sábado, 22 de agosto de 2015

ISAÍAS. CAPÍTULO 30.

Contra el pacto con Egipto (Is 19,1-15; 31,1-3)

301¡Ay de los hijos rebeldes!
-oráculo del Señor-,
que hacen planes sin contar conmigo,
que firman pactos sin contar con mi profeta,
añadiendo pecados a pecados;
2que bajan a Egipto sin consultar mi oráculo
buscando la protección del faraón
y refugiarse a la sombra de Egipto;
3la protección del faraón os hará fracasar
y el refugio a la sombra de Egipto
os defraudará.
4Cuando estén sus magnates en Soán
y lleguen sus embajadores a Janés,
5todos se sentirán defraudados
por un pueblo inútil
que no puede auxiliar ni servir,
si no es de fracaso y decepción.

Contra la embajada

6Oráculo contra la Bestia del Sur:
Por tierra hostil y siniestra,
de leones y leonas rugientes,
de áspides y dragones alados,
llevan sus riquezas a lomo de asno
y sus tesoros a giba de camello,
7a un pueblo inútil,
cuyo auxilio es vano y nulo;
por eso lo llamo así: "Fiera que ruge y huelga".

Testamento de Isaías (Is 8,16-20)

8Ahora ve y escríbelo en una tablilla,
grábalo en bronce,
que sirva en el futuro de testimonio perpetuo:
9Es un pueblo rebelde, hijos renegados,
hijos que no obedecen la ley del Señor;
10que dicen a los videntes: No veáis,
y a los profetas: No profeticéis sinceramente;
decidnos cosas halagüeñas,
profetizadnos ilusiones;
11apartaos del camino, retiraos de la senda,
dejad de ponernos delante al Santo de Israel.
12Pues bien, así dice el Santo de Israel:
Puesto que rechazáis este mensaje,
y confiáis en la opresión y en la perversidad,
y os apoyáis en ellas,
13por eso esa culpa será para vosotros
como grieta que baja en una alta muralla,
y la abomba,
hasta que de repente, de golpe, se desploma;
14como vasija de loza rota,
hecha añicos sin piedad,
hasta no quedar entre sus añicos ni un trozo
con que sacar brasas del rescoldo,
con que sacar agua del aljibe.
15Así decía el Señor, el Santo de Israel:
Vuestra salvación está
en convertiros y tener calma,
vuestro valor consiste
en confiar y estar tranquilos.
Pero no quisisteis, y dijisteis:
16-No. Huiremos a caballo.
-Está bien, tendréis que huir.
-Correremos a galope.
-Más correrán lo que os persigan.
17Huiréis mil ante el reto de uno,
huiréis ante el reto de cinco,
hasta quedar como asta
en la cumbre de un monte,
como enseña sobre una colina.

Conversión del pueblo

18Pero el Señor espera para apiadarse de vosotros,
aguanta para compadeceros
porque el Señor es un Dios recto:
dichosos los que esperan en él.
19Vecinos de Sión, habitantes de Jerusalén,
no tendréis que llorar,
porque se apiadará al oír tu gemido;
apenas te oiga, te responderá.
20Aunque el Señor os dé el agua tasada
y el pan medido,
ya no se esconderá tu Maestro,
con tus ojos verás a tu Maestro;
21si os desviáis a derecha o izquierda,
tus oídos oirán una llamada a la espalda:
"Éste es el camino, caminad por él".
22Tendrás por impuros
tus ídolos chapeados de plata
y tus estatuas revestidas de oro:
las arrojarás como inmundicia,
las tratarás como basura.
23Te dará lluvia para la semilla
que siembres en el campo,
el grano de la cosecha del campo
será rico y sustancioso;
aquel día tus ganados
pastarán en anchas praderas;
24los bueyes y asnos que trabajan en el campo
comerán forraje fermentado,
aventado con bieldo y horquilla.
25En todo monte elevado, en toda colina señera,
habrá acequias y cauces de agua,
el día de la gran matanza,
cuando caigan las torres.
26La luz de la Cándida será como la del Ardiente,
la luz del Ardiente será siete veces más intensa,
cuando el Señor vende la fractura a su pueblo
y le cure la herida que le causó.

Teofanía y castigo de Asiria (Hab 3; Sal 18).

27Mirad: el Señor en persona viene de lejos,
arde su cólera con espesa humareda;
sus labios están llenos de furor,
su lengua es fuego abrasador,
28su aliento es torrente desbordado
que alcanza hasta el cuello:
para cribar a los pueblos con criba de exterminio,
para poner bocado de extravío
a la quijada de las naciones.
29Vosotros entonaréis un cántico,
como en noche sagrada de fiesta:
se alegrará el corazón al compás de la flauta,
mientras vais al monte del Señor,
a la Roca de Israel.
30El Señor hará oír la majestad de su voz,
mostrará su brazo que descarga
con ira furiosa y rayos abrasadores,
con tormenta y aguacero y pedrisco.
31A la voz del Señor se acobardará
Asiria, a golpes de vara;
32y cada golpe de la vara de castigo
que el Señor descargue sobre ella,
lo acompañarán con panderos
y cítaras y danzas guerreras.
33Que está preparada hace tiempo en Tofet,
está dispuesta, ancha y profunda,
una pira con leña abundante:
y el soplo del Señor, como torrente de azufre,
le prenderá fuego.

Explicación.

30 Entre este ay y el siguiente discurren: oráculos contra las alianzas políticas, un anuncio de conversión y el castigo de Asiria. El compilador no buscó una composición lógica.

30,1-7 En la política internacional del antiguo Oriente, Egipto era la potencia occidental antagonista de la potencia oriental de turno, Asiria o Babilonia. Israel se encontraba, como pasillo inevitable, expuesto a los movimientos militares: cabeza de puente, base de operaciones. Por eso era solicitado o amenazado también por los pequeños reinos circundantes. Humanamente Israel tenía que acudir a un imperio contra la amenaza del otro. Pero no era ése el plan de Dios, sino que exigía absoluta confianza en él, alianza exclusiva. Pero el pueblo tiene miedo y se salta el mensaje profético.

30,1 véase 1,4.23.

30,2 Atribuir a Egipto los títulos del Señor, "sombra y refugio" es divinizar o idolatrar el imperio humano.

30,5 También "auxiliar y servir" son funciones del Señor. En hebreo boset significa fracaso y designa despectivamente a baal.

30,6-7 El Négueb es la región esteparia meridional, poblada de beduinos. "Bestia del Négueb" sería un título emblemático, quizá de un jeque beduino que enviaba rico tributo a cambio de protección de Egipto. El pueblo inútil es Egipto. Lleva el título clásico de Rahab, que significa audacia, furia, al que el autor añade un adjetivo burlesco.

30,8-17 Algunos lo llaman, por el primer verso, el testamento de Isaías. Unos lo sitúan antes de la invasión de Senaquerib, otros después de su retirada.

30,8 Véase 8,16. El profeta contempla un futuro sin límites. El ha sido testigo del Señor, y su testimonio no agota su validez en vida del profeta. Como otro Moisés (Dt 31,21.26.29), compone un poema para generaciones futuras (Job 19,23s).

30,9 Véase 1,4. La ley actualizada en el mensaje profético.

30,10 Con infinita capacidad de autoengaño, el hombre invita a los profetas a la insinceridad, porque es más grata la mentira que halaga (2 Tim 4,3). Videntes y profetas desempeñan función semejante. Véanse Am 2,12; Miq 2,11.

30,11 El profeta no enuncia sus ideas, sino que "pone delante", hace sentir la presencia de Dios.

30,12 Al hombre le molesta el Santo de Israel porque confía en poderes opuestos: opresión y crimen (cfr. Sal 55,10-12).

30,13-14 La muralla es gloria y defensa de la ciudad; la grieta indica el proceso inexorable de la ruina; la vasija evoca el mundo casero y pacífico. En ambos órdenes, es principio de ruina rechazar la palabra de Dios.

30,15 Al pueblo le toca confiar en el Señor y mantener la calma (Ex 14,13), a Dios, actuar (Sal 20,8). Con su confianza, el hombre compromete a Dios.

30,16 Véase Os 14,4. Es imposible huir de la palabra de Dios (cfr. Sal 139,7-10).

30,17 Véase Dt 32,30.

30,18-26 Según la tradición litúrgica, el Señor es compasivo y clemente (Ex 34,6 y paralelos). Entonces, ¿por qué no se apiada, por qué da largas? Porque es recto y no deja impune la culpa. Su castigo abarca cuatro generaciones, su misericordia mil (Dt 5,9s); por tanto el hombre debe convertirse y esperar, hasta recibir de nuevo las bendiciones. Es lo que promete este oráculo.

             Todavía hay un opresor, "torres" (2,15), todavía dura la opresión, "han medido" (Ez 4,10s). Su función es escarmentar: provocar la súplica (19), actuar la enmienda (21), inducir la abjuración (22). Entonces el Señor enviará las bendiciones de campos y ganados, hasta culminar en una fantástica transformación de la naturaleza (29,17-24).

30,19 Dios está predispuesto a escuchar el llanto y el gemido (cfr. Ex 3,7; 6,5).

30,20 Función educativa, como en Dt 8,1-5. El pueblo verá y oirá porque ha recobrado vista y oído (6,10; 29,18). Quien guía puede ir delante, para ser visto, puede ir detrás, gritando direcciones. Con su palabra, el Señor guía al hombre en las encrucijadas o cuando se desvía. More significa maestro o lluvia (Jl 2,23). Dios Maestro se opone a los ídolos, "maestros de mentira" (Hab 2,18s).

30,22 La conversión exige una abjuración de la idolatría (Gn 35,2; Jos 24,14-24; Is 2,20).

30,23-24 La lluvia prometida (Dt 11,11s; 28,12).

30,25-26 El oráculo da un auténtico salto lírico: de lo doméstico y sencillo a visiones fantásticas de escatología. La luna brilla como el sol, alumbrando la noche, se exalta la luz del sol, que es vida y alegría (Zac 14,7).

30,27-33 Gran teofanía de castigo y liberación. Varios elementos recuerdan la liberación de Egipto: la noche de la venganza, el cántico, la teofanía del Sinaí, las plagas o golpes, el brazo que descarga. El acontecimiento se celebra en una fiesta nocturna, con música y danzas, y una marcha al Monte Santo.

30,27-28 El Señor viene de lejos (19,1; Hab 3,3). Aparece como figura humana (Sal 18), con labios y aliento, pero de dimensiones cósmicas. Su ira levanta una humareda, su aliento es torrencial, su lengua es una hoguera, los pueblos son granos en la criba, los reinos son caballos embridados.

30,29 El pueblo no teme, porque la reconoce como venida liberadora.

30,31-32 El agresor tiembla, el pueblo lo celebra. La vara se vuelve contra la vara (10,5), Dios contra el instrumento que se excedió.

30,33 El Tofet (originariamente quizá Tefat = hoguera) era un lugar execrado con los sacrificios humanos por el fuego (Jr 7,31-34; 19,3-9). Se encuentra en el Valle de Hinnom o Gehenna. Se convierte en lugar de castigo escatológico.

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