511Así dice el Señor:
Yo movilizo contra Babilonia
y los caldeos un viento mortífero,
2despacho contra Babilonia aventadores
que la aventarán y vaciarán su territorio;
3el día aciago la asediarán;
que no se vaya el arquero
ni se retire el que viste coraza;
no perdonéis a sus soldados,
aniquilad su ejército,
4caigan heridos en tierra caldea,
caigan atravesados en sus calles.
5Porque Israel y Judá no son viudas de su Dios,
el Señor de los ejércitos,
mientras que el país caldeo
es deudor del Santo de Israel.
6Huid de Babilonia, sálvese el que pueda,
no perezca por culpa de ella;
porque es la hora
de la venganza del Señor,
cuando le pagará su merecido.
7Babilonia era en la mano del Señor
una copa de oro
que emborrachaba a toda la tierra,
de su vino bebían las naciones
y se perturbaban.
8Cayó de repente Babilonia
y se rompió: gemid por ella.
Traed bálsamo para sus heridas,
a ver si se cura;
9hemos tratado a Babilonia
y no se cura, dejadla,
vamos cada uno a nuestra tierra;
su condena llega al cielo,
alcanza a las nubes;
10el Señor nos ha rehabilitado,
vamos a Sión a contar las hazañas
del Señor, nuestro Dios.
11Afilad las saetas, embrazad el escudo,
el Señor incita a los jefes medos,
porque quiere destruir a Babilonia:
es la venganza del Señor,
la venganza de su templo.
12Alzad la bandera
contra las murallas de Babilonia,
reforzad la guardia, poned centinelas,
colocad emboscadas;
porque el Señor ejecuta lo que pensó y anunció
contra los habitantes de Babilonia.
13Ciudad opulenta, que vive entre canales:
te llega el fin, te cortan la trama.
14El Señor de los ejércitos lo jura por su vida:
Aunque tu muchedumbre sea más que la langosta,
sobre ti cantarán victoria.
15El hizo la tierra con su poder,
fundó el orbe con maestría,
desplegó el cielo con habilidad.
16Cuando él truena, retumban las aguas del cielo,
hace subir las nubes desde el horizonte,
con los rayos desata la lluvia
y saca los vientos de sus silos.
17El hombre, con su saber, se embrutece;
el orfebre, con su ídolo, fracasa:
18son imágenes falsas, sin aliento,
son vanidad y chapucería:
el día de la cuenta perecerán.
19No es así la porción de Jacob,
sino que lo hizo todo:
Israel es la tribu de su propiedad,
y su nombre es Señor de los ejércitos.
20Tú eres mi maza, mi arma bélica:
machacaré contigo las naciones,
destruiré a los reyes,
21machacaré contigo caballos y jinetes,
macharé contigo carros y aurigas,
22machacaré contigo hombres y mujeres,
machacaré contigo ancianos y jóvenes,
machacaré contigo jóvenes y doncellas,
23machacaré contigo pastores y rebaños,
machacaré contigo labradores y yuntas,
machacaré contigo gobernadores y alcaldes
24y pagaré a Babilonia y a todos los caldeos
todo el mal que hicieron a Sión
en vuestra presencia
-oráculo del Señor-.
25Aquí estoy contra ti, Monte Exterminio,
que exterminó la tierra entera
-oráculo del Señor-;
extenderé contra ti mi brazo,
te haré rodar peñas abajo,
te convertiré en Monte Quemado;
26ya no sacarán de ti piedras
de remate o de cimiento,
porque serás desolación eterna
-oráculo del Señor-.
27Izad bandera en la tierra,
tocad la trompeta por las naciones,
convocando a la guerra santa;
reclutad contra ella los reinos
de Ararat, Miní y Asquenaz,
nombrad contra ella un general,
avancen los caballos
como langostas erizadas;
28llamad a guerra santa a las naciones,
a los reyes medos,
con sus gobernadores y alcaldes
y toda la tierra de sus dominios.
29Temblará y se retorcerá
la tierra cuando se cumpla
el plan del Señor contra Babilonia,
cuando deje el territorio babilonio
como un desierto despoblado.
30Los soldados de Babilonia dejan de luchar,
se agachan en los fortines,
se acaba su valentía, se han vuelto mujeres;
han quemado sus edificios
y roto sus cerrojos.
31Un correo releva a otro,
un mensajero releva a otro,
para anunciar al rey de Babilonia
que su ciudad está
enteramente conquistada,
32los vados tomados,
las esclusas incendiadas
y los soldados presa del pánico.
33Así dice el Señor de los ejércitos,
Dios de Israel:
La capital de Babilonia
era una era en tiempo de trilla:
muy pronto llegará el tiempo de la siega.
34Nabucodonosor, rey de Babilonia,
me ha comido, me ha devorado,
ha rebañado el plato,
me ha engullido como un dragón,
se ha llenado la panza con mis manjares
y me ha vomitado;
35recaiga sobre Babilonia mi carne violentada
-dice de la población de Sión-,
recaiga mi sangre sobre los caldeos
-dice Jerusalén-.
36Y así responde el Señor:
Aquí estoy yo para defender tu causa
y ejecutar tu venganza: secaré su mar,
agotaré sus manantiales,
37Babilonia se convertirá en escombros,
en guarida de chacales,
objeto de burla y espanto,
vacía de habitantes.
38Rugen a coro como leones,
gruñen como cachorros de león:
39haré que sus festines
acaben en fiebre, os emborracharé
para que celebren una orgía
y duerman un sueño eterno, sin despertar
-oráculo del Señor-.
40Los haré bajar al matadero
como corderos o carneros o machos cabríos.
41¡Ay Babilonia conquistada,
capturado el orgullo del mundo!
¡Ay Babilonia convertida
en el espanto de las naciones!
42El mar subió hasta Babilonia
y la inundó con el tumulto de su oleaje;
43sus ciudades quedaron desoladas
como tierra yerma y esteparia,
tierra que nadie habita,
que no atraviesa el mortal.
44Tomaré cuentas a Bel en Babilonia
y le sacaré el bocado de la boca.
Ya no confluirán a él los pueblos,
y hasta las murallas de Babilonia
se desplomarán.
45¡Pueblo mío, salid! Ponte a salvo
de la ira ardiente del Señor.
46No os acobardéis ni temáis
por las noticias que se propalan,
cada año una nueva noticia:
"Violencia en el país, señores contra señores".
47Porque llega un tiempo en que castigaré
a los ídolos de Babilonia:
el país quedará confuso
y los caídos yacerán en medio de él.
48Clamarán contra Babilonia
cielo y tierra y lo que hay en ellos
cuando venga sobre ella
desde el norte el destructor
-oráculo del Señor-.
49También Babilonia ha de caer
por las víctimas de Israel,
como por Babilonia cayeron
víctimas de todo el mundo.
50Los que evitasteis su espada,
marchad sin deteneos,
invocando desde lejos al Señor,
recordando a Jerusalén.
51Nos avergonzamos al oír la infamia,
nos cubre la cara de vergüenza,
entraron extranjeros en el santuario del Señor.
52Pues bien, llegarán días -oráculo del Señor-
en que castigaré a sus ídolos
y por todo el país
se quejarán los heridos.
53Aunque se encarame Babel hasta el cielo
y fortifique en la altura su ciudadela,
yo le enviaré destructores
-oráculo del Señor-.
54Se oyen los gritos de Babilonia,
grave quebranto de los caldeos,
55porque el Señor devasta Babilonia,
pone fin a sus gritos estentóreos,
por mucho que mujan
sus olas como un océano
y resuene el fragor de sus voces.
56Porque llega a Babilonia el devastador:
caerán prisioneros sus soldados,
se romperán sus arcos.
Porque el Señor es un Dios que recompensa
y les dará la paga.
57 Emborracharé a sus nobles, y a sus maestros,
a sus gobernadores y alcaldes
y a sus soldados,
y dormirán un sueño eterno sin despertarse
-oráculo del Rey que se llama
Señor de los ejércitos-.
58Así dice el Señor de los ejércitos:
La gruesa muralla de Babilonia será desmantelada,
sus altas puertas serán incendiadas,
para nada trabajaron los pueblos,
para el fuego se fatigaron las naciones.
59Encargo del profeta Jeremías a Serayas, hijo de Nerías, de Majsías, cuando fue a Babilonia con Sedecías, rey de Judá, el año cuarto de su reinado (Serayas era jefe de intendencia).
60Jeremías había escrito en un rollo todas las desgracias que iban a suceder a Babilonia, todas las palabras citadas acerca de Babilonia.
61Y Jeremías dijo a Serayas:
-Cuando llegues a Babilonia, busca un sitio y proclama todas estas palabras. 62Dirás: "Señor, tú has amenazado destruir este lugar hasta dejarlo deshabitado, sin nombres ni animales, convertido en perpetua desolación". 63Y cuando termines de leer el rollo, le atarás una piedra y lo arrojarás al Éufrates, 64y dirás: "Así se hundirá Babilonia y no se levantará, por las desgracias que yo envío contra ella".
Aquí terminan las palabras de Jeremías.
Explicación.
51,1-10 El lenguaje jurídico nos orienta: deuda, retribución, justicia vindicativa, culpa, sentencia, derecho vindicado. El personaje divino fluctúa entre el papel de juez y de parte ofendida, como marido. La ejecución toma forma militar: por eso el juez moviliza en son de guerra a los ejecutores de su sentencia. El delito contra el Santo es sacrilegio. El orden cronológico no se respeta. Abundan los juegos de palabras.
51,1 Sigue en el mismo estilo del capítulo precedente. Buscando lugares donde hacer pausa, me fijaré en la mención o alusión de Israel en 5.10 y 19.
Utilizando el procedimiento llamado atbas (lectura del alfabeto como en espejo: primera letra = última, segunda = penúltima, etc.), el autor transforma el nombre de "caldeos" en algo que suena como "corazón levantisco". La frase es ambigua: "movilizo un viento mortífero" o "incito a un devastador".
51,2 Cambiando una vocal, "aventadores" se lee como "extranjeros".
51,5 En términos matrimoniales (Is 54), el destierro parecía repudio o abandono de la esposa infiel, en virtud del cual las dos hermanas (Ez 23) se encontraban en tierra extraña en la situación social de viudas indefensas. No es así: si el Señor las ha abandonado, ha sido por breve tiempo, pues sigue amándolas y ocupándose de ellas. En cambio, el enemigo ha incurrido en deuda criminal; y como emplea la violencia para retener a las que no son suyas, el Señor ha de recurrir a la fuerza.
51,6 El pueblo que ya ha expiado no debe sufrir las consecuencias del desastre de Babilonia. Eso explica el imperativo "huid", simétrico del que ordenaba "invadir". Además, el pueblo, una vez liberado, tiene una tarea que cumplir en Sión (10).
51,7-9 Las imágenes se agolpan y se deforman. Una copa de oro se quiebra (?), y queda malherida. No hay bálsamos con que curarla. Los mercenarios y aliados intentan una cura inútil, la abandonan y se alejan. La pena sentenciada tiene dimensiones cósmicas.
51,10 Hablan los liberados. Como si dijeran: el Señor ha hecho valer "nuestro derecho", "ha sacado adelante" nuestra causa. Frente a Babilonia, el Señor ha reivindicado a las víctimas, frente a sí, las ha rehabilitado por el perdón. Celebrarlo litúrgicamente en Sión será la prueba de la liberación consumada (cfr. Ex 3,12).
51,11-19 La mención de Israel nos sirve de pausa. Así queda la sección articulada en dos piezas, la segunda copiada de 10,12-16, que es su puesto lógico. Con esta operación, coloca el suceso presente en la perspectiva de una contienda del Señor con los dioses de Babilonia (50,2.38).
51,11 Los medos figuran también en la lista de la copa, 25,25 y en Is 13,17.
51,12 También podría leerse la primera mitad como invitación irónica a una defensa extrema de la capital; defensa que será vana frente a la actuación del Señor. En ella distingue proyecto, anuncio y ejecución.
51,13 El límite de la existencia es en la imagen la última braza de trama antes de cortar y dar por terminado el tejido: Is 38,12.
51,14 Como langosta: Nah 3,16s. El canto de victoria sonará como canto de lagarero.
51,15-19 Ampliación hímnica de los títulos del Señor que pronuncia el juramento.
51,20-24 Imagen clásica de un ejército como arma o instrumento de castigo: Is 10,5; 13. De la misma raíz se forma "maza" y "machacar". La maza descarga con precisión rítmica, sin fallar golpe. Sus víctimas se desdoblan en binas polares o correlativas. Si unimos "en vuestra presencia" a "pagaré", significa que ellos presenciarán el castigo. De nuevo hacemos pausa en Sión.
51,25-26 No es fácil seguir la imagen. Ante todo, la capital de los caldeos no está situada en un monte. Después, un monte no rueda peñas abajo para acabar quemado. Algunos visualizan la imagen de un volcán: él mismo se precipita monte abajo y termina como montaña y cráter quemados. Otros lo visualizan en dos tiempos: Babilonia era centro conspicuo de corrupción, ha ido cayendo en un proceso de decadencia, termina siendo pasto de las llamas.
51,27-32 Aquí tenemos una unidad coherente, bien desarrollada en tres tiempos: movilización, derrota, se comunica la noticia. En la primera se adelantan nombres de los aliados, se destacan en visión impresionista esos caballos "erizados" de armas. Suenan siete imperativos convocando a la guerra santa.
51,29 La tierra reacciona al sentir en la catástrofe de Babilonia la acción del Creador.
51,31 Esto supone que el rey no se encontraba en la capital durante el asalto final.
51,32 La traducción "esclusas" es conjetural; el texto no parece estar completo.
51,33 Este verso se encuentra sin compañía. Es extraño el orden de etapas: trilla -siega. ¿Quiere decir que ella trillaba o pisoteaba a otros y ahora le llega su hora? ¿Ha pretendido el autor la paradoja?
51,34-37 Escena de juicio: la dama Jerusalén acude al juez para querellarse contra un injusto explotador. El juez escucha y promete castigar al culpable. La explotación se describe ampliando la conocida imagen de comer, devorar (cfr. Miq 3,2s). Además, el dragón babilonio nos trae a la memoria los cuentos de Dan 14. Babilonia, el dragón comilón, acaba en morada de chacales: tannin - tannim.
51,38-40 Del dragón y chacales saltamos al león y los carneros. El león puede representar al emperador (cfr. Dan 7,4), no es res de matadero. Los carneros representan a los jefes (Ex 15,15; Ez 32,21), los corderos a la población. La terna final como en Ez 27,21. Lo extraño es la borrachera en este puesto: se justifica o se explica como eco de 25,15-29.
51,41 La noticia se transforma en copla elegíaca.
51,42-43 Dada la posición costera de la antigua Babilonia, la imagen es acertada; pero no son coherentes sus efectos. El oleaje marino puede simbolizar la invasión y asalto militar, aunque el enemigo vendrá del norte (50,3; 51,48). La ciudad sumergida trae reminiscencias de Ex 14-15, favoreciendo la asociación mental de los dos imperios.
51,44 Concuerda con el v.34 por la imagen del animal voraz. Puede referirse a los tesoros de su templo, producto de rapiñas, o genéricamente a saqueos y anexiones violentas. El imperio, la capital, su templo dejarán de ser centro de atracció. Para "acudir" o "confluir" emplea el miso verbo que Is 2,2, en la profecía del monte Sión: las suertes de ambos son opuestas.
51,45-46 Nueva invitación a huir: 50,8; 51,6.50. En medio de la crisis internacional, madre de noticias y rumores, los judíos tienen un punto de referencia que los orienta: el "nombre" del Señor y el "recuerdo" de Jerusalén (v.50; cfr. Sal 137).
51,47 La confrontación principal es del Señor con los dioses e ídolos de Babilonia. Es la doctrina desarrollada por Isaías II en varios pasajes.
51,48 La catástrofe de Babilonia adquiere dimensiones cósmicas, como en una escatología.
51,49 Por culpa de Babilonia cayeron víctimas en todo el mundo; entre ellas israelitas, propiedad del Señor. Por sus víctimas intervendrá el Señor y hará que caiga Babilonia. La liberación de su pueblo servirá para liberar a otros (Is 14,24-27).
51,51 Al oír esas palabras, ellos interponen una objeción (como en Is 49,14-25): el recuerdo de Jerusalén para nosotros es afrenta; nos renueva el sentimiento de fracaso y culpa; el templo no nos sirvió de asilo frente al invasor.
51,52 Y Dios responde concediendo implícitamente el hecho, pero invitando a esperar en el futuro, garantizado por su "oráculo".
51,53 Como Babel estaba en zona baja, no montañosa, el encaramarse al cielo parece recuerdo ominoso de Gn 11, la torre de la dispersión; véase también Is 14.
51,54-58 Después del final climático de los versos precedentes, poco o nada hay que añadir. Quizá los gritos de los caldeos haciendo eco al mugir del mar y el fin de los gritos.
51,56 La afirmación rubrica el carácter de juicio de retribución.
51,57 Eco de 26,15-29.
51,58 Cita de Hab 2,13.
51,59-64 Si tomamos la escena como obertura, la presente escena es el posludio. Todo lo dicho hasta ahora contra Babilonia se va a representar en una pantomima profética. Éufrates es el río nacional de Babilonia, fuente de fecundidad, madre de los canales de la capital. Un legado especial, hermano de Baruc, ha de leer el oráculo en el corazón del imperio (como Baruc leyó el rollo en el templo, corazón de Judá); probablemente lo haría ante testigos judíos e invocando al Señor como autor de la profecía.
Aunque los capítulos 50 y 51 sean fruto de ampliación y elaboración posterior, no es improbable que algunos elementos pertenecieran a un texto original de Jeremías. Al hundirse el pergamino atado a la piedra, se hunde Babilonia como imperio. Sobrenada su nombre, legado como símbolo de potencia humana hostil a Dios.