Contra Egipto (Is 19; Job 40,25-41)
291El año décimo, el doce del décimo mes*, me dirigió la palabra el Señor:
2-Hijo de Adán, ponte de cara al faraón, rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto, 3habla así: Esto dice el Señor:
Aquí estoy contra ti, faraón, rey de Egipto,
colosal cocodrilo acostado
en el cauce del Nilo,
que dices: "Mío es el Nilo,
y yo me lo he hecho".
4Te pondré argollas en las fauces,
prenderé en tus escamas
los peces de tu Nilo;
te sacaré del cauce de tu Nilo
con todos los peces de tu Nilo
prendidos en tus escamas.
5Te arrojaré a la estepa,
a ti y a los peces de tu Nilo;
yacerás en el páramo,
sin que nadie te recoja y te entierre.
Te echaré de comida a las fieras de la tierra
y a las aves del cielo;
6así sabrán los habitantes de Egipto
que yo soy el Señor.
Porque has sido bastón de caña
para la casa de Israel:
7cuando su mano te empuñaba,
te partiste y les horadaste la mano;
cuando se apoyaban en ti,
te quebraste y los hiciste tambalearse.
8Por eso, así dice el Señor:
Traigo la espada contra ti,
exterminaré en ti hombres y animales.
9La tierra de Egipto
será desolación y ruina;
sabrán entonces que yo soy el Señor.
Por haber dicho: "Mío es el Nilo,
yo soy quien lo ha hecho";
10por eso, aquí estoy contra ti y contra tu Nilo;
convertiré Egipto en ruina, en yermo desolado,
de Migdal a Asuán y hasta la raya de Etiopía.
11No la transitará pie humano,
no la recorrerá pezuña de animal;
nadie la poblará en cuarenta años.
12Haré a Egipto la más desolada
de todas las tierras:
sus ciudades quedarán más arrasadas
que todas las ciudades en ruinas,
por cuarenta años.
Dispersaré a Egipto entre las naciones,
lo esparciré por los países.
13Porque esto dice el Señor:
Al cabo de cuarenta años recogeré a Egipto
de entre los pueblos por los que ande disperso.
14Cambiaré la suerte de Egipto,
haciéndolos regresar
a la tierra de Patrós,
a su cuna, donde formáran
un reino miserable,
15el más miserable de todos los reinos,
y yo volverán a alardear frente a las naciones:
los menguaré
para que no sometan a las naciones.
16Ya no serán la confianza de la casa de Israel,
sino que le denunciarán
el delito de haberlos seguido;
sabrán entonces que yo soy el Señor.
Nabucodonosor conquistará Egipto (Jr 43,8-13)
17El año veintisiete, el uno del primer mes, me dirigió la palabra el Señor:
18-Hijo de Adán, Nabucodonosor, rey de Babilonia, empeñó a su ejército en dura campaña contra Tiro; toda cabeza quedó calva, toda espalda desollada; pero ni él ni su ejército sacaron nada de la campaña contra Tiro. 19Por eso, así dice el Señor: Voy a a entregar Egipto a Nabucodonosor, rey de Babilonia: se llevará sus tesoros, lo despojará y lo saqueará, servirá de paga a su ejército. 20Como soldada por su hazaña, pues por mí la hicieron, le entregaré Egipto -oráculo del Señor-. 21Ese día haré germinar el vigor de la casa de Israel, y a ti te daré palabra intrépida en medio de ellos, y sabrán que yo soy el Señor.
Explicación.
29,1 Enero del año 587.
29-32 Los oráculos contra Egipto ocupan cuatro capítulos. Egipto es la potencia que puede resistir y amenazar Babilonia; es el polo geográficamente opuesto a los imperios del este, es tentación repetida para Israel; y es el punto de partida de la liberación. Una serie de variaciones nos presentan a Egipto: en figura de cocodrilo, de caña quebrada, de árbol frondoso, o bien en un primer plano de su brazo; anunciarán su día fatídico y acompañarán con cantos fúnebres su conducción al Abismo. Más que los oráculo individuales pesa la acumulación maciza.
29,1-6a Enero del 587, antes de la conquista de la capital. Geográficamente el país largo y estrecho se podía comparar a un cocodrilo; sólo que Ezequiel no disponía de un mapa. Más bien toma un emblema animal, como se estilaba entonces, y lo transforma en imagen poética. Así exalta la figura de Egipto, también porque el cocodrilo pertenece a la familia de monstruos mitológicos: Is 27,1; 51,9; Sal 74,13; Job 7,12. La gran partida de caza adquiere proporciones gigantescas.
Lo que la lluvia y los manantiales son a Palestina es el Nilo a Egipto (Dt 11,10-12): por eso puede ser divinizado y recibir culto. Atribuirse la creación del Nilo es arrogarse carácter y poderes divinos. El Faraón proclama: "el Nilo es mío", y el Señor se lo restriega irónicamente repitiendo cuatro veces "tu Nilo".
29,4 Véase Job 40,25.
29,5 Fuera de su elemento, el monstruo yace a merced de aves y cuadrúpedos, demasiado grande para ser enterrado.
29,6b-9a La imagen de la caña usada como bastón procede de Is 36,6. La consistencia de Egipto es aparente, no simplemente por debilidad política o militar, sino por su condición humana (Is 31,1-3). Cualquier potencia humana que se ofrezca como salvadora de Israel es engañosa. El castigo se expresa en términos genéricos.
29,9b-12 Amplificación de lo anterior, ya sin imagen. El destino de Egipto copiará el esquema de Judá y Jerusalén: ruina, desolación y dispersión; sólo que limitadas a cuarenta años.
29,13-16 Se promete a Egipto una restuaración limitada: vivirá como pueblo, no como potencia. Quedará reducido a sus dimensiones originales, auténticas; al descubrirse su realidad, se convertirá en denuncia permanente de los que se fiaron de su hinchazón. El castigo de Egipto redunda en Judá.
29,17-21 En abril del 571 pronuncia Ezequiel su último oráculo diez y siete años después del primero. Lo que ha sucedido entretanto es importante. Ezequiel había profetizado el asedio, conquista, saqueo y destrucción de Tiro a manos de ejército de Nabucodonosor. Después de un asediio de trece años, el babilonio hubo de desistir y contentarse con un fuerte tributo. La profecía no se ha cumplido: el Señor ha faltado a su palabra y ha dejado malparado a su profeta (cfr. Jon 4).
No basta responder apologéticamente que el poderío de Tiro ha sido quebrantado, que sus riquezas pasan anualmente a Babilonia. Tampoco basta apelar a convenciones del género. Ezequiel se remonta de la profecía no cumplida a una visión más compleja de la historia. Emplea la imagen desconcertante de la soldada o paga de mercenarios: el saqueo era incentivo de la pelea. Al fracasar parcialmente en Tiro, el emperador de Babilonia planea una campaña contra Egipto; el éxito de la nueva empresa le servirá para desquitarse. Esa dialéctica humana de fracaso y compensación entra en los planes de Dios, que se dispone a humillar a Egipto por medio de Babilonia.
En último término, de esa historia complicada va brotando trabajosamente la salvación de Israel, como el "cuernecillo" de un ternero (cfr. Sal 132,17). Y al crecer la salvación del pueblo, cobrará vigor la palabra profética y será reconocida por el pueblo.
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