viernes, 1 de enero de 2016

EZEQUIEL. INTRODUCCIÓN. SU ESTILO.

                 Ezequiel está familiarizado con la mentalidad y el estilo de los sacerdotes: se le nota en sus fórmulas declaratorias, en su temática del culto, en sus desarrollos casuísticos. También conoce la tradición profética, y con frecuencia explota temas en toda una visión, otras veces una metáfora sirve para un amplio desarrollo imaginativo; también sabe crear imágenes nuevas, sin la riqueza y variedad de Jeremías, sin la concisión de Isaías. Su sentimiento tiende a lo patético, que se transforma fácilmente en retórica (aun suprimiendo probables adiciones). La tendencia intelectual lo lleva a componer grandes cuadros articulados o a sintetizar simplificando. El intelectualismo es la mayor debilidad de su estilo: con frecuencia la razón apaga la intuición, el alegorismo deseca una imagen, las explicaciones ahogan el valor sugestivo. Algunos de sus defectos resaltan más en la simple lectura; si declamamos sus oráculos, cobran relieve sus juegos verbales, sus palabras dominantes repetidas y llega a imponerse el ritmo de su verso libre o prosa rítmica.

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