11Palabras de Jeremías, hijo de Jelcías, de los sacerdotes residentes en Anatot, territorio de Benjamín. 2Recibió palabras del Señor durante el reinado de Josías, hijo de Amón, en Judá, el año trece de su reinado, 3y de Joaquín, hijo de Josías, hasta el final del año once del reinado en Judá de Sedecías, hijo de Josías; hasta la deportación de Jerusalén en el mes quinto.
Vocación y primeros oráculos (Ex 3-4; 1 Sm 1-3; Is 6; Ez 2)
4El Señor me dirigió la palabra:
5-Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de salir del seno materno te consagré y te nombré profeta de los paganos.
6Yo repuse:
-¡Ay Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.
7El Señor me contestó:
-No digas que eres un muchacho: que a donde yo te envíe, irás; lo que yo te mande, lo dirás. 8No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.
9El Señor extendió la mano, me tocó la boca y me dijo:
10-Mira, yo pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, destruir y demoler, edificar y plantar.
11El Señor me dirigió la palabra:
-¿Qué ves, Jeremías?
Respondí:
-Veo una rama de alerce.
12Me dijo:
-¡Bien visto! Que alerta estoy yo para cumplir mi palabra.
13De nuevo me dirigió la palabra:
-¿Qué ves?
Respondí:
-Veo una olla hirviendo que se sale por el lado del norte.
14Me dijo:
-Desde el norte se derramará la desgracia sobre todos los habitantes del país. 15Voy a reclutar a todas las tribus del norte -oráculo del Señor-:
Vendrá y pondrá cada uno su asiento
frente a las puertas de Jerusalén,
en torno a sus murallas
y frente a los poblados de Judá.
16Entablaré pleito con ellos
por todas sus maldades:
porque me abandonaron,
quemaron incienso a dioses extranjeros
y se postraron ante las obras de sus manos.
17Y tú cíñete, en pie, diles lo que yo te mando.
No les tengas miedo;
que si no, yo te meteré miedo de ellos.
18Yo te convierto hoy en plaza fuerte,
en columna de hierro, en muralla de bronce,
frente a todo el país:
frente a los reyes y príncipes de Judá,
frente a los sacerdotes y los terratenientes;
19lucharán contra ti, pero no te vencerán,
porque yo estoy contigo para librarte
-oráculo del Señor-.
Explicación.
1,4-19 El tema de la vocación profética, dividido en vocación y envío (4-10 y 17-19) enmarca dos oráculos paralelos y complementarios; como si entre dos hojas de una puerta nos dejaran mirar hacia el futuro. Siendo la redacción del texto posterior, es de suponer que el autor haya proyectado su experiencia madura hacia el comienzo absoluto. Al género pertenecen Ex 3-4; 1 Sm 3; Is 6; Ez 2-3.
1,4-10 La vocación incluye elección, consagración y nombramiento. La elección precede a la existencia, como si la fundase (cfr. Is 49,5; Lc 1,41s; Gal 1,15s). Si la vocación funda la existencia, un día la misión podrá consumir la existencia. Consagrar es apropiarse algo para una tarea sacra. La vocación profética es más sagrada que la sacerdotal (cfr. Dt 17-18). El nombramiento tiene dimensión universal: desborda los límites de la patria, aunque se centre en ella. ¿Qué decir del alcance universal de Jr en nuestra historia?
1,6-8 La objeción del llamado es reacción frencuente: Moisés Ex 4,10; 6,12; Jue 6,15. Expresa el temor que engendra lo vasto y difícil de la empresa. Alega incapacidad de lenguaje; pero Jeremías fue magnífico poeta y orador. El Señor responde con un imperativo categórico: habrá de ir como enviado y hablar en nombre de Dios. La garantía se promete en una forma escueta: quien lleva como nombre un simple "Soy", se hará sentir como un "Soy contigo". Veremos de qué modo tan paradójico se realizará.
1,9-10 La consagración, casi sacramental, incluye el gesto y el texto. Dios no da al profeta las palabras, el mensaje hecho, sino que moverá y guiará desde dentro su actividad literaria. Como divina, la palabra será poderosa: lo dice en la imagen de dos actividades fundamentales del hombre antiguo: vida agrícola y vida urbana (18,9; 32,28; 42,10; 1 Cor 3,9).
1,11-16 Los dos oráculos adoptan el esquema clásico de visión con explicación (Am 7-8), símbolo e interpretación. Si la explicación limita, el símbolo permanece abierto y disponible.
1,11-12 El original juega con la semejanza sonora en hebreo de "almendro" (de flor temprana) y "madrugar"; que hemos imitado con la paronomasia española "alerce / alerta". La coyuntura histórica como una sazón agrícola (cfr. Is 18,4s).
1,13-16 Una escena casera, el subir y salirse del líquido hirviente de una olla, se transforma imaginativamente en el derramarse de una desgracia hirviente y arrolladora (cfr. Is 8,6-8). Vendrá por el norte, pero todavía no se identifica. La precisión del asedio y el carácter de sentencia judicial pueden pertenecer a elaboración posterior.
1,17-19 Quien viste larga túnica flotante, se la ciñe para el trabajo (Sal 65; 2 Re 1,8) o para la pelea (Job 38,3; 40,7). Cuando asedia fuera la persecución, surgen dentro los miedos que paralizan; el profeta ha de superarlos confiando en Dios (Sal 27). Si falla en la confianza, quedará invadido de miedos que se multiplican, como atizados por Dios. Tres comparaciones expresivas: "ciudad, muralla, columna": caerá la ciudad, abrirán brecha en su muralla, derribarán sus columnas. El profeta resistirá: ¿cómo?
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