sábado, 22 de agosto de 2015

ISAÍAS. CAPÍTULO 24.

ESCATOLOGÍA (Is 34-35; 65-66; Ez 38-39; Zac 14)

Catástrofe

241Mirad al Señor que hiende la tierra
y la resquebraja,
devasta la superficie y dispersa a sus habitantes:
2lo mismo plebe que sacerdote, esclavo que señor,
esclava que señora, comprador que vendedor,
prestatario que prestamista,
acreedor que deudor.
3Queda la tierra rajada, queda saqueada
-el Señor ha pronunciado esta amenaza-.
4Languidece y descaece la tierra,
desfallece y descaece el orbe,
desfallecen el cielo y la tierra,
5la tierra empecatada bajo sus habitantes,
que violaron la ley, trastocaron el decreto,
rompieron el pacto perpetuo.
6Por eso la maldición se ceba en la tierra
y lo pagan sus habitantes, por eso se consumen
los habitantes de la tierra
y quedan hombres contados.

La ciudad desolada (Is 16; Jr 48)

7Languidece el mosto, desfallece la vid,
gimen los corazones alegres;
8cesa el alborozo de los panderos,
se acaba el bullicio de los que se divierten,
cesa el alborozo de las cítaras.
9Ya no beben vino entre canciones
y el licor sabe amargo al que lo bebe.
10La ciudad, desolada, se derrumba,
están cerradas las entradas de las casas;
11hay lamentos por las calles porque no hay vino,
se apagaron las fiestas
se desterró el aborozo del país.
12En la ciudad sólo quedan escombros
y la puerta está herida de ruina

El resto

13Sucederá en medio de la tierra y entre los pueblos lo que en el vareo de la aceituna o en el rebusco después de la vendimia. 14Ellos alzarán la voz vitoreando la grandeza del Señor:
15Aclamad desde poniente,
responded desde levante
glorificando al Señor;
desde las islas del mar,
al nombre del Señor, Dios de Israel.
16Desde el confín de la tierra nos llegan cánticos:
"¡Gloria al Justo!"

Destrucción

Pero yo digo: ¡Qué dolor, qué dolor, ay de mí!
Los traidores traicionan,
los traidores traman traiciones.
17Pánico y zanja y cepo contra ti,
habitante de la tierra:
18el que escape del grito de pánico
caerá en la zanja,
el que salga del fondo de la zanja
quedará atrapado en el cepo.

Terremoto y diluvio

Se abren las compuertas del cielo
y retiemblan los cimientos de la tierra:
19 se tambalea y se bambolea la tierra,
tiembla y retiembla la tierra,
se mueve y se remueve la tierra,
20vacila y oscila la tierra como un borracho,
cabecea como una choza;
tanto le pesa su pecado,
que se desploma y no se alza más.

Juicio y reino del Señor (Dn 7; Sal 82)

21Aquel día juzgará el Señor
a los ejércitos del cielo en el cielo,
a los reyes de la tierra en la tierra.
22Se van agrupando y quedan encerrados,
presos en la mazmorra;
pasados muchos días comparecerán a juicio.
23La Cándida se sonrojará,
se avergonzará el Ardiente
cuando reine el Señor de los ejércitos
en el Monte Sión, en Jerusalén,
glorioso delante de su senado.

Explicación.

ESCATOLOGÍA

             Estos cuatro capítulos forman ahora una gran "escatología" o descripción de un juicio seguido de la instauración de un orden definitivo. Como tal, pertenecen a un género literario tardío, que presenta una serie de temas comunes, en estructuras semejantes o equivalentes, con cierta constancia y bastante libertad de desarrollo.

             No queremos decir que todo el material de estos capítulos proceda originariamente del mismo autor, ni menos que presente ahora una configuración clara y coherente. Con sus materiales o piezas ya elaboradas sería posible, sin mucho esfuerzo, componer un cuadro mucho más armónico e intleligible. La impresión del texto, a la primera lectura y al final de un análisis paciente, es de reiteraciones innecesarias, asimetrías confusas, alargamientos prolijos. Con todo, es posible identificar, aislar y reagrupar una serie de motivos, temas y escenas compartidos con otros ejemplos del género (Is 34-35; 65-66; Ez 38-39; Jl 3-4; Zac 14).

             El tema es postexílico, tarea de escritores que recogen una herencia profética, prolongando y reuniendo en un haz muchos de sus motivos. El estilo se aparta sustancialmente del estilo de Isaías.

1. Temas principales. Para orientarnos, podemos contar con un esquema genérico: se celebra un gran juicio, en el que el Señor sentencia y castiga a los culpables; la catástrofe cósmica es a la vez acompañamiento de la teofanía y ejecución de los reos. De su pueblo, se salva un resto disperso a través de una purificación, se multiplica de nuevo y es reunido definitivamente en su tierra. El señor inaugura su reinado definitivo celebrando un banquete. Varios himnos corean los hechos. Datos sustanciales parecen ser: el gran juicio de buenos y malos, la instauración del reinado definitivo.

2. Construcción. En su estado actual el texto realiza el esquema precedente en una ordenación que todavía no ha encontrado explicación satisfactoria. Poco se gana con eliminar piezas que no encajan en la propia teoría o hipótesis. Conservando los himnos, súplicas y meditaciones intercalados, que parecen comentar las escenas, podemos establecer la siguiente lista provisoria:

24,1-6 Destrucción de la tierra y sus habitantes.

24,7-12 La ciudad sin vino ni alegría.

24,13-16 Un resto aclama al Señor.

24,16b-20 Destrucción de la tierra y sus habitantes.

24,21-23 Juicio y reinado del Señor.

25,1-5 Himno de la victoria.

25,6-8 Banquete y regalos.

25,9-12 Victoria sobre Moab, la ciudad hostil.

26,1-6 Himno de la victoria.

26,7-13 Juicios históricos: meditación.

26,14-19 Resurrección: la tierra y sus habitantes.

26,20-27,1 Nuevo juicio, contra la serpiente.

27,2-5 La viña del Señor.

27,6-9 Destierro y expiación.

27,10-11 Cosecha frustrada.

27,12-13 Repatriación.

           En la lista hemos sugerido algunas agrupaciones menores. La primera (24,1-20), de cuatro piezas, es bastante clara: entre dos visiones de la catástrofe cósmica, se destaca el contraste entre la ciudad castigada y el resto disperso y salvado; el tema de la ciudad retorna en los tres grupos siguientes, el tema del resto cerrará toda la composición. La segunda (24,21-25,8) es central: el juicio y reinado del Señor queda separado del banquete festivo por un himno de victoria y reconocimiento universal, en el que figuran la ciudad y el resto salvado; el tema del juicio retornará en las dos secciones siguientes, la victoria sobre la muerte cerrará la tercera agrupación. La tercera parte (25,9-26,19) es como una resonancia de la precedente: al principio y al final se oponen la victoria sobre la ciudad rebelde y la resurrección de los muertos del Señor; entre las dos hay un himno de victoria y una reflexión histórica sobre los juicios del Señor. La resurrección explica la aniquilación de la muerte, prometida en el banquete. La cuarta parte (26,20-27,13) es bastante clara: al principio y al final la ejecución de la serpiente hostil con la gran espada, la convocación de los dispersos con la gran trompeta; en el centro, un desarrollo vegetal, en tres tiempos, que distinguen a buenos y malos.

          Las fórmulas articulatorias, comienzos, enlaces y conclusiones, nos ayudan a trechos, sin resolver todas las cuestiones. El colofón "habla el Señor" puede cerrar una estrofa (24,3) o una agrupación (25,8, con énfasis mayor). La fórmula "aquel día", con sus variantes, introduce la escena capital del juicio (24,21), dos himnos (25,9 y 26,1), retorna hacia el comienzo y el final de la cuarta agrupación (27,1.12.13). Varios comienzos son repentinos, sin introducción que los señale.

3. Esquemas. La última agrupación (26,20-27,13) resultaba la más estructurada por la inclusión de las fórmulas "aquel día" y por la inclusión de la "gran espada" y la "gran trompeta". Fijándonos más, observamos que comienza con un esquema de éxodo: escondimiento del pueblo (= la noche de la pascua), salida del Señor (=salida contra los primogénitos), muerte del dragón (=división del Mar Rojo). Siguiendo esta pista, encontramos a la viña plantada y cuidada por el Señor (Sal 80), expulsada para su expiación (=destierro), mientras una parte no alcanza perdón (=Samaría?), hasta la gran vuelta final (=nuevo éxodo definitivo). Aquí tenemos un resumen de la historia sagrada, que concluye en el Monte Santo.

              ¿Habrá otro esquema en los grupos precedentes? Observamos que el tema de la ciudad vencida, conquistada, y la ciudad elegida, sede del juicio y del reino, domina en los grupos segundo y tercero (24,21-26,19). Son datos de la historia y de la ideología davídicas, pero sin David, porque reina el Señor en persona. Los diferentes rasgos presentan semejanzas con momentos o funciones históricas, sin ordenarse en un verdadero esquema histórico. Hay juicios históricos (26,7-13, como en tiempo de los jueces), se conquista una ciudad (26,1-6, como Jerusalén por David); Moab se somete (25,9-12, como en tiempos de David), comienza festivamente un reinado (24,21-23 y 25,6-8, como el de Salomón). Son parecidos leves, que no se imponen y que no se agrupan en esquema histórico. Es un esquema ideal de ciudad y reinado, transferidos al Señor. Es decir, una escatología sin Mesías. Y la primera agrupación (24,1-20) presenta el escenario universal y cósmico, sin organizarse en esquema conocido.

4. Motivos. Otra manera de leer esta composición es seguir, con atención musical, los motivos literarios, que retornan y se transforman, se oponen y complementan: las dos ciudades, el resto, el monte Sión, buenos y malos, alabanza. Son motivos de ascendencia en gran parte profética, transformados al entrar o para entrar en su nuevo contexto.

24,1-6 En dos estrofas se presenta un escenario universal. La humanidad no se divide en países, naciones, pueblos y lenguas, sino en polaridades sociales comunes a todos. Faltan las binas rey y vasallos, sacerdotes y lacios. Nada cuentan las oposiciones en la catástrofe universal.

24,5 La tierra está ligada en su suerte al hombre: al rebelarse éste al pacto ofrecido por Dios, la morada del hombre queda "empecatada" (cfr. Lv 18,28). La "altura" es el cielo, morada de los astros, de los que hablará en 24,21.

24,6 Como en el diluvio, la humanidad no es aniquilada, sino reducida a un resto exiguo.

24,7-12 Los dos primeros verbos sirven de enlace. El horizonte se estrecha a una ciudad anónima (cfr. 25,10) que concentra y representa la hostilidad contra el Señor. Era la ciudad de la alegría, el vino, la música, y se convierte en "Villa-Caos". La "puerta" es el centro de la vida ciudadana (como nuestra plaza mayor): mercado y tribunal, asambleas y defensa.

24,13-16a Un resto disperso se salva en la desolación universal y entona un canto unísono. Es dudosa la identificación de "el Justo". Por la construcción, es paralelo de Yhwh; lo lógico es que los himnos alaben al Señor, no al pueblo. Otros piensan que se trata de los salvados, es decir, los inocentes, frente a los malvados que han perecido (cfr. 26,6).

26,16b-18a Hay tres sustantivos hebreos, fuertemente aliterados, que marcan el ritmo implacable de un proceso eliminatorio; la semejanza sonora provoca una obsesión trágica.

24,18b-20 Diluvio y terremoto descritos con efectos sonoros de onomatopeya. El verso final es una magnífica variación del v.5

24,21-23 Se va a celebrar un gran juicio. Son reos los seres celestes (astros como ángeles y divinidades, cfr. Dt 4,19) y reyes terrenos. Son encerrados en prisión hasta el día de comparecer ante el juez supremo. Condenados y eliminados, reina sólo el Señor. El "senado" es la corte celeste. En presencia de su gloria, Sol y Luna palidecen.

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