sábado, 22 de agosto de 2015

ISAÍAS. CAPÍTULO 39.

Embajada del rey de Babilonia (2 Re 20,12-19)

391En aquel tiempo, Merodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y regalos al rey Ezequías cuando se enteró de que se había restablecido de su enfermedad.
2Ezequías se alegró y enseñó a los mensajeros su tesoro: la plata y el oro, los perfumes y ungüentos, toda la vajilla y cuanto había en sus depósitos. No quedó nada en su palacio y en sus dominios que Ezequías no les enseñase.
3Pero el profeta Isaías se presentó al rey Ezequías y le dijo:
-¿Qué ha dicho esa gente y de dónde vienen a visitarte?
Ezequías contestó:
-De una tierra lejana han venido a visitarme: de Babilnia.
4Isaías preguntó:
-¿Qué han visto en tu casa?
Ezequías contestó:
-Han visto toda mi casa; no he dejado de enseñarles nada de mis tesoros.
5Isaías le replicó:
-Escucha la palabra del Señor de los ejércitos:
6Mira: llegarán días en que todo lo que hay en tu casa, cuanto atesoraron tus abuelos hasta hoy, se lo llevarán a Babilonia. No quedará nada, dice el Señor. 7Y a los hijos que de ti salieron, que tú engendraste, se los llevarán a Babilonia para que sirvan como palaciegos del rey.
8Ezequías contestó:
-Es favorable la palabra del Señor que has pronunciado. Pues se decía: Mientras yo viva habrá paz y seguridad.

Explicación.

39,1 Marduk (Merodac) Baladán se había proclamado rey de Babilonia en el 721 con el apoyo del rey de Elam, y desde su reino meridional hostilizaba el imperio de Asiria, promoviendo alianzas y rebeliones. La embajada al rey de Judá no era desinteresada.

39,2 Ezequías responde a la cortesía, con una mezcla de vanidad y de confianza en sus posibilidades de resistir. Era un joven de veinte años.

39,3-4 El profeta se presenta como quien exige cuentas. La respuesta del rey suena vanidosa e ingenua al mismo tiempo. También revela confianza humana en Babilonia, como posible aliado contra Asiria.

39,5-7 Pero la visión profética, la palabra de Dios, superan el horizonte histórico próximo: la imagen del futuro destierro atraviesa sombría el momento actual, empequeñeciendo la amenaza de Asiria.

39,8 Pero el rey no quiere temblar por un futuro remoto que no le tocará, quiere disfrutar de su propio futuro limitado.

        Así termina la composición literaria que contiene los oráculos de Isaías y narra o alude a su actividad profética. Con el tema lejano del destierro babilónico empalma sin dificultad el gran canto de la vuelta que comienza en el capítulo siguiente.

ISAÍAS. CAPÍTULO 38.

Enfermedad y curación de Ezequías (2 Re 20,1-11)

381En aquel tiempo, Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a visitarlo y le dijo:
-Así dice el Señor: Haz testamento, porque vas a morir sin remedio.
2Entonces, Ezequías volvió la cara a la pared y oró al Señor:
3-Señor, te presente que he procedido de acuerdo contigo, con corazón sincero e íntegro, y que he hecho lo que te agrada.
Y lloró con largo llanto.
4El Señor dirigió la palabra a Isaías:
5-Ve y dile a Ezequías: Así dice el Señor, Dios de tu padre David: He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas. Mira, añado a tus días otros quince años. 6Os libraré de las manos del rey de Asiria, a ti y a esta ciudad, y la protegeré.
21Isaías ordenó:
-Que traigan un emplasto de higos y lo apliquen a la herida para que se cure.
22Ezequías dijo:
-¿Cuál es la señal de que subiré a la casa del Señor?
7Respondió:
-Ésta es la señal del Señor, de que cumplirá el Señor la palabra dada: 8"En el reloj de sol de Ajaz haré que la sombra retroceda diez grados que ha avanzado".
Y desanduvo el sol en el reloj diez grados que había avanzado.

Cántico de Ezequías (Sal 30; 88)

9Cántico de Ezequías, rey de Judá, cuando enfermó y sanó de la enfermedad:
10<<Yo pensé: "Mediada la vida,
tengo que marchar
hacia las puertas del Abismo;
me privan del resto de mis años".
11Yo pensé: "Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.
12Levantan y enrollan mi morada
como tienda de pastores.
Como un tejedor devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.
13Día y noche me estabas acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estás acabando.
14Como una golondrina estoy piando,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen,
sal fiador por mí!".
15¿Qué le diré y qué pensaré
si él es quien lo hace?
Huye de mí el sueño
por la amargura de mi alma.
16Los que Dios protege, viven,
y entre ellos vivirá mi espíritu:
me has curado, me has hecho revivir.
17La amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi vida
ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.
18El Abismo no te da gracias,
ni la Muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.
19Los vivos, los vivos son
quienes te dan gracias: como yo ahora.
El padre enseña a sus hijos tu fidelidad.
20Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor>>*.

Explicación.

38,1 Aquí corresponde la noticia cronológica de 36,1: año catorce de su reinado, 713; mucho antes de los sucesos narrados en el capítulo precedente, que caen en el año 701. El rey tenía veinte años cuando cayó enfermo.

38,3 A una vida recta y sincera ante Dios corresponde la bendición de "largos años". Ezequías apela a las bendiciones de Dios, en estilo deuteronómico.

38,4 A la súplica responde el oráculo por medio del profeta de corte.

38,5-6 El título divino recuerda la alianza con la dinastía. La promesa que le hacen es limitada, pero apreciable para el que está a la muerte; quince años más de reinado, seguridad para él y para su ciudad; implícitamente, también un heredero (en aquel momento Ezequías todavía no tenía hijos, a juzgar por la edad de Manasés al sucederle). Escúchense esos quince años de reinado seguro en el contexto de la catástrofe de Samaría (722), pues así lo escuchó el joven rey.

38,8 El prodigio del reloj de sol simboliza el alejarse de la muerte, el prolongarse la luz de la vida. El reloj como medida y símbolo de la vida humana ha pasado a nuestras literaturas (Quevedo).

38,10-20 Canto de acción de gracias, con la estructura clásica: narración de la desgracia, recuerdo de la súplica, recuerdo de la liberación, acción de gracias del salmista, invitación a la comunidad.

38,10 Aunque el hombre sea limitado, siente un cierto derecho a una vida colmada: morir a los veinte años es malograrse, es ser privado de algo que le pertenece. La forma impersonal disimula el sujeto, que es Dios.

38,11 La existencia después de la muerte no conoce culto religioso ni vida social. El Abismo se opone a la "tierra de los vivos", tierra creada para que el hombre la habite.

38,12 La comparación de la tienda revela la vida como peregrinación, como camino nomádico: la tienda ha sido por un momento huésped de un terreno, se ha clavado provisoriamente en tierra. Por un momento el hilo de una vida ha diseñado una figura en el tapiz o ha cruzado una parte del tejido; ese hilo se corta sin piedad. La imagen de la tela es más sugestiva que la simple de devanar, que es la de las parcas, y que Quevedo transpone a dimensión cósmica: "Dewvanan sol y luna, noche y día, del mundo la robusta vida" (Job 6,9).

38,13 El salmista siente la obra de Dios como una destrucción continua y feroz, que destroza hasta lo profundo de los huesos. El hombre vive con lucidez su acabamiento paulatino, y sólo puede sollozar.

38,14 Con la imagen del león contrasta la imagen del pájaro inerme, que gime su brevísima oración Dios ha de salir en favor del oprimido, y no hay opresión más dura que la muerte.

38,15 No encuentra palabras para seguir orando, reconoce que es Dios quien lo hace, aunque no lo entiende; el pensarlo le quita el sueño, el único reposo. Desvelado, puede tener conciencia de la muerte que se acerca infatigable; dormido podría acercarse a ella sin sentirlo.

38,16 Repentinamente cambia el tono: de la angustia a la confianza, a la experiencia de la salud. En ellas ha experimientado la mano de Dios, que vivifica. Véase Sal 30,4: "Me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa".

38,17 Ante la tumba vacía siente el hombre su ser de pecado que lo empuja y precipita. Dios detiene la caída porque perdona el pecado.

38,18-19 En fuerte contraste aparecen Abismo, Muerte, difuntos, incapaces de alabar a Dios, de tomar parte en el culto. Su mudez hace resaltar el grito de gozo del salmista, que es a la vez alabanza a Dios y grito triunfal de sentirse vivo.

             Como si no acabara de creer en la curación, canta un himno para persuadirse de que está vivo. Y siente prolongarse su vida en la de los hijos.

38,20 * Los vv. 21 y 22 detrás del v.6.

ISAÍAS. CAPÍTULO 37.

Recurso a Isaías (2 Re 19; Is 14,24-27)


371Cuando el rey Ezequías oyó esto, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y se dirigió al templo del Señor, 2y despachó a Eliaquín, el mayordomo de palacio, a Sobná, el secretario, y a los sacerdotes más ancianos, vestidos de sayal, para que fueran a decirle al profeta Isaías, hijo de Amós:

3-Así dice Ezequías: Hoy es un día de angustia, de castigo y de vergüenza; los hijos llegan al parto, y no hay fuerza para darlos a luy. 4Ojalá oiga el Señor las palabras del copero mayor, a quien su señor, el rey de Asiria, ha enviado para ultrajar al Dios vivo, y castigue las palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. Reza por el resto que todavía subsiste.
5Los ministros del rey Ezequías se presentaron a Isaías 6y él les respondió:
-Decid a vuestro señor: Así dice el Señor: No te asustes por esas palabras que has oído, por las blasfemias de los criados del rey de Asiria. 7Yo mismo les meteré un espíritu, y cuando oiga ciertas noticias, se volverá a su país, y en su país lo haré morir a espada.


Segunda versión de la embajada (Is 10,5-16)



8El copero mayor regresó y encontró al rey de Asiria combatiendo contra Alba, pues había oído que el rey se había retirado a Laquis 9al recibir la noticia de que Tajarca, rey de Nubia, había salido para luchar contra él.

Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequías a decirle:
10-Decid a Ezequías, rey de Judá: Que no te engañe tu Dios, en quien confiáis, pensando que  Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. 11Tú mismo has oído cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países, exterminándolos, ¿y tú te vas a librar? 12¿Los salvaron a ellos los dioses de los pueblos que mis predecesores destruyeron: Gozán, Jarrán, Résef y los adanitas de Telasar? 13¿Dónde están el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Sefarvaín, de Hená y de Avá?


Oración de Ezequías (Sal 44)



14Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó: 15después subió al templo, la desplegó ante el Señor y oró:

16"Señor de los ejércitos, Dios de Israel,
sentado sobre querubines:
tú sólo eres el Dios
de todos los reinos del mundo,
tú hiciste el cielo y la tierra.
17Presta oído, Señor, y mira.
Escucha el mensaje que ha enviado Senaquerib
para ultrajar al Dios vivo.
18Es verdad, Señor: los reyes de Asiria
han asolado todas las naciones
y sus territorios,
19han quemado todos sus dioses
-porque no son dioses,
sino hechura de manos humanas,
leño y piedra -y los han destruido.
20Ahora, Señor, Dios nuestro,
sálvanos de su mano,
para que sepan todos los reinos del mundo
que tú sólo, Señor, eres Dios".


Respuesta de Isaías (Is 10,5-16)



21Isaías, hijo de Amós, mandó decir a Ezequías:

-Así dice el Señor, Dios de Israel: He oído lo que me pides 22acerca de Senaquerib, rey de Asiria. Ésta es la sentencia que el Señor pronuncia contra él:
Te desprecia y se burla de ti
la doncella, la ciudad de Sión:
menea la cabeza a tu espalda
la ciudad de Jerusalén.
23¿A quién has ultrajado e insultado,
contra quién has alzado la voz
y levantado tus ojos a lo alto?
¡Contra el Santo de Israel!
24Por medio de tus servidores
has ultrajado al Señor:
"Con mis numerosos carros yo he subido
a las cimas de los montes,
a las cumbres del Líbano;
he talado la estatura de sus cedros
y sus mejores cipreses;
llegué hasta la última cumbre,
hasta lo más denso de su bosque.
25Yo alumbré y bebí aguas extranjeras;
sequé bajo la planta de mis pies
todos los canales de Egipto".
26-¿No lo has oído? Desde antiguo lo decidí,
en tiempos remotos lo preparé,
y ahora lo realizo;
por eso tú reduces las plazas fuertes
a montones de escombros.
27Sus habitantes, faltos de fuerza,
con la vergüenza de la derrota,
fueron como hierba del campo,
como verde de los prados,
como grama de las azoteas
agostada antes de crecer.
28Sé cuándo te sientas y te levantas,
cuándo entras y sales;
29cuando te agitas contra mí
y cuanto te calmas sube a mis oídos.
Te pondré mi argolla en la nariz
y mi freno en el hocico,
y te llevaré por el camino por donde viniste.


Signo para Ezequías



30Esto te servirá de señal:

Este año comeréis el grano de ricio;
el año que viene, lo que brote sin sembrar;
el año tercero sembraréis y segaréis,
plantaréis viñas y comeréis sus frutos.
31De nuevo el resto de la casa de Judá
echará raíces por abajo
y dará frutos por arriba;
32pues de Jerusalén saldrá un resto,
los supervivientes, del  Monte Sión:
¡el celo del Señor de los ejércitos lo cumplirá!
33Pues bien, así dice el Señor
acerca del rey de Asiria:
No entrará en esta ciudad,
no disparará contra ella su flecha,
no se acercará con escudo
ni levantará contra ella un talud;
34por el camino por donde vino se volverá,
pero no entrará en esta ciudad
-oráculo del Señor-.
35Yo escudaré a esta ciudad para salvarla,
por mi honor y el de David, mi siervo.


Desenlace



36Aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres; por la mañana, al despertar, los encontraron cadáveres.

37Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, se volvió a Nínive, y se quedó allí. 38Y un día, mientras estaba postrado en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Saréser lo mataron con la espada, y escaparon al territorio de Ararat. Y le sucedió en el trono su hijo Asaradón.


Explicación.



37,1 El templo era la garantía de la ciudad y de sus habitantes (por ejemplo, Sal 46; 48). El rey acude en actitud penitencial, como dispuesto a rezar un salmo de lamentación.


37,3 La imagen evoca esa maduración casi biológica de la historia, para el fracaso = dolores infecundos (Is 26,18).

37,4 Motivo de súplica frecuente en los salmos: que el Señor salga por su honor ultrajado (Sal 79,9-12; 74,10.18.22-23). El "Dios vivo" es título polémico en el contexto: diverso de los demás dioses, que son ídolos inertes (Sal 115).
       
       Uno de los oficios del profeta es interceder (Jr 7,16; 11,14; 14,11). El concepto del resto es pieza típica de la teología de Isaías: el resto es la continuidad del pueblo tras la desgracia, el resto vuelve al Señor (Is 1,9; 6,13; 10,20-21).

37,6 Se supone que Isaías ya ha rezado y ha recibido en respuesta un oráculo de salvación, como indica la fórmula "no te asustes".

37,7 A gran distancia de la patria, en su cuartel general de campaña, el emperador depende continuamente de las noticias que llegan desde el centro y desde la orla del enorme imperio. Y como las noticias tardan muchas veces en llegar, se van haciendo urgentes con el retraso. El "espíritu" es un sentimiento de pánico o desconcierto, por el cual reacciona sin mesura a la noticia: queda atrapado por dentro y por fuera.

37,8-38 Suena como una segunda embajada. Mientras en la primera se insiste en la escena histórica, con un brevísimo oráculo de Isaías, aquí lo narrativo se encoge dejando espacio a la súplica del rey y al oráculo del profeta. El pueblo no entra en escena. Las palabras confiar y librar suenan otra vez, sin desarrollo.

37,9 Tarjaca era rey de Etiopía y de Egipto.

37,10 Sal 46.

37,10-13 El discurso insiste en la impotencia del Señor. Si en la primera versión el rey "engañaba" al pueblo, aquí es su dios quien engaña a Ezequías.

37,14 El mensaje oral, primario, va acompañado de un texto escrito que lo autentifica; el rey lo vuelve a leer. El gesto de desplegar la carta en el templo significa un dar a conocer al Señor los ultrajes.

37,15-20 La súplica abrevia el esquema clásico. En la invocación reúne títulos históricos, cósmicos y cúlticos del Señor. Motivos: la injuria va contra el Señor, el poder del enemigo; sigue un aparte sobre los dioses, en estilo deuteronómico, condicionado por las circunstancias. Termina con la fórmula de reconocimiento, que se extiende a todas las naciones. Así, la visión universal abre y cierra la plegaria. Es muy oportuna esta anchura de horizonte en aquel momento en que los hechos y las palabras del enemigo imponen una visión "universal" de la historia. Yhwh es señor, no sólo de Judá, sino de todos los reinos: en el escenario universal un emperador ha mostrado la impotencia de los ídolos, en el escenario de Jerusalén el Señor mostrará la impotencia de ese emperador. Será el acto culminante del drama, inesperado y sobrecogedor. Como un auto sacramental en vivo: Jerusalén, escenario para el mundo; todos los pueblos, el público.

37,16 "Sentado sobre querubines", es decir, entronizado como soberano. Referencia al arca.

37,21 A la súplica del pueblo o del rey suele responder un oráculo sacerdotal o profético: Isaías desempeña aquí dicha función.

37,22 La ciudad asediada, doncella no sometida al vasallaje del señor extranjero, puede burlarse del conquistador de pueblos.

37,23 Porque Senaquerib esta vez no ataca a un pueblo más, sino que se atreve sacrílegamente con el Santo. Ese Santo es de Israel y saldrá para su gloria. Es título común en los oráculos de Isaías.

37,24-25 El discurso recuerda Is 10; sólo que, en vez de pueblos, contempla la naturaleza sometida en sus campañas: el clásico botín de maderas preciadas del Líbano, pozos cavados para las tropas, los canales del Delta del Nilo vadeados por sus ejércitos. El pronombre personal "yo" abre enfáticamente las dos series de tres verbos; una gran riqueza de aliteraciones muy eufóricas ornamenta majestuosamente el discurso.

37,26-27 El Señor interrumpe el discurso arrogante (la misma técnica de Is 10): él es el verdadero sujeto de la historia. La planea con tiempo, la ejecuta en su momento; y el hombre es mero ejecutor del plan divino.

             En contraste con los árboles centenarios del Líbano, los hombres se convierten en hierba efímera.

37,28-29 Como un domador que vigila todos los movimientos de una fiera y la reduce a la obediencia con un pequeño artificio (véase Job 40,25-32). Variación original y burlesca de la conocida metáfora del enemigo como animal feroz, común en los salmos. Dios observa el desarrollo de todo (Sal 139): cuando Senaquerib entra y sale por las fronteras, el Señor lo controla; cuando se atreve contra el mismo Señor, éste interviene pronunciando su amenaza infalible. La palabra hebrea "nariz" significa cólera; "hocico" puede significar el lenguaje, y "camino"  la conducta; es una ambigüedad irónica.

37,30-32 El oráculo de salvación para el rey y su pueblo empalma con el oráculo precedente, o con los versos 6-7. Es anuncio de paz a través del sufrimiento, de restauración, después de disminuir la población. Las cosechas del presente año han sido saqueadas o destruidas por el ejército invasor, la nueva siembra ha sido imposible; al tercer año volverá la normalidad y se comprobará la validez de la promesa. La tierra continuará su ritmo fecundo, y lo mismo el pueblo como árbol frutal. Jerusalén, último reducto de la resistencia, será nuevo comienzo de vitalidad, por el amor apasionado del Señor (Is 9,6).

             Estos versos, originales de Isaías, plantan un sistema de símbolos que crecerán y se desarrollarán en la teología de la esperanza escatológica. Más tarde se podrán leer también ellos como expresión de dicha esperanza.

37,33-35 Tercer oráculo. El asedio no se coronará con el asalto final, con la conquista; en este sentido, la campaña de Senaquerib fue un fracaso, aunque el emperador cobró un fuerte tributo. Jerusalén es la ciudad de David, la ciudad de la presencia de Dios en el templo; éste será su escudo y salvación.

             Véase: Sal 18,3.31; 33,20; 84,12; 89,19.

37,36-38 Epílogo narrativo, presentado como cumplimiento de los oráculos precedentes.

37,36 Pudo tratarse de una peste violenta que diezmó el ejército y obligó a la retirada. El hecho está contado recordando la noche de la matanza de los primogénitos (Ex 12). En el paso del Mar Rojo, la mañana descubre los cadáveres (Ex 14,24). Véanse Is 17,14 y 29,7.

37,37 En la retirada también pudieron influir las noticias de Egipto.

37,38 El narrador considera esta muerte violenta como castigo de Dios. Precisamente es asesinado en el templo de su propio dios, que no es capaz de librarlo. En rigor, Senaquerib murió veinte años más tarde, el 681; y su muerte fue el comienzo de la decadencia de su imperio.

ISAÍAS. CAPÍTULO 36.

SECCIÓN  HISTÓRICA


Invasión de Senaquerib (2 Re 18; Is 8,5-8; 10,28-32)


361El año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, subió contra las plazas fuertes de Judá y las conquistó.
2Desde Laquis el rey de Asiria despachó al copero mayor para que fuera con un fuerte destacamento a Jerusalén, al rey Ezequías. El copero mayor se detuvo ante el canal de la Alberca de Arriba, junto a la calzada del Campo del Batanero. 3Salieron a recibirlo Eliaquín, hijo de Jelcías, mayordomo de palacio; Sobná, el secretario, y Yoaj el canciller, hijo de Asaf. 4El copero mayor les dijo:
-Decid a Ezequías: Así dice el emperador, el rey de Asiria: ¿En qué fundas tu confianza? 5Tú piensas que la estrategia y la valentía militares son cuestión de palabras. ¿En quién confías para rebelarte contra mí? 6¿Te fías de ese bastón de caña cascada que es Egipto? Al que se apoya en él se le clava en la mano y se la atraviesa. Eso es el faraón para los que confían en él. 7Y si me replicas: "Confiamos en el Señor, nuestro Dios", ¿no es éste el Dios cuyas ermitas y altares he suprimido Ezequías, exigiendo a Judá y a Jerusalén que se postren solamente ante ese altar? 8Por tanto, haz una apuesta con mi señor, el rey de Asiria, y te daré dos mil caballos, si es que tienes quien los monte. 9¿Cómo te atreves a desairar a uno de los últimos siervos de mi señor, el rey de Asiria, confiando en que Egipto te proporcionará carros y jinetes? 10¿Te crees que he subido a devastar este país sin contar con el Señor? Fue el Señor quien me dijo que subiera a devastar este país.
11Eliaquín, Sobná y Yoaj dijeron al copero mayor:
-Por favor, háblanos en arameo, que lo entendemos; no nos hables en hebreo ante la gente que está en las murallas.
12Pero el copero les replicó:
-¿Crees que mi Señor me ha enviado para que os comunique a ti y a tu señor este mensaje? También es para los hombres que están en la muralla, y que con vosotros habrán de comer su excremento y beber su orina.
13E irguiéndose el copero mayor, gritó a voz en cuello, en hebreo:
-Escuchad las palabras del emperador, rey de Asiria:
14Así dice el rey: que no os engañe Ezequías, porque no podrá libraros. 15Que Ezequías no os haga confiar en el Señor, diciendo: "El Señor nos librará y no entregará esta ciudad al rey de Asiria". 16No hagáis caso a Ezequías, porque esto dice el rey de Asiria: rendíos y haced la paz conmigo, y cada uno comerá de su viña y su higuera y beberá de su pozo; 17hasta que llegue yo, para llevaron a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de mosto, tierra de pan y de viñas. 18Que no os engañe Ezequías, diciendo: "El Señor nos librará". ¿Acaso los dioses de las naciones libraron a sus países de la mano del rey de Asiria? 19¿Dónde están los dioses de Jamat y Arpad, dónde los dioses de Sefarvaín? ¿Han librado a Samaría de mi poder? 20¿Qué Dios de esos países ha podido librar sus territorios de mi mano? ¿Y va a librar el Señor a Jerusalén de mi mano?
21Ellos callaron y no le respondieron palabra. Tenían consigna del rey de no responder. 22Entonces Eliaquín, hijo de Jelcías, el mayordomo de palacio, Sobná, el Secretario, y Yoaj el canciller, hijo de Asaf, se presentaron al rey Ezequías con las vestiduras rasgadas y le comunicaron las palabras del copero mayor.


Explicación.



SECCIÓN HISTÓRICA.



                 Este bloque narrativo coincide, salvo el himno de Ezequías, con 2 Re 18,17-20,19. El mensaje profético está presentado surgiendo de la situación histórica, condicionado por ella, quizá restringido a ella. Las palabras de Isaías son en esta sección una fracción mediana, pero la figura del profeta se alza dominadora, por encima del rey de Judá y del emperador Asirio. Si es coherente con su exigencia de fe en el Señor, sabe pasar de la promesa a la amenaza cuando las premisas históricas cambian.



                Los tres episodios están invertidos cronológicamente: invasión y fracaso (36-37), enfermedad y curación (38), embajada del rey de Babilonia (39).



                 Vamos a adelantar algo de información extrabíblica sobre la campaña. Del Prisma de Senaquerib sobre el sitio de Jerusalén (ANET 287 B; 288 A):



                "Todos los reyes amorreos vinieron a besarme los pies trayendo magníficos presentes y ricos tributos: Menajén de Samsimuruna, Tubalu de Sidón, Abdiliti de Arvad, Urumilki de Biblos, Mitinti de Asdod, Buduili de Bet-Amón, Jamusunadbi de Moab y Ayarammu de Edom. En cambio, a Sedecías, rey de Ascalón, que no se sometió a mi yugo, lo desterré a Asiria con sus dioses penates, su mujer, hijos, hermanos y todos los descendientes masculinos de su familia. Nombré rey de Ascalón al que lo era antes, Sarruludari, hijo de Rukibtu, y le impuse un pago de tributo y entrega de presentes a mí como soberano suyo. Ahora intenta sacudir mis coyundas.



               Siguiendo mi campaña sitié Bet-Dagón, Jafa, banay-Barqa, ciudades de Sedecías, por no haberse apresurado a inclinarse a mis pies. Las conquisté y me llevé su botín. Los oficiales, los patricios y el pueblo de Ecrón había encadenado a su rey Padi, leal al juramento pronunciado por el dios Asur, y se lo habían entregado al judío Ezequías; éste lo retenía ilegalmente en prisión, como si fuera un enemigo; se asustaron y pidieron auxilio a los reyes de Egipto y a los arqueros, carros y caballos de Etiopía -un ejército innumerable-, que acudieron a reforzarlos. En la llanuara de Elteqe se pusieron en orden de combate contra mí y afilaron sus armas. Pero siguiendo un oráculo fidedigno de mi señor, el dios Asur, luché contra ellos y los derroté. Sitié Eltege y Timna, las conquisté y me llevé su botín. Asalté Ecrón, maté a los oficiales y patrios reos del crimen y colgué sus cadáveres en postes rodeando la ciudad. A los ciudadanos reos de delitos menores los torné como prisioneros de guerra; a los demás, que no habían sido acusados de crímenes ni delitos, los solté. Hice traer de Jerusalén a su rey, Padi, lo restablecí en el trono, y como soberano le impuse un tributo.



              Ezequías el judío no se sometió a mi yugo. Entonces yo sitié sus fortalezas, 46 plazas fuertes y pueblos innumerables de los alrededores: hice rampas de acceso, usé arietes con los infantes, minas y zapadores. Desalojé 200.150 personas, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, además innumerables caballos, mulas, asnos, camellos, ganado mayor y menor, y lo tomé como botín de guerra. A Ezequías lo encerré en Jerusalén, su residencia, como a un pájaro en una jaula. Cavé zanjas para dificultar la salida de la ciudad. Desmembré su territorio entregando las ciudades saqueadas a Mitinti rey de Asdod, a Padi rey de Ecrón y a Silibel rey de Gaza. Así reduje su territorio y aumenté el tributo anual que le impuse como soberano, además del tributo precedente. Ezequías, sobrecogido por el terrorífico esplendor de mi señorío, al ver que desertaban las tropas especiales y las selectas que había traído para reforzar su residencia de Jerusalén, me envió más tarde a Nínive treinta talentos de oro, ochocientos de plata, piedras preciosas, antimonio, bloques de piedra roja, divanes y sillas taraceados en marfil, pieles de elefante, ébano, boj y toda clase de tesoros, además hijas, concubinas, músicos de ambos sexos. Para hacer entrega del tributo y rendir homenaje como vasallo envió a su legado personal".



36,1 La noticia cronológica está bien colocada en 2 Re 18,9; en cambio, aquí está fuera de puesto. Su lugar exacto aparece en 38,1. Los sucesos aquí narrados corresponden al año 701.


36,2 Laquis era una plaza fuerte, a unos cuarenta kilómetros al sudoeste de Jerusalén, conquistada por Senaquerib y elegida como cuartel general. El canal de la Alberca de Arriba es el lugar del famoso encuentro de Isaías con Acaz (Is 7,3).

36,4-10 El discurso es una tentación contra la confianza en Dios: va desmontando primero las confianzas humanas, palabras, estrategias, alianzas con Egipto, y ataca después la confianza en Dios. No niega el poder del Señor, pero lo declara contrario a Ezequías y favorable al emperador asirio. Esta parte del discurso repite siete veces el verbo confiar (véase v.5).

36,5 Pueden verse los diversos oráculos de Isaías contra Egipto, no menos enérgicos que lo que dice el asirio: Is 19; 30,1-7 (Egipto es la "fiera que ruge y huelga"); 31,1-3.

36,6 Is 30,1-7.

36,7 La fórmula de confianza es litúrgica. La centralización del culto, con el derribo de santuarios locales, es interpretada como desfavorable al Señor y al pueblo. No faltaría quien pensase así también en Judá.

36,9 Véase Is 31,3.

36,10 En la perspectiva del asirio, Yhwh mismo lo ha enviado a atacar y a destruir; en la perspectiva profética, lo de atacar es verdadero, lo de destruir es falso. Véase también Is 10,6-7 sobre el plan de Dios y el del emperador asirio y también 14,25.

36,11 El arameo era ya entonces la lengua de las relaciones internacionales.

          Ante el miedo de los judíos, el mensajero reacciona con arrogancia: pronuncia entonces una amenaza insultante, intenta dividir al pueblo del rey, promete la paz y bienestar, niega el poder del Señor, la palabra clave de esta sección es "librar".

36,13 El mensajero triplica el título de su señor: "El rey grande (= emperador), el rey de Asiria, el rey (con artículo)".

36,14-15 En un primer momento, Ezequías había incitado a la confianza en Egipto, después había tomado medidas desesperadas para proteger la ciudad (Is 22). Sólo más tarde se afirma la predicación de Isaías, que exhorta a la confianza exclusiva en el Señor y en el templo como garantía (Is 7,12-14; 30,15; 29,6-8; 31,4-6). El embajador no tiene en cuenta a Isaías, pero confirma indirectamente su predicación.

36,16-17 Las promesas del rey de Asiria suenan como las de un Dios deuteronómico: paz y bienestar, vida y no muerte, llevados a una tierra mejor. Hasta deja pequeño al Dios que los sacó de Egipto para llevarlos a Canaán, y se dispone a convertir los años de Palestina en una etapa hacia un reino y una era más feliz.

36,18 Cada nación tiene su dios, cada dios cuida de su país; la guerra entre naciones es como una versión terrestre de una guerra superior entre dioses. El asirio coloca al Señor al nivel de los restantes dioses nacionales (véase Is 10,9-11; Is 10,13-14).

36,21 La consigna real era evitar una disputa dialéctica en aquel momento: su silencio se funda en la confianza del Señor.

ISAÍAS. CAPÍTULO 35.

Vuelta a Sión (Is 43,19-20; 55,12-13)

351El desierto y el yermo se regocijarán,
el páramo de alegría florecerá,
2como flor de narciso florecerá,
desbordando de gozo y alegría;
tiene la gloria del Líbano,
la belleza del Carmelo y del Sarón;
ellos verán la gloria del Señor,
la belleza de nuestro Dios.
3Fortaleced las manos débiles,
robusteced las rodillas vacilantes.
4Decid a los cobardes:
"Sed fuertes, no temáis";
mirad a vuestro Dios, que trae el desquite,
viene en persona, os resarcirá y os salvará.
5Se despegarán los ojos del ciego,
los oídos del sordo se abrirán,
6saltará como ciervo el cojo,
la lengua del mudo cantará;
porque ha obrado agua en el desierto,
torrentes en la estepa,
7el páramo será un estanque,
lo reseco un manantial,
la  hierba cañas y juncos, en el cubil
donde se tumbaban chacales.
8Lo cruzará una calzada
que llamarán Vía Sacra,
no pasará por ella el impuro,
los inexpertos no se extraviarán.
9No habrá por allí leones,
no se acercarán bestias feroces,
sino que caminarán los redimidos
10y volverán por ella los rescatados del Señor:
volverán a Sión con cánticos:
en cabeza, alegría perpetua,
siguiéndolos, gozo y alegría;
pena y aflicción se alejarán.

Explicación.

35 Junto al precedente, es el reverso total. Himno a la alegría, con diez menciones de cuatro sinónimos de "gozo". Con temas del Éxodo, desarrollados en cuaternas y ternas. Es el retorno a la patria, como sacra peregrinación. La renovación afecta a las debilidades del cuerpo mutilado, a la debilidad de la naturaleza yerma. Una corriente de gozo atraviesa y vivifica todo; y la razón del gozo es la gloria del Señor, su recompensa, su redención. Sólo canta la marcha, no describe la instauración del nuevo reino.

             Es interesante el paradigma de lo que se excluye: impuros o profanos, fieras, pena y aflicción (cfr. 25,8).

35,1-2 La transformación de la naturaleza refleja la gloria del Señor.

35,3-4 Compárese con la negativa de Éx 33,2 y la promesa de Is 52,6.

35,5-6 Ojos y oídos eran motivo conductor en 28-33 y lo son en 40-55.

35,8 El hebreo añade una frase dudosa: "él recorrerá el camino para ellos" (Nm 10,33).

ISAÍAS. CAPÍTULO 34.

ESCATOLOGÍA DE ISAÍAS II

Juicio (Is 13,21-22; 66,15-17; Jl 4,1-8; Sof 1,14-18)

341Acercaos, pueblos, a escuchar;
naciones, atended;
escuche la tierra y los que la llenan,
el orbe y cuanto produce;
2porque el Señor está airado
con todas las naciones,
enojado con todos sus ejércitos;
los consagra al exterminio,
los entrega a la matanza.
3Sus muertos son arrojados
y de los cadáveres se levanta el hedor,
los montes chorrean sangre
y los valles se resquebrajan,
4el cielo se enrolla como un pliego
y se marchitan sus ejércitos,
como se alacian los pámpanos,
como se alacia la hoja de la higuera.
5Porque la espada del Señor
se embriaga en el cielo:
miradla bajar hacia Edom
para ejecutar a un pueblo proscrito.
6La espada del Señor chorrea sangre,
está grasienta de sebo,
sangre de corderos y machos cabríos,
sebo de entrañas de carneros.
Porque el Señor hace carnicería en Bosra,
gran matanza en Edom; 7y caen juntos búfalos
con toros y novillos.
Se empapa la tierra de su sangre,
el polvo está grasiento de su sebo;
8porque es el día de la venganza del Señor,
año de desquite para la causa de Sión.
9Sus torrentes se transforman en pez
y el polvo en azufre,
su territorio se vuelve pez ardiente,
10que no se apaga de día ni de noche,
y su humareda sube perpetuamente;
de edad en edad seguirá desolada,
por siglos de siglos nadie la transitará.
11Se adueñan de ella corneja y el erizo,
la lechuza y el cuervo la habitan.
El Señor le aplica la plomada del caos
y el nivel del vaío;
12y no queda nombre con que llamar a su reino,
sus jefes vuelven a la nada.
13En sus palacios crecen espinos;
en sus torreones, cardos y ortigas;
se convierte en cubil de chacales,
en guarida de avestruces;
14se reúnen hienas y gatos salvajes,
el chivo llama a su compañero,
allí descansa el búho y encuentra dónde posarse;
15allí anida la serpiente,
pone, incuba y empolla sus huevos;
allí se juntan los buitres
y no falta el macho a la hembra.
16Estudiad el libro del Señor:
ni uno sólo de ellos falta,
porque lo ha mandado la boca del Señor
y su aliento los ha reunido.
17Echa la suerte para ellos
y su mano les reparte a cordel el país:
lo poseerán para siempre,
de edad en edad lo habitarán.

Explicación.

34 Presenta con vigor imaginativo una visión trágica y lúgubre: la ejecución de una condena y sus funestas consecuencias. Se divide fácilmente en dos secciones, que varios recursos estilísticos definen y que trataremos por separado.

34,1 Introducción, en el estilo de 1,2; 41,1; Dt 32,1.

34,2-10a Está jalonada por la repetición anafórica de la partícula ki encadenado el proceso y su sentido: ira -espada - matanza - venganza. La ira mueve la espada y ejecuta a los reos, la ejecución es acto de justicia vindicativa. Día de ira para Edom y de salvación para Sión, sólo que en un horizonte universal, del cielo, montes y tierra.

34,2-4 Los "ejércitos" son el instrumento del poder militar agresivo. Su aniquilación es una "consagración " ritual. El hedor: Am 4,10. El cielo, otras veces tienda de campaña, está visto como pergamino de manuscrito: se acaba la historia y se enrolla el volumen. Los astros cuelgan como en la copa frondosa de un árbol gigantesco: el brillo de sus hojas se va marchitando.

34,5-6a La espada: Dt 32,42; Jr 46,10: Ez 21 etc. Es el instrumento de la ejecución capital. "En el cielo": da a entender que, antes de bajar a la tierra, ha ejecutado una matanza entre los ejércitos celestes, de los responsables de rebeldía. Véase el comentario a 24,21.

             Animales, sangre y grasa son datos tomados del culto y trasladados a un contexto en que son víctimas pueblo y jefes (Ex 15,15 y paralelos).

34,6b-7 Compárese con Ez 39,17-19 y Sof 1,7.

34,8 El día figura en su doble vertiente: desquite contra el enemigo, defensa de Sión: 61,2; 63,4.

34,9-10 La imagen amplifica libremente el recuerdo de Sodoma y Gomorra, ejemplos de castigo escatológico o definitivo. A la matanza sigue un fuego perpetuo, irreversible.

34,10b-17 Los límites de esta sección están marcados por una inclusión en orden inverso, abc...cba, "edad, poseer, cordel". El cosmos retorna al "caos", la urbe a estado salvaje.

34,11-12 Se adelanta la invasión de las fieras, no muy de acuerdo con un fuego perpetuo. 11a iría mejor detrás de 12. Los instrumentos de construir, plomada y nivel (28,17) se emplean para destruir lo construido (cfr. Jr 1,10 y paralelos).

             El "nombre" (vocalizando shem): compárese con 14,21 y Jr 51,62-64.

34,13-15 La morada lúgubre. Primero las plantas silvestres se adueñan de las ruinas, después se congregan cuadrúpedos, reptiles y aves. Lo contrario del paraíso de 11,1-9. Su ocupación no termina, porque la serpiente empolla (17,29; 59,5) y los machos se juntan con las hembras.

34,16-17 El final es de una ironía amarga. En la tradición del don de la tierra, Dios "reúne" a los dispersos, les "reparte a suertes" la tierra para que la "poseean y habiten". El profeta invita a "estudiar o consultar" dichos libros, para comprobar que Edom y las fieras lo están cumpliendo.

ISAÍAS. CAPÍTULO 33.

Esperanza en el Señor

331¡Ay de ti, devastador, nunca devastado;
saqueador, nunca saqueado!
Cuando acabes de devastar te devastarán a ti,
cuando termines de saquear
te saquearán a ti.
2¡Piedad, Señor, que esperamos en ti!,
sé nuestro brazo por la mañana
y nuestra salvación en el peligro.
3A tu voz atronadora se desbandaron los pueblos,
al levantarte tú se dispersaron las naciones,
4y se recogía botín como se recoge la langosta,
se abalanzaban a él
como avalancha de saltamontes.
5El Señor es excelso, porque habita en lo alto,
el ha llenado a Sión de justicia y derecho;
6la fidelidad será su adorno,
la sabiduría y el conocimiento
serán su provisión salvadora,
el respeto del Señor será su tesoro.

Lamentación

7Oíd, los heraldos gimen en la calle,
los mensajeros de paz lloran amargamente:
8están destruidas las calzadas
y ya no transitan caminantes.
Ha roto la alianza, despreciando a los testigos
y no respetando al hombre.
9Lanquidece y se marchita el país,
el Líbano se decolora y queda mustio,
el Sarón está hecho una estepa,
están pelados el Basán y el Carmelo.

Sentencia de Dios (Sal 15; 24)

10Ahora me pongo en pie, dice el Señor;
ahora me yergo, ahora me alzo:
11Concebiréis paja y pariréis tamo,
y mi aliento como fuego os consumirá;
12los pueblos serán calcinados,
como cardos segados arderán.
13Los lejanos, escuchad lo que he hecho;
los cercanos, reconoced mi valor.
14Temen en Sión los pecadores,
un temblor se apodera de los perversos:
"¿Quién de nosotros habitará
en un fuego devorador,
quién de nosotros habitará
en una hoguera perpetua?".
15-El que procede con justicia,
habla con rectitud
y rehúsa el lucro de la opresión;
el que sacude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias;
el que cierra los ojos
para no complacerse en el mal,
16ése morará en las alturas:
picachos rocosos serán su alcázar,
con abasto de pan y provisión de agua.

Restauración

17Un rey en su esplendor contemplarán tus ojos,
verán un país dilatado,
18y te dirás sobrecogido:
¿Dónde está el que contaba,
dónde está el que pesaba,
dónde el que contaba las torres?
19Ya no verás al pueblo violento,
cuya lengua es oscura y no se entiende,
que pronuncia de modo extraño
e incomprensible.
20Contempla a Sión, ciudad de nuestras fiestas:
tus ojos verán a Jerusalén,
morada tranquila, tienda permanente,
cuyas estacas no se arrancarán,
cuyas cuerdas no se soltarán.
21Que allí el Señor es nuestro capitán,
en un lugar de ríos
y canales anchísimos,
que no surcan barcas de remo
ni la nave capitana los cruza:
23a están flojos sus cordajes,
no sujetan el mástil
ni despliegan las velas.
22Porque el Señor es nuestro juez,
el Señor nuestro gobernador,
el Señor nuestro rey; él nos salvará:
23b entonces el ciego repartirá enorme botín
y hasta los cojos se darán al saqueo;
24y ningún vecino dirá: Me siento mal,
pues al pueblo que allí habita
le han perdonado la culpa.

Explicación.

33 Salvo la referencia a pactos históricos en 7-9, el capítulo está dominado por temas y visiones escatológicos. Si el autor emplea motivos o imágenes preexistentes, les asigna una función nueva. Si el devastador se llama Asiria, aquí representa a las naciones que luchan contra Sión; si la alianza es el vasallaje a Asiria, sus consecuencias trascienden el territorio judío; si el juicio es cúltico, se orienta a una purificación definitiva; si se menciona Jerusalén, es una ciudad transfigurada, irreconocible.

          Intentemos delinear una imagen coherente del capítulo: asalto de naciones contra Jerusalén, frustrado por el Señor, 1-6; Dios anuncia su intervención como juez, para eliminar a los pecadores y dar paz a los justos, 10-16; el Señor inaugura su reinado en la nueva Jerusalén, 17-24. Lo central es el señorío de Dios como rey, jefe, capitán, juez y salvador; y la plenitud de justicia, derecho, fidelidad, saber y respeto del Señor. Cambios de sujeto y destinatario, súplicas y respuestas, interpelaciones dan cierto movimiento dramático o litúrgico a la composición que hoy leemos.

33,1 El agresor tiene título, no tiene nombre: puede ser cualquier agresor de turno. A cada uno se le concede una hora de poder en la historia; abusa de él; pasará la hora y le tocará a él.

33,2-6 Se advierte el eje dispersar -reunir y vaciar - llenar. Dios tiene un puesto: la altura (18,4); un momento: la mañana (Sal 46,6; 90,14); un título: salvador.

33,3 Véanse Nm 10,35 y Sal 68,2.

33,4 Es dudoso el sentido de la comparación: de ordinario sugiere la multitud.

33,5-6 Partimos de 2,6-8, una ciudad llena de ídolos y riquezas; pasamos por los nuevos valores de 11,1-9; desembocamos en la presente visión ideal.

33,7-9 Se refiere a la situación histórica bajo el dominio de Asiria y a los intentos de rebelarse y quebrantar los pactos. Ezequías rompe la alianza, sin respetar a los testigos, que son sgarados (comparar con Ez 17,14, sobre Sedecías y Babilonia). La represión imperial deja arrasados campos, huertos y bosques.

33,10-16 El juez convoca a juicio. Lejanos y cercanos: dicho de los judíos serían la diáspora y los residentes en Judá; dicho de extranjeros, podrían ser reinos limítrofes y potencias distantes; también podría distinguir a paganos de judíos. Todos son convocados a juicio. El fuego consume a los extranjeros hostiles y a los ciudadanos pecadores.

33,10 Como 3,13.

33,11 Como 1,31 y 5,24.

33,12 Véase Am 2,1.

33,13 Véanse Is 57,19; Jr 25,26; Ez 6,12.

33,14 La acción de Dios contra las naciones paganas provoca un temor sagrado, en virtud del cual aflora a la conciencia la culpabilidad. Así brota la consulta litúrgica, semejante a la de los salmos 15 y 24. El Señor ha revelado como fuego que consume a los extraños (10,17; Sal 68,3): ¿quién podrá acercarse?

33,15 Responde una lista sintética de condiciones éticas.

33,16 Compárese con 30,20.

33,17-24 Según las tradiciones davídicas, hay una ciudad elegida donde reina una dinastía estable. En la futura ciudad ideal no habrá rey humano (al revés de 32,1), porque el Señor asume todas las funciones de gobierno: paladín, militar, legislador, gobernador y juez. La ciudad encaramada en un saliente rocoso, inexpugnable, se trasmuta mágicamente en ciudad de ríos y canales (como Babilonia Sal 137, o Nínive compitiendo con Tebas Nah 3,8s:) eco del Sal 46,5, quizá con un recuerdo nostálgico del paraíso con sus cuatro brazos fluviales. Al verla, se preguntan incrédulos los judíos: ¿es esta Sión?, y el profeta les contesta: "la verás con tus ojos". Ríos y canales desempeñan una función pacífica, no necesitan una flota bélica que patrulle y defienda sus calles acuáticas.

             Jerusalén será también la tienda ideal del desierto, centro de todas las fiestas. Capital de un reino de paz, ni agresora ni agredida.

33,18 Véanse Sal 48,13.

33,19 Véanse 28,11; Ez 3,5s; Sal 114,1.

33,20 Véanse 32,18; 54,2.

33,22 Véase de la conquista de Jerusalén por David, 2 Sm 5,6.

33,24 Deshaciendo la maldición de 22,4 y la acusación de 1,4. Pero queda muy por debajo de 25,8.

ISAÍAS. CAPÍTULO 32.

Reino de la justicia (Sal 72; Is 11,1-9)

321Mirad: reinará con justicia un rey
y sus jefes gobernarán según derecho.
2Será uno como abrigo del viento,
reparo del aguacero,
como acequias en secano,
sombra de roca maciza
en tierra reseca.
3Los ojos de los que ven no estarán cerrados
y los oídos de los que oyen atenderán;
4la mente precipitada aprenderá sensatez,
la lengua tartamuda
hablará con soltura y claridad.
5Ya no llamarán noble al necio
ni tratarán de excelencia al pícaro,
6pues el necio dice necedades
y por dentro planea el crimen, practica el vicio
y habla perversamente del Señor,
deja vacío al hambriento,
priva de agua al sediento.
7El pícaro usa malas artes y maquina sus intrigas:
perjudica a los hombres con mentiras
y al desvalido que defiende su derecho.
8En cambio, el noble tiene planes nobles
y está firme en su noble sentir.

Contra las mujeres frívolas (Is 3,16-24; Am 4,1-3)

9Mujeres despreocupadas,
levantaos, escuchad mi voz,
damas confiadas, prestad oído a mi discurso:
10Dentro de un año y unos días
temblaréis las confiadas,
pues se consumirá la vendimia
y no habrá cosecha.
11Estremeceos las despreocupadas,
temblad las confiadas,
desnudaos del todo y ceñíos un sayal,
12golpeaos los pechos en duelo
por los campos preciados,
por las viñas fecundas,
13por las tierras de mi pueblo
donde crecen zarzas y cardos,
por las casas alegres y la ciudad divertida.
14Porque el palacio está vacío,
la ciudad populosa desierta,
el collado y la atalaya, convertidos en cuevas
para siempre, en delicia de asnos
y pastizal de rebaños.

Restauración (Is 65,16-25)

15Hasta que se derrame sobre nosotros
un aliento de lo alto;
entonces el desierto será un vergel,
el vergel contará como un bosque,
16en el desierto morará la justicia,
y el derecho habitará en el vergel,
17el efecto de la justicia será la paz,
la función de la justicia,
calma y tranquilidad perpetuas;
18mi pueblo habitará en un lugar pacífico,
en moradas tranquilas
en mansiones sosegadas;
19aunque sea talado el bosque,
aunque sea abatida la ciudad.
20Dichosos vosotros que sembráis junto al agua
y dais suelta al toro y al asno.

Explicación.

32,1-8 La restauración se concentra en los gobernantes y no presenta rasgos claramente escatológicos. Por el tema de los gobernantes, corrobora la predicación de 1,21-26, aunque por la presencia del rey, hace eco a 11,1-9, y por la descripción social, recuerda a 3,4-7. La descripción del pícaro se alarga complacidamente. "Necio" podría ser alusión a Nabal, que desempeñó un papel importante en la vida de David, y pudo pervivir como ejemplo de lo que su nombre significa. Negó pan y agua a la tropa de David, el cual reaccionó noblemente, sin tomarse la justicia por su mano. Se trata de necedad y picardía culpables, que se vuelven fatalmente contra pobres y desvalidos, y pervierten la justicia. Planean maquinan, encubren y engañan, practican y perjudican. Mientras tengan poder, será imposible un orden justo. Lo perderán cuando el rey futuro instaure el reino de la justicia.

32,1  Véanse 1,21; 5,7; 11,3-4.

32,2 Véanse 4,6; 28,17; 30,2.

32,3 Según 6,10 y 29,18, aplicado a los gobernantes.

32,4 Ideal humano: mente controlada y lengua expedita.

32,8 La nobleza incluye generosidad, ofrecimiento voluntario.

32,9-14 Compárese con Am 4,1-3; Is 3, 18-26. No se menciona como delito la explotación del pobre o el olvido de Dios, sino simplemente la confianza en bienes materiales unida a despreocupación. El castigo será un cambio de situación, marcado por fuertes oposiciones. En el duelo, las mujeres se descubrían el pecho y vestían una falda de estameña.

32,13 Véase 5,6; 7,24.

32,14 Baluarte y atalaya aluden a las fortificaciones de David y sus sucesores.

32,15-20 Oráculo de restauración. Leído como si formara díptico con lo que precede, se aprecia el cambio radical: campos y tierras / vergel y selva; confianza despreocupada / paz tranquila; ciudad populosa y divertida / moradas sosegadas; el ganado al servicio del hombre, la siembra con el riego asegurado. En aquel tiempo caerá una lluvia de espíritu o aliento vital, en virtud del cual sucederá un ciclo nuevo, un encadenamiento de maravillas. Los nuevos habitantes serán Justicia y Derecho (1,21-26), sus efectos serán Paz y Tranquilidad. Una sociedad feliz, en un paraíso sencillo y prodigioso, vivificado por el aliento del cielo.

32,19 Verso dudoso. Si lo tomamos como concesiva, relativiza la función de Jerusalén (cfr. 10,22s), como se relativiza la monarquía al ser sustituida por virtudes personificadas.

ISAÍAS. CAPÍTULO 31.

Contra el pacto con Egipto (Is 30,1-5)

311¡Ay de los que bajan Egipto por auxilio
y buscan apoyo en la caballería!
Confían en los carros, porque son numerosos,
y en los jinetes, porque son muy fuertes;
sin fijarse en el Santo de Israel
ni consultar al Señor.
2Pues él también es hábil
para enviar desgracias
y no ha revocado su palabra.
Se alzará contra una casa de malvados,
contra un auxilio de malhechores.
3Los egipcios son hombres y no dioses,
sus caballos son carne y no espíritu.
El Señor extenderá su mano:
tropezará el protector
y caerá el protegido,
los dos juntos perecerán,
pues me ha dicho esto el Señor:
4Como gruñe el león o el cachorro con su presa
y se reúne contra él un tropel de pastores,
pero él no se arredra de sus voces
ni se intimida por su tumulto,
así bajará el Señor de los ejércitos
a combatir sobre e Monte Sión
y sobre su cima.
5Como un ave aleteando,
el Señor de los ejércitos
protegerá a Jerusalén:
protección liberadora, rescate salvador.
6Hijos de Israel, volved a él
de los hondo de vuestra rebelión.

Conversión de Judá y fin de Asiria

7Aquel día todos rechazaréis
los ídolos de plata y los ídolos de oro
que hicieron vuestras manos pecadoras.
8Asiria caerá a espada no humana,
espada no de mortal la devorará;
y si sus mozos escapan de la espada,
caerán en trabajos forzados.
9Despavorida escapará su Peña,
sus jefes quedarán espantados de su enseña
-oráculo del Señor,
que tiene una hoguera en Sión,
un horno en Jerusalén-.

Explicación.

31,1 La nueva serie, encabezada por otro ay, es en los temas semejante a la anterior: denuncia la alianza (3-5); promete la liberación (4-5); anuncia la conversión (6-7); y la caída de Asiria (8-9); finalmente promete una restauración (32,1-6).

31,1 La caballería sintetiza el poder militar (Os 14,4; Dt 18,16). Mirar: en sentido de conversión, como en 17,7. Consultar: en sentido técnico, o en sentido genérico, de fidelidad al Señor.

31,2 La astucia humana no puede zafarse de la destreza divina. En el paralelismo, la "casa de malvados" es la casa de Jacob, el auxilio de malhechores es Egipto.

31,3 El hombre no puede ocupar el puesto de Dios, pues es carne caduca (Is 14,13-15; Ez 28,6-9).

31,4 Comparación desarrollada, rara en el AT E guerrero se puede comparar al león por la valentía: 2 Sm 1,23; Is 5,29.

31,5 Como un ave: 8,8; cfr. Ex 19,4 y Dt 32,11. "Rescate": en hebreo la raíz de pascua.

31,6 La denuncia desemboca en la conversión: 29,15 y 30,1.

31,7 Tras fórmula de enlace, anuncia la conversión, como eco de 2,20 y 30,22. Idolatría de ídolos y de imperios.

31,8-9 Castigo definitivo de Asiria. La espada sobrehumana: 27,1; 34,5. La Peña es el dios protector, que huye ante el estandarte del Señor (Ex 17,15); al revés que en 5,26, donde el estandarte convoca. Horno y hoguera pueden aludir al Tofet, empleado para la destrucción escatológica.

ISAÍAS. CAPÍTULO 30.

Contra el pacto con Egipto (Is 19,1-15; 31,1-3)

301¡Ay de los hijos rebeldes!
-oráculo del Señor-,
que hacen planes sin contar conmigo,
que firman pactos sin contar con mi profeta,
añadiendo pecados a pecados;
2que bajan a Egipto sin consultar mi oráculo
buscando la protección del faraón
y refugiarse a la sombra de Egipto;
3la protección del faraón os hará fracasar
y el refugio a la sombra de Egipto
os defraudará.
4Cuando estén sus magnates en Soán
y lleguen sus embajadores a Janés,
5todos se sentirán defraudados
por un pueblo inútil
que no puede auxiliar ni servir,
si no es de fracaso y decepción.

Contra la embajada

6Oráculo contra la Bestia del Sur:
Por tierra hostil y siniestra,
de leones y leonas rugientes,
de áspides y dragones alados,
llevan sus riquezas a lomo de asno
y sus tesoros a giba de camello,
7a un pueblo inútil,
cuyo auxilio es vano y nulo;
por eso lo llamo así: "Fiera que ruge y huelga".

Testamento de Isaías (Is 8,16-20)

8Ahora ve y escríbelo en una tablilla,
grábalo en bronce,
que sirva en el futuro de testimonio perpetuo:
9Es un pueblo rebelde, hijos renegados,
hijos que no obedecen la ley del Señor;
10que dicen a los videntes: No veáis,
y a los profetas: No profeticéis sinceramente;
decidnos cosas halagüeñas,
profetizadnos ilusiones;
11apartaos del camino, retiraos de la senda,
dejad de ponernos delante al Santo de Israel.
12Pues bien, así dice el Santo de Israel:
Puesto que rechazáis este mensaje,
y confiáis en la opresión y en la perversidad,
y os apoyáis en ellas,
13por eso esa culpa será para vosotros
como grieta que baja en una alta muralla,
y la abomba,
hasta que de repente, de golpe, se desploma;
14como vasija de loza rota,
hecha añicos sin piedad,
hasta no quedar entre sus añicos ni un trozo
con que sacar brasas del rescoldo,
con que sacar agua del aljibe.
15Así decía el Señor, el Santo de Israel:
Vuestra salvación está
en convertiros y tener calma,
vuestro valor consiste
en confiar y estar tranquilos.
Pero no quisisteis, y dijisteis:
16-No. Huiremos a caballo.
-Está bien, tendréis que huir.
-Correremos a galope.
-Más correrán lo que os persigan.
17Huiréis mil ante el reto de uno,
huiréis ante el reto de cinco,
hasta quedar como asta
en la cumbre de un monte,
como enseña sobre una colina.

Conversión del pueblo

18Pero el Señor espera para apiadarse de vosotros,
aguanta para compadeceros
porque el Señor es un Dios recto:
dichosos los que esperan en él.
19Vecinos de Sión, habitantes de Jerusalén,
no tendréis que llorar,
porque se apiadará al oír tu gemido;
apenas te oiga, te responderá.
20Aunque el Señor os dé el agua tasada
y el pan medido,
ya no se esconderá tu Maestro,
con tus ojos verás a tu Maestro;
21si os desviáis a derecha o izquierda,
tus oídos oirán una llamada a la espalda:
"Éste es el camino, caminad por él".
22Tendrás por impuros
tus ídolos chapeados de plata
y tus estatuas revestidas de oro:
las arrojarás como inmundicia,
las tratarás como basura.
23Te dará lluvia para la semilla
que siembres en el campo,
el grano de la cosecha del campo
será rico y sustancioso;
aquel día tus ganados
pastarán en anchas praderas;
24los bueyes y asnos que trabajan en el campo
comerán forraje fermentado,
aventado con bieldo y horquilla.
25En todo monte elevado, en toda colina señera,
habrá acequias y cauces de agua,
el día de la gran matanza,
cuando caigan las torres.
26La luz de la Cándida será como la del Ardiente,
la luz del Ardiente será siete veces más intensa,
cuando el Señor vende la fractura a su pueblo
y le cure la herida que le causó.

Teofanía y castigo de Asiria (Hab 3; Sal 18).

27Mirad: el Señor en persona viene de lejos,
arde su cólera con espesa humareda;
sus labios están llenos de furor,
su lengua es fuego abrasador,
28su aliento es torrente desbordado
que alcanza hasta el cuello:
para cribar a los pueblos con criba de exterminio,
para poner bocado de extravío
a la quijada de las naciones.
29Vosotros entonaréis un cántico,
como en noche sagrada de fiesta:
se alegrará el corazón al compás de la flauta,
mientras vais al monte del Señor,
a la Roca de Israel.
30El Señor hará oír la majestad de su voz,
mostrará su brazo que descarga
con ira furiosa y rayos abrasadores,
con tormenta y aguacero y pedrisco.
31A la voz del Señor se acobardará
Asiria, a golpes de vara;
32y cada golpe de la vara de castigo
que el Señor descargue sobre ella,
lo acompañarán con panderos
y cítaras y danzas guerreras.
33Que está preparada hace tiempo en Tofet,
está dispuesta, ancha y profunda,
una pira con leña abundante:
y el soplo del Señor, como torrente de azufre,
le prenderá fuego.

Explicación.

30 Entre este ay y el siguiente discurren: oráculos contra las alianzas políticas, un anuncio de conversión y el castigo de Asiria. El compilador no buscó una composición lógica.

30,1-7 En la política internacional del antiguo Oriente, Egipto era la potencia occidental antagonista de la potencia oriental de turno, Asiria o Babilonia. Israel se encontraba, como pasillo inevitable, expuesto a los movimientos militares: cabeza de puente, base de operaciones. Por eso era solicitado o amenazado también por los pequeños reinos circundantes. Humanamente Israel tenía que acudir a un imperio contra la amenaza del otro. Pero no era ése el plan de Dios, sino que exigía absoluta confianza en él, alianza exclusiva. Pero el pueblo tiene miedo y se salta el mensaje profético.

30,1 véase 1,4.23.

30,2 Atribuir a Egipto los títulos del Señor, "sombra y refugio" es divinizar o idolatrar el imperio humano.

30,5 También "auxiliar y servir" son funciones del Señor. En hebreo boset significa fracaso y designa despectivamente a baal.

30,6-7 El Négueb es la región esteparia meridional, poblada de beduinos. "Bestia del Négueb" sería un título emblemático, quizá de un jeque beduino que enviaba rico tributo a cambio de protección de Egipto. El pueblo inútil es Egipto. Lleva el título clásico de Rahab, que significa audacia, furia, al que el autor añade un adjetivo burlesco.

30,8-17 Algunos lo llaman, por el primer verso, el testamento de Isaías. Unos lo sitúan antes de la invasión de Senaquerib, otros después de su retirada.

30,8 Véase 8,16. El profeta contempla un futuro sin límites. El ha sido testigo del Señor, y su testimonio no agota su validez en vida del profeta. Como otro Moisés (Dt 31,21.26.29), compone un poema para generaciones futuras (Job 19,23s).

30,9 Véase 1,4. La ley actualizada en el mensaje profético.

30,10 Con infinita capacidad de autoengaño, el hombre invita a los profetas a la insinceridad, porque es más grata la mentira que halaga (2 Tim 4,3). Videntes y profetas desempeñan función semejante. Véanse Am 2,12; Miq 2,11.

30,11 El profeta no enuncia sus ideas, sino que "pone delante", hace sentir la presencia de Dios.

30,12 Al hombre le molesta el Santo de Israel porque confía en poderes opuestos: opresión y crimen (cfr. Sal 55,10-12).

30,13-14 La muralla es gloria y defensa de la ciudad; la grieta indica el proceso inexorable de la ruina; la vasija evoca el mundo casero y pacífico. En ambos órdenes, es principio de ruina rechazar la palabra de Dios.

30,15 Al pueblo le toca confiar en el Señor y mantener la calma (Ex 14,13), a Dios, actuar (Sal 20,8). Con su confianza, el hombre compromete a Dios.

30,16 Véase Os 14,4. Es imposible huir de la palabra de Dios (cfr. Sal 139,7-10).

30,17 Véase Dt 32,30.

30,18-26 Según la tradición litúrgica, el Señor es compasivo y clemente (Ex 34,6 y paralelos). Entonces, ¿por qué no se apiada, por qué da largas? Porque es recto y no deja impune la culpa. Su castigo abarca cuatro generaciones, su misericordia mil (Dt 5,9s); por tanto el hombre debe convertirse y esperar, hasta recibir de nuevo las bendiciones. Es lo que promete este oráculo.

             Todavía hay un opresor, "torres" (2,15), todavía dura la opresión, "han medido" (Ez 4,10s). Su función es escarmentar: provocar la súplica (19), actuar la enmienda (21), inducir la abjuración (22). Entonces el Señor enviará las bendiciones de campos y ganados, hasta culminar en una fantástica transformación de la naturaleza (29,17-24).

30,19 Dios está predispuesto a escuchar el llanto y el gemido (cfr. Ex 3,7; 6,5).

30,20 Función educativa, como en Dt 8,1-5. El pueblo verá y oirá porque ha recobrado vista y oído (6,10; 29,18). Quien guía puede ir delante, para ser visto, puede ir detrás, gritando direcciones. Con su palabra, el Señor guía al hombre en las encrucijadas o cuando se desvía. More significa maestro o lluvia (Jl 2,23). Dios Maestro se opone a los ídolos, "maestros de mentira" (Hab 2,18s).

30,22 La conversión exige una abjuración de la idolatría (Gn 35,2; Jos 24,14-24; Is 2,20).

30,23-24 La lluvia prometida (Dt 11,11s; 28,12).

30,25-26 El oráculo da un auténtico salto lírico: de lo doméstico y sencillo a visiones fantásticas de escatología. La luna brilla como el sol, alumbrando la noche, se exalta la luz del sol, que es vida y alegría (Zac 14,7).

30,27-33 Gran teofanía de castigo y liberación. Varios elementos recuerdan la liberación de Egipto: la noche de la venganza, el cántico, la teofanía del Sinaí, las plagas o golpes, el brazo que descarga. El acontecimiento se celebra en una fiesta nocturna, con música y danzas, y una marcha al Monte Santo.

30,27-28 El Señor viene de lejos (19,1; Hab 3,3). Aparece como figura humana (Sal 18), con labios y aliento, pero de dimensiones cósmicas. Su ira levanta una humareda, su aliento es torrencial, su lengua es una hoguera, los pueblos son granos en la criba, los reinos son caballos embridados.

30,29 El pueblo no teme, porque la reconoce como venida liberadora.

30,31-32 El agresor tiembla, el pueblo lo celebra. La vara se vuelve contra la vara (10,5), Dios contra el instrumento que se excedió.

30,33 El Tofet (originariamente quizá Tefat = hoguera) era un lugar execrado con los sacrificios humanos por el fuego (Jr 7,31-34; 19,3-9). Se encuentra en el Valle de Hinnom o Gehenna. Se convierte en lugar de castigo escatológico.