (27s), responsabilidad personal (29-30), nueva alianza (31-34). El Señor confirma sus promesas con doble juramento cósmico (35-36.37).

En resumen: mensaje al interesado, palabras a los circunstantes, objeción y respuesta, promesa y juramento. Es un modo de componer que apreciamos en otros textos, p. ej. en la predicación de Isaías II.

El capítulo está poblado de referencias temáticas y verbales a la liturgia penitencial de 2,1-4,4. Sería útil leerlos y estudiarlos una vez como gran díptico teológico.

31,1 Por la introducción temporal y la fórmula de alianza, este verso sirve de introducción. "Todas las tribus" es expresión enfática: el reino del norte incluía diez tribus (1 Re 11,30-32), cada una con muchos clanes. El título "Dios de Israel" no puede enarbolarse como un monopolio: todas las tribus y clanes son pueblo escogido.

31,2-9 Antes de la restauración, el pueblo tiene que pasar por la experiencia fundacional del éxodo, liberación y prueba, en la cual se revela el amor eficaz de Dios. Tomará la forma de camino por un desierto, peregrinación a un santuario.

31,2-3b La raíz de todo es el amor: en virtud del cual Dios "prolonga su lealtad" más allá del pecado y el castigo; en virtud de esa lealtad, el pueblo puede alcanzar el "favor" en un momento infausto. Amor, favor y lealtad forman una terna significativa.

31,3c-5 De ahí brota la esperanza: hay un "todavía, de nuevo". Los dos verbos de la vocación, construir y plantar (1,10) suenan en sentido propio y como símbolos. Entre lo urbano y lo agrario, entre el reposo de la ciudad y el trabajo del campo, el poeta incrusta la fiesta, que transforma el vestido en adorno, el movimiento en danza (cfr. Jue 9,27).

31,6 El tema de la romería recubre el del desierto. Los centinelas de los poblados, que espían el asomar del alba (Sal 130,6) dan el grito matutino para despertar a los romeros (Sal 122,1). La romería los conduce a Sión, centro espiritual del pueblo (cfr. 2 Cr 30).

31,7 Creo que se dirige a Judá: el hermano que se ha quedado en casa debe alegrarse de la vuelta del hermano pródigo, que sigue siendo "cabeza" de naciones (Dt 38,13), "pueblo" del Señor.

31,8 Probablemente adición que ensancha el horizonte en época posterior; pero respetando tema, imagen y esquema del éxodo. "Ciegos y cojos" desfilan en Is 35,5s. "Preñadas y paridas" sintetizan dolor y fecundidad: preñez, que estorba el caminar y es prenda de futuro; parto que atenaza con su dolor y suelta redoblando el gozo.

31,9 Pasamos a la imagen paterna: Ex 4,23; Dt 8,5. "Primogénito": parece aludir a la historia de Manasés y Efraín, según Gn 48,8-20: el menor antepuesto al mayor.

31,10 El mensaje se ensancha y coloca el suceso ante un público universal: a todos se revela el amor especial del Señor. "Islas remotas" es expresión típica de Isaías II: 11,11; 41,1; 42,10.12; 49,1.

31,11 La "mano más fuerte" podría ser el poder imperial de Asiria, fuertemente debilitado o ya destruido (depende de la datación del oráculo). Es posible que en aquella época de decadencia algunos israelitas se repatriaran. "Rescatar" es también término favorito de Isaías II.

31,12 El Señor convida a todos con los "bienes" de su templo (Sal 65,5): productos de labradores y pastores, que sintetizan la economía de los repatriados.

31,13-14 En la celebración eucarística la enjundia se reservaba para los sacerdotes. ¿Quiénes son éstos? ¿Peregrinos pertenecientes a familias de abolengo sacerdotal?, ¿descendientes de sacerdotes destituidos por Jeroboán (1 Re 12,31)?; ¿son adición del autor de 33,18.21c.22d? La danza expresa el carácter festivo: todos son absorbidos en la rueda gozosa. Aquí termina el gran itinerario de la reconciliación. ¿Demasiado bello para ser real? Así lo piensan Raquel y Efraín.

31,15-17 Raquel era la madre de José y Benjamín; por José era abuela de Efraín; según Rut 4,11, fue una matriarca de Israel. Aquí representa un papel nuevo: no muere ella, sino sus hijos; se levanta de la tumba para ejercer el oficio de plañidera experta (9,16-20). Su llanto inconsolable es su respuesta al magnífico mensaje del Señor (cfr. Lam 1,16.21; 2,18-22). El cual le responde personalmente (como en Is 49,21s). La "paga de su trabajo" son los hijos (Sal 127,3), que ella recobrará porque un resto sobrevive y retornará.

31,18-19 La objeción de Efraín es su conciencia de pecado. En un par de versos se adensan las referencias verbales (en hebreo) a la liturgia penitencial del comienzo del libro: lamento (4,1); escarmiento (2,19); animal indómito (2,24); volver (2,35); (3,1-22); juventud (3,24s); mano (2,19.23; 3,13); ignominia 2,26; 3,24s; vergüenza 3,3; hacer volver 2,24. Aquí dominan los elementos positivos. Con todo, el joven desconfía de sí; si Dios tomase la iniciativa...

31,20 Dios responde con un vuelco de cariño paternal (como en Os 11,8). Había enunciado antes su paternidad (9), ahora se le escapa como desahogo incontenible, anulando lo dicho en 13,14 y 21,7.

31,21-22 El pueblo está ahora personificado en la figura de una muchacha; su objeción está implícita. Tiene razón para desconfiar y no volver (3,1), pero la invitación es urgente (3,12). Y no se trata sólo de volver al pasado, sino que Dios se pondrá a crear de nuevo (Is 43,18s; 48,7). No sólo volverán los hijos desterrados y supervivientes, sino que nacerán y serán concebidos otros. El personaje es cada mujer israelita, llamada a ser madre, y es el pueblo entero, como matrona que se abraza otra vez con su esposo. Los sustantivos usados para "hembra y varón" son los del Génesis (1,27); el verbo es raro, quizá escogido por su consonancia con "volver" y "esquiva".

31,23-25 Tras nueva introducción solemne, el capítulo menciona a Judá. Pienso que es un oráculo posterior, inserto aquí para acomunar los dos reinos en la restauración futura. "Cambiar la suerte" cristaliza como fórmula la restauración. "Dehesa" puede referirse a la capital (Is 33,20) o abarcar todo el territorio (Ex 15,13). "Legítima" o justa (cfr. Is 1,21-26). Explicando la fórmula concisa: territorio legítimo, poseído con derecho, en cuyo centro se alza el monte consagrado por el templo del Señor. No habrá rivalidad entre labradores y pastores.

31,26 ¿Quién pronuncia esta frase?, ¿qué significa aquí? Ya conocemos la irrupción lírica de Jeremías en pleno oráculo. ¿Será que no da crédito a sus palabras, que le parece soñar? (Sal 126,1). Como si también él tuviera una objeción, a la que responde el Señor con un juramento (35-37).

31,27-28 Llegamos a la terna o bina de oráculos proyectados en un futuro indefinido. Terna si nos atenemos a las introducciones, bina si subordinamos la segunda a la primera, como objeción a la promesa. Comienza con la bendición de la fecundidad (Os 2,25). Recoge después los cuatro verbos de la vocación (1,10) a los que añade otros tres para formar un septenario. Las dos "Casas" anuncian la reunificación.

31,29-30 Objeción implícita, recordando Ez 18: si cargamos con las culpas de los antepasados (3,24s), que Dios se encarga de traernos a la memoria, nunca será posible la restauración. La idea ha cuajado en un proverbio mordiente, que puede sonar casi como blasfemia (Ez 18,2). Respuesta: se acabó la validez del proyecto, se inaugura una era de responsabilidad personal.

31,31-34 Dios sella la reconciliación actuando una nueva alianza. En 31 se mencionan Israel y Judá, en 33 sólo Israel: es más fácil de explicar una adición que una supresión.

La alianza fracasada exigía adhesión exclusiva al Señor, traducida en el cumplimiento íntegro de la ley. La ley estaba formulada con toda claridad y respaldada por bendiciones y maldiciones. Pero era externa, grabada en una lápida, con la que no sintonizaban los ánimos de los hombres. La nueva alianza inscribirá dentro la ley, de modo que se convierta en el impulso o dinamismo de la conducta; el corazón estará remodelado por la impronta viva de la ley.

Así se restablecen las relaciones personales, sustancia auténtica de la alianza. Se afirma el conocimiento del Señor, que es reconocimiento y se traduce en trato. Faltaba en jefes y pueblo (2,8; 4,22; 9,2). La transformación hará que dicho conocimiento actúe como don instintivo, no como lección aprendida.

Un "perdón" total, sin reservas, es el primer acto de la reconciliación, en el cual se manifiesta el "amor eterno" del Señor. Estos versos están citados y aludidos muchas veces en el NT, p. ej. Rom 11,27; Heb 8,8-12; 10,16-17.

31,32 "Mantuve": en hebreo fui señor o fui marido. En clave de alianza, el Señor es el soberano que ha cumplido sus compromisos; en clave matrimonial, el Señor es el marido al que la esposa ha sido infiel.

31,35-36 En el juramento, Dios apela a su actividad creadora: a los astros que le sirven puntualmente, al mar cuya resistencia domeña. Como controla la naturaleza, controla la historia; también sus fuerzas hostiles y rebeldes. El v.35 se lee también en Is 51,15 con la misma función. "Estirpe de Israel" es el reino septentrional (2 Re 17,20), son todos sin distinción (Is 45,25 y Sal 22,24), es la comunidad repatriada (Neh 9,2).

31,37 Segunda parte del juramento, según el esquema: como es imposible A, es imposible B. Pero el esquema queda desbordado por la fuerza de los símbolos. El amor del Señor es eterno e inmenso: las medidas humanas no sirven para definirlo ni sus límites para aprisionarlo (cfr. Is 40,13; 59,1).

31,38-40 Detrás del juramento alguien ha añadido una predicción, magnífica por el futuro perdurable que promete, minuciosa por los datos de catastro que aduce. Se parece en espíritu a las descripciones topográficas del final de Ezequiel.

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