sábado, 22 de agosto de 2015

ISAÍAS. CAPÍTULO 10.

Malaventura (Is 5,8-23)

101¡Ay de los que decretan decretos inicuos,
de los notarios que registran vejaciones,
2que dejan sin defensa al desvalido
y niegan sus derechos
a los pobres de mi pueblo,
que hacen su presa de las viudas
y saquean a los huérfanos!
3¿Qué haréis el día de la cuenta,
cuando la tormenta lejana
se eche encima?
¿A quién acudiréis buscando auxilio
y dónde dejaréis vuestra fortuna,
4para no ir encorvados con los prisioneros
y no caer con los asesinados?
Y, con todo, no se aplaca su ira,
sigue extendida su mano.

Asiria, instrumento de Dios (Jr 25,1-14; Jr 51,20-24)

5¡Ay Asiria, vara de mi ira, bastón de mi furor!
6Contra una nación impía lo despaché,
lo mandé contra el pueblo de mi cólera,
para que entrase a saco y lo despojase
y lo hollase como barro de la calle.
7Pero él no pensaba así,
no eran ésos sus cálculos;
su propósito era aniquilar,
exterminar no pocas naciones.
8Decía: ¿No son todos mis ministros reyes?
9¿No fue Calno como Cárquemis?
¿No fue Samaría como Damasco?
10Como mi mano se apderó
de reinos insignificantes y de sus imágenes...
11Lo que hice con Samaría y sus imágenes,
¿no lo voy a hacer con Jerusalén y sus ídolos?*
13El decía:
Con la fuerza de mi mano lo he hecho,
con mi talento, porque soy inteligente.
Cambié las fronteras de las naciones,
saqueé sus tesoros y derribé como un héroe
a los jefes de sus sitiales.
14Mi mano tomó, como un nido,
las riquezas de los pueblos;
como quien recoge huevos abandonados,
agarré toda la tierra,
no hubo quien batiese las alas,
quien abriese el pico para piar.
15-¿Cómo, se envanece el hacha
contra quien la blande?
¿se gloría la sierra contra quien la maneja?
Como si el bastón manejase a quien lo levanta,
como si la vara alzase a quien no es leño.
12(Cuando termine el Señor toda su tarea
en el monte Sión y en Jerusalén,
exigirá cuentas de sus conquistas a su orgullo,
a la arrogancia altanera de sus ojos).
16Pues bien, el Señor de los ejércitos
meterá escualidez en su gordura,
y debajo del hígado le encenderá una fiebre 
como un fuego abrasador.

El resto de Israel

17La Luz de Israel, se convertirá en fuego,
su Santo en una llama
que arderá y devorará
sus zarzas y cardos en un solo día.
18El esplendor de su bosque
y de su huerto lo consumirá Dios
de médula a corteza, como roe la carcoma;
19y quedarán tan pocos árboles de su bosque,
que un niño podrá contarlos.
20Aquel día, el resto de Israel,
los supervivientes de Jacob,
no volverán a apoyarse en su agresor,
sino que se apoyarán sinceramente
en el Señor, el Santo de Israel.
21Un resto volverá, un resto de Jacob,
al guerrero divino:
22aunque fuera tu pueblo, Israel,
como arena del mar,
sólo un resto volverá a él;
la destrucción decretada rebosa justicia.
23El Señor va a cumplir en medio de la tierra
la destrucción decretada.

Oráculo de liberación

24Pues bien, así dice el Señor de los ejércitos:
Pueblo mío, que habitas en Sión,
no temas a Asiria,
aunque te hiera con la vara
y alce su bastón contra ti, a la manera egipcia;
25porque dentro de muy poco la ira se acabará
y mi furor los aniquilará.
26El Señor de los ejércitos
sacudirá contra ellos su látigo,
como cuando hirió a Madián en Sur Oreb*,
como cuando alzó su bastón
contra el mar, en el camino de Egipto.
27Aquel día su carga resbalará de tu hombro,
arrancarán su yugo de tu cuello.

Avance asirio y derrota (Miq 1,10-16)

28 Sube del lado de Rimón*, llega hasta Ayat,
atraviesa Migrón, revisa las armas en Micmás.
29Desfilan por el desfiladero,
hacen noche en Guibeá*;
alarmada está Ramá, Guibeá de Saúl ha huido.
30Clama a voces, Villa de Galín; escúchala, Lais; 
contesta, Anatot.
31Madmená va desbandada,
los vecinos de Guegín buscan refugio.
32Hoy mismo hace alto en Nob,
y ya agita la mano
contra el monte Sión, la colina de Jerusalén.

Paz mesiánica (Is 9; 30,18-26; 65,16-25; Sal 72)

33Mirad, el Señor de los ejércitos
desgaja con violencia el ramaje,
son talados los árboles próceres,
los más altos se desploman;
34es cortada a hachazos la espesura del bosque
y a manos del Poderoso el Líbano va cayendo.

Explicación.

10,1-4 Excepto el estribillo, pertenece a la serie de ayes del capítulo 5. Se dirige a una clase social y a su oficio. El gobierno ha sido instituido para defender especialmente a pobres y oprimidos, viudas y huérfanos. Los jueces abusan de su cargo para explotar y oprimir a los desvalidos. Se encontrarán con una instancia superior: un "día" de juicio, el juez se mostrará en la teofanía de la "tormenta". Entonces no les valdrán abogados defensores ni depositarios de "fortunas" injustamente amasadas. El estribillo se añadió al cambiar la colocación de este ay.

10,5-16 El oráculo original comprende los versos 5-11 y 13-15. Los versos 12 y 16 parecen adiciones posteriores. Se dirige contra el Senaquerib de los capítulos 36 y 37. Podrían unirse a la serie de oráculos contra pueblos paganos (13-23). El poema ofrece una lección de teología de la historia en la imagen coherente del instrumento.

10,6-7 Dios explica su designio histórico: "envía" un ejército enemigo para que ejecute un castigo limitado: saquear y humillar. El enemigo no comprende el plan de Dios e impone sus planes imperialistas: se propasa e intenta aniquilar: el poder destruye para afirmarse.

10,8-9 La voz de Dios se apaga, avasallada por la voz potente del emperador, que tiene reyes por vasallos. Monologa erigiéndose un arco de triunfo de victorias geográficas. Los prismas conmemorativos de Asiria contienen enumeraciones semejantes.

10,10-11 El conquistador de un reino que es ajeno derrota a los dioses de dicho reino y los somete a su dios. Engreído con las victorias, se atreve con Jerusalén y con audacia balsfema, llama ídolo al Dios de Samaría y de Jerusalén.

10,11* El v.12 va detrás del v.15.

10,12 Una glosa interrumpe con indignación el discurso blasfemo; habla en tercera persona.

10,13-14 Continúa el monólogo con alardes de poder y sabiduría (cfr. Dt 8,17; Ez 28,2-6), que se ejercita en saquear y derribar. Es notable la comparación final, que expresa la facilidad de la tarea, la inmovilidad del pánico, el silencio del terror.

10,15 Desde el fondo, donde estaba esperando, se adelanta la voz de Dios para restablecer, en la imagen del instrumento, el sentido trascendente de la historia, frente al reto humano. La visión que formulan los emperadores, embriagados de conquistas, es la visión inmediata del pobre instrumento que no sabe trascenderse.

10,16 Probable adición. La obesidad puede mencionarse como trazo burlesco (Jue 3,17), como aspecto del rico arrogante (Sal 73,4.7).

10,17-19 Encajarían muy bien en este contexto los versos 33-34, desgajados quizá para introducir 11,1-9. Por el comienzo, estos versos resultan paralelos de 8,14-15, pues en ambos se describe una mutación polar de Dios respecto a su pueblo: allí roca, aquí luz. Luz y fuego delatan la ambivalencia de Dios: luz que quiere alumbrar, fuego que puede consumir. Quien lo rechaza como luz, lo encuentra como fuego. No hay neutralidad frente al Dios de la alianza.

10,17 Is 27,4.

10,20-23 Por el tema del resto, empalma con lo que precede. La fórmula "aquel día" indica un enlace secundario. Explica el nombre del hijo de Isaías: "sólo un resto", por el castigo, "volverá", por la conversión. Es posible que al principio el oráculo se dirigiera al reino de Samaría y que más tarde abarcara a todo el pueblo elegido.

10,20 Apoyarse es sinónimo de creer.

10,22 Véanse las promesas de Gn 22,17; 32,12. Dada la extensión semántica de la palabra hebrea que traducimos por "justicia", es difícil precisar su significado aquí. A lo mejor el autor no quiso precisar. El castigo provocará la conversión e instaurará la justicia (1, 21-26). O bien: la destrucción concluirá con una victoria liberadora.

10,24-27 Concluida la tarea de castigar con medida a su pueblo, el Señor vuelve su ira contra el agresor. Renueva en Asiria dos castigos históricos: el de Gedeón contra los madianitas, el de Moisés contra los egipcios.

10,26* = Peñalcuervo.

10,28-32 Nueva variación poética sobre el avance de Asiria. Una serie de topónimos, sugerentes para los judíos de entonces, jalonan una rápida campaña militar. Varios nombres están tratados con paronomasias o juegos sonoros. El movimiento es fulminante, con una parada final en vísperas del asalto definitivo a la capital.

10,28 * = Granada.

10,29 * = Loma.

10,33-34 Creo que estos versos están desgajados de 17-19 para que sirvan de fondo inmediato al surgir del renuevo. Colocados aquí, se refieren a Judá y describen la desolación que da paso a una esperanza futura. El tema los emparenta con 2,12-14.

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