111Pero retoñará el tocón de Jesé,
de su cepa brotará un vástago,
2sobre el cual se posará el espíritu del Señor:
espíritu de sensatez e inteligencia,
espíritu de valor y de prudencia,
espíritu de conocimiento y respeto del Señor.
3No juzgará por apariencias
ni sentenciará sólo de oídas;
4juzgará con justicia a los desvalidos,
sentenciará con rectitud a los oprimidos;
ejecutará al violento con el cetro de su sentencia
y con su aliento dará muerte al culpable.
5Se terciará como banda la justicia
y se ceñirá como fajín la verdad.
6Entonces el lobo y el cordero
irán juntos, y la pantera
se tumbará con el cabrito,
el novillo y el león engordarán juntos;
un chiquillo los pastorea;
7la vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas,
el león comerá paja como el buey.
8El niño jugará en la hura del áspid,
la criatura meterá la mano
en el escondrijo de la serpiente.
9No harán daño ni estrago
por todo mi Monte Santo,
porque se llenará el país
de conocimiento del Señor,
como colman las aguas el mar.
Retorno de los desterrados (Ez 37,15-28; Is 35)
10Aquel día la cepa de Jesé estará
enhiesta como enseña de los pueblos:
a ella acudirán las naciones
y será gloriosa su morada.
11Aquel día el Señor
tenderá otra vez su mano
para rescatar al resto de su pueblo:
a los que queden en Asiria
y Egipto y en Patros, en Nubia y en Elam,
en Senaar y en Jamat y en las islas.
12Izará una enseña ante las naciones
para reunir a los israelitas desterrados
y congregar a los judíos dispersos
de los cuatro extremos del orbe.
13Cesará la envida de Efraín
y se acabará el rencor de Judá;
Efraín no envidiará a Judá,
Judá no tendrá rencor a Efraín.
14Se abatirán sobre la espalda
de los filisteos a occidente
y unidos despojarán a las tribus de oriente;
Edom y Moab caerán en sus manos
y los amonitas se les someterán.
15El Señor secará el golfo del mar de Egipto,
haciendo señas con la mano
a su viento abrasador,
y lo herirá en sus siete canales,
que se pasarán en sandalias.
16Y habrá una calzada para el resto de su pueblo
que quede en Asiria, como la tuvo Israel
cuando subió de Egipto.
Explicación.
11,1 Los orígenes, Jesé, son insignificantes, el tronco está cortado; pero una savia perenne, la promesa divina, vivifica esa cepa. Algunos piensan que la indicación de Mt 2,23, "se llamará nazareno", alude al término hebreo ne ser = vástago.
11,1-9 Gran poema mesiánico, paralelo y complementario de 9,1-6. con el cual comparte varios motivos: el vástago sucesor, la justicia como fundamento, la paz universal, dos nombres o títulos. El poema canta una paz definitiva, un nuevo paraíso.
En un eje se colocan dos símbolos cósmicos: los cuatro vientos convergentes y el mar en plenitud. En otro eje se sitúan el símbolo vegetal y el animal. En medio una sociedad humana ideal, regida por un gobernante justo. La tenaz fecundidad terrestre se conjuga con el dinamismo del viento para formar al jefe ideal, que por el ejercicio eficaz de la justicia, realiza el sueño de la paz y lo extiende al reino animal. Los animales se reconcilian entre sí y con el hombre, reconciliado plenamente con Dios. El escenario es un ancho monte (2,2-5) consagrado por la presencia de Dios. La interpretación mesiánica es constante en la antigüedad judía y cristiana.
11,2 El vástago se yergue como centro de los cuatro puntos cardinales o cuatro vientos. Extrañamente los cuatro convergen y "se posan" sobre el pimpollo. Resumen el aliento del Señor en plenitud (cfr. Is 61,1; Lc 4,18).
"Sensatez e inteligencia" son bina sapiencial frecuente: significan la percepción intelectual, la habilidad para actuar. "Valor y prudencia" recogen dos títulos de 9,5, como virtudes de gobierno y militares. "Conocimiento y respeto del Señor" sintetizan el sentido religioso, hecho de trato confiado y reverencia. El hebreo añade un verso que repite y turba la composición, pero que dio pie a la teoría de los siete dones del Espíritu.
11,3-5 De la plenitud de los carismas brota el gobierno justo, ejercido principalmente en juzgar (Sal 72; 101; Jr 22,15s). Juzgar incluye eliminar a quienes, promoviendo la injusticia, hacen imposible la paz. La palabra del juez es vara que ejecuta la sentencia.
11,6-8 Paz animal. El poeta forma binas de animal salvaje y animal doméstico en cada hemistiquio; cada tres binas aparece el hombre en figura de niño. El hombre, incluso el más débil, vuelve a someter y domesticar a los animales. Queda un animal que se diría inconciliable. Pues bien, también hacen las paces la serpiente y el hombre, o más exactamente, la semilla de la mujer que es el niño. Y no se trata de victoria difícil, sino de juego infantil.
11,9 Destruidos los malvados y amansadas las fieras, se instaura un paraíso cuyo centro es el Monte del Señor. En el primero, el hombre se perdió por ambicionar la "ciencia de Dios"; en éste se le concede la "ciencia del Señor", conocer conviviendo. Lo cual es plenitud de gozo y paz, sólo comparable a la inmensa plenitud del mar.
11,10-16 Un autor posterior, discípulo en el estilo de Isaías II, compone un cuadro de restauración nacional y lo coloca para formar díptico con el precedente. Aunque el empalme es artificial, no faltan correspondencias temáticas: vuelta del resto disperso, reunificación nacional, dominios davídicos, atractivo para otras naciones.
11,10 De la imagen vegetal salta torpemente a la militar del estandarte (5,26). En 2,2-5 los paganos buscaban al Señor; aquí buscan al sucesor de David. "Morada" puede ser; para el pueblo la tierra prometida (Dt 1,9; 1 Re 8,56), para el Señor el templo (Sal 132,8), genéricamente, la situación de paz y descanso (Is 28,12). Aquí puede ser la corte, la capital, el reino.
11,11 A partir de este verso asoman temas del segundo éxodo, con repetición o cambio de vocabulario: la mano extendida, rescatar, reunir a los desterrados, el paso a través del mar. Asiria y Egipto son enemigos clásicos; Senaar y Jamat representaban a Babilonia y Siria.
11,12 Compárese con Is 49,12.22; 60,9.
11,13 Vuelta a los tiempos antes del cisma; compárese con Ez 37,15-28.
11,14 Se renueva la soberanía de David sobre reinos vasallos. Bien diversa es la visión de 2,2-5.
11,15-16 Los dos tiempos del éxodo, camino de la patria. La "calzada", como en Is 35 y 40.
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