Historia de una rebeldía (Ez 16 y 23)
201El año séptimo, el día décimo del quinto mes, vieron algunos concejales de Israel a consultar al Señor y se sentaron frente amí. 2Entonces me dirigió la palabra del Señor:
3-Hijo de Adán, habla así a los concejales de Israel: Esto dice el Señor: ¿Conque venís a consultarme? Por mi vida juro que no me dejaré consultar por vosotros -oráculo del Señor-. 4¡Júzgalos tú, júzgalos tú, hijo de Adán! Denúnciales las abominaciones de sus padres, 5diciéndoles: Esto dice el Señor:
Cuando elegí a Israel, juré con la mano en alto
al linaje de la casa de Jacob;
cuando me manifesté a ellos en Egipto
les dije con la mano en alto:
"Yo soy el Señor, vuestro Dios".
6Aquel día les juré con la mano en alto
sacarlos de Egipto
y llevarlos a una tierra
que yo mismo les había explorado:
manaba leche y miel,
era la perla de las naciones.
7Y les dije: Arrojad los fetiches que os encandilan
y no os contaminéis con los ídolos de Egipto.
Yo soy el Señor, vuestro Dios.
8Pero se rebelaron contra mí
y no quisieron obedecerme;
ninguno arrojó los fetiches, que lo encandilaban
ni se deshizo de los ídolos de Egipto.
Entonces pensé derramar
mi cólera sobre ellos
para agotar en ellos mi ira
en territorio egipcio.
9Pero actué por respeto a mi nombre,
para que no fuera profanado
ante los paganos con los que vivían,
y en cuya presencia me manifesté a ellos
para sacarlos de Egipto.
10Los saqué de Egipto y los llevé al desierto.
11Les di mis preceptos
y les enseñé mis mandamientos,
que dan la vida al que los cumple.
12Les di también mis sábados
como señal recíproca, para que se supiera
que yo soy el Señor que los santificó.
13Pero se rebeló contra mí
la casa de Israel en el desierto:
no caminaron según mis preceptos,
rechazaron mis mandamientos,
que dan la vida al que los cumple,
y profanaron gravemente mis sábados.
Entonces pensé derramar mi cólera sobre ellos,
en el desierto, para exterminarlos.
14Pero actué por respeto a mi nombre,
para que no fuera profanado ante los paganos,
en cuya presencia los había sacado.
15No obstante, juré en el desierto,
con la mano en alto,
no llevarlos a la tierra que les había asignado,
que manaba leche y miel
y era la perla de las naciones,
16por haber rechazado mis mandamientos,
por no haber caminado
según mis preceptos,
por haber profanado mis sábados,
porque se les iba el corazón tras sus ídolos.
17Pero compadecido de ellos, no los aniquilé
ni acabé con ellos en el desierto.
18A sus hijos les dije en el desierto:
No caminéis según los preceptos
de vuestros padres,
ni guardéis sus mandamientos,
ni os contaminéis con sus ídolos.
19Yo soy el Señor, vuestro Dios:
caminad según mis preceptos,
guardad mis mandamientos y cumplidlos;
20santificad mis sábados:
serán señal recíproca para que se sepa
que soy el Señor, vuestro Dios.
21Pero sus hijos se rebelaron contra mí:
no caminaron según mis preceptos,
ni guardaron ni cumplieron
mis mandamientos,
que dan la vida al que los cumple,
y profanaron mis sábados.
Entonces pensé derramar mi cólera sobre ellos
para agotar en ellos mi ira en el desierto.
22Pero retraje mi mano
y actué por respeto a mi nombre
para que no fuera profanado ante los paganos,
en cuya presencia los había sacado.
23Con todo, juré en el desierto,
con la mano en alto,
dispersarlos por las naciones
y esparcirlos por los países,
24por no haber cumplido mis mandamientos,
por haber rechazado mis preceptos
y haber profanado mis sábados,
por habérseles ido los ojos
tras los ídolos de sus padres.
25¿Acaso les di yo preceptos no buenos,
mandamientos que no les darían la vida?
26¿Los contaminé con las ofrendas que hacían
inmolando a sus primogénitos?
¿Los horroricé para que así
supieran que yo soy el Señor?
27Por tanto, hijo de Adán, habla así a la casa de Israel:
Esto dice el Señor:
Vuestros padres encima me ofendieron
cometiendo esta traición:
28Cuando los introduje en la tierra
que con la mano en alto había jurado darles,
al ver un collado alto, al ver un árbol copudo,
allí hacían sus sacrificios,
allí depositaban su irritante ofrenda,
allí ponían sus oblaciones
de aroma que aplaca,
allí vertían sus libaciones.
29Entonces les pregunté:
¿Qué hay en ese altozano que frecuentáis?
Y se quedó con el nombre de "altozano"
hasta el día de hoy.
30Por tanto, dile a la casa de Israel:
Esto dice el Señor: Os contaminéis
igual que vuestros padres,
fornicáis con sus fetiches,
31ofrecéis a vuestros hijos
pasándolos por el fuego,
os seguís contaminando con vuestros ídolos,
¿y voy a dejarme consultar
por vosotros, casa de Israel?
Por mi vida -oráculo del Señor-,
juro que no me dejaré consultar.
32Jamás se realizarán los planes
que estáis pensando:
"Seremos como los demás pueblos,
como las razas de otros países,
sirviendo al leño y a la piedra".
33Por mi vida -oráculo del Señor-,
juro que con mano poderosa,
con brazo extendido,
con cólera incontenible,
reinaré sobre vosotros
34y os sacaré de los países
y os reuniré de entre las naciones
por las que andáis dispersos,
con mano poderosa, con brazo extendido,
con cólera incontenible.
35Y os llevaré al desierto de los pueblos
para pleitear allí con vosotros cara a cara.
36Igual que pleiteé con vuestros padres
en el desierto de Egipto,
así pleitearé con vosotros -oráculo del Señor-.
37Os haré pasar bajo el cayado
y os haré entrar uno a uno
por el aro de la alianza,
38y excluiré a los rebeldes
que se sublevan contra mí;
los sacaré del país de su destierro,
pero no entrarán en la tierra de Israel.
Y sabréis que yo soy el Señor.
39A vosotros, casa de Israel,
esto os dice el Señor:
Cada uno que vaya a servir a sus ídolos
si no quiere obedecerme,
pero que no siga profanando
mi santo nombre
con sus ofrendas idolátricas.
40Porque en mi santo monte,
en el más alto monte de Israel
-oráculo del Señor-,
allí en la tierra, me servirá
la casa de Israel toda entera.
Allí los aceptaré,
allí os pediré vuestros tributos,
vuestras primicias
y vuestros dones sagrados.
41Como aroma que aplaca os aceptaré
cuando os saque de los países
y os reúna de entre las naciones
en las que estáis dispersos
y muestre en vosotros mi santidad
a la vista de los paganos.
42y sabréis que yo soy el Señor
cuando os lleve a la tierra de Israel,
al país que con la mano en alto
juré dar a vuestros padres.
43Allí, cuando os acordéis
de vuestra conducta
y de las malas obras
con que os contaminasteis
sentiréis asco de vosotros mismos
por las maldades que cometisteis.
44Y sabréis que yo soy el Señor
cuando os trate como exige mi nombre,
no según vuestra mala conducta
y vuestras obras perversas,
casa de Israel -oráculo del Señor-.
Explicación.
20,1 Agosto del 591, dos años después de la vocación. Se consulta al Señor por mediación del profeta: Jr 42.
20,1-31 Acepto esos límites atendiendo a la inclusión de los versos 1-3 y 31, la "consulta". Otros ponen el límite detrás del v.32, tomando el juramento divino como comienzo del oráculo. La diferencia no es importante.
Por la ocasión, este texto coincide con 14,1-11: autoridades judías acuden al profeta para consultar al Señor; el profeta les da una respuesta que no se esperaban. Por el contenido, se trata de una gran síntesis histórica, articulada en tres o cuatro etapas, que siguen un esquema más o menos cíclico. Es clásico el esquema de Jueces, cíclico con variaciones: beneficios - pecado - castigo - súplica - liberación. El movimiento de Ezequiel es menos regular y está en función de la denuncia profética. Distinguimos cuatro etapas:
20,5-9 promesa / idolatría / salvación por "mi nombre".
20,10-17 ley y sábado / desobediencia / salvación por "mi nombre" / castigo en el desierto / supervivientes.
20,18-26 exhortación a la obediencia / rebelión / castigo: dispersión.
20,27-29 don de la tierra / rebelión: altozanos.
Las etapas suceden: en Egipto, en el desierto, en la tierra. Es probable que Ezequiel haya seguido un esquema regular y que las adiciones de discípulos hayan desfigurado el trazado original. Pero es prácticamente imposible reconstruir el supuesto trazado original. Ezequiel maneja y estiliza sus materiales con gran libertad.
20,4 Ezequiel es nombrado fiscal: en su alegato a los reos repasará su historia culpable.
20,5-6 El tiempo patriarcal está apenas evocado en el nombre "Casa de Jacob". En el momento de la elección el Señor ofrece tres cosas: la revelación de su nombre, la promesa de liberarlos, ser "vuestro Dios" por la alianza.
La liberación está formulada en el esquema binario clásico, salida-entrada.
20,7-8 Nada dicen las tradiciones que conocemos sobre idolatría de los hebreos en Egipto; sólo tenemos la referencia de Jos 24,14; no habla de idolatría Sal 106,7. Puede ir a cuenta del profeta, deseoso de abarcar la historia desde el comienzo. En el rito de la alianza se exige la eliminación de ídolos y fetiches: Gn 35,2; Jos 24,23; 1 Sm 7,3; Is 2,20.
20,9 Coincide con Sal 106,8. Está en juego el buen "nombre", la fama de este Dios ante otros pueblos.
20,10-11 El esquema tradicional, "salida - desierto - don de la tierra" sufre una modificación, termina en don de la ley "de vida": Dt 4,1; 5,33; 8,1; 16,20; 30,16.
20,12 Por influjo sacerdotal adquiere el sábado una posición privilegiada: véanse Is 56 y 58,13s. Los llama "mis sábados" porque él los ha instituido y consagrado (cfr. Eclo 33, 7-15); son "señal recíproca" porque el hombre reconoce en ellos la santidad de Dios: véanse Lv 19,3.30; 23,2; 26,2.
20,13 Que los israelitas observaran el sábado en el desierto es proyección, ya presente en el relato del maná (Ex 16). De la rebelión en el desierto nos da otra versión Nm 13-14; a ella corresponden los versos 15 y 17.
20,14 Véase la argumentación de Moisés en Ex 32,12 y Nm 14,14-16; y el cambio mental de Dios en Dt 32,27 y Sal 78,65.
20,16 Puede ser alusión al pecado del becerro de oro (Ex 32).
20,18-19 A los mandamientos de Dios opone los paternos, es decir, de la primera generación del desierto. No tenemos otras noticias de esas tradiciones vitandas.
20,23 La "dispersión" se entiende normalmente a partir de la tierra, no como consecuencia del viaje por el desierto. Por eso algunos trasladan el v.28 antes del 23, de modo que la dispersión sea el destierro. Por otra parte, Dt 28,36s.63s habla del destierro en forma de predicción.
20,25-26 El capítulo incluye varias preguntas retóricas, y éstas tienen una urgencia particular. Según la constante predicación del Deuteronomio, la ley de Dios da vida, alarga la vida, es tan importante como el pan para seguir viviendo. Los sacrificios de niños dan muerte a los hijos y hacen reos de muerte a los padres. Mal interpretada, la ley de consagración de los primogénitos resultó fatal; pero no es legítimo atribuírsela así a Dios. El Señor rechaza indignado semejante suposición. Otros comentaristas lo leen como afirmación, que intentan explicar como pueden.
20,25 Jr 7,31.
20,27-28 Compárese con el cap. 6 y también con Sal 106,37s.
20,29 Parece adición etiológica para explicar el origen de esa denominación.
20,30-31 La peroración supone que se siguen practicando los mismos delitos en Babilonia. Presenta la culpa como infidelidad o "fornicación" y, en su aspecto cúltico, como "contaminación".
20,32-44 Más tarde, pasada la catástrofe, el profeta añadió un oráculo de esperanza. Lo peculiar de esta restauración es que se realizará a través de un juicio de separación. El Señor colocará otra vez a su pueblo en trance de elegir, y en función de la respuesta humana, cernirá a su pueblo, el rebaño de los escogidos. Con ese grupo realizará la vuelta a la patria, al monte santo, y la restauración, de signo cúltico.
Una serie de elementos ligan esta pieza a la anterior: juramento, dispersión, desierto, rebeldía, ídolos, "mi nombre", profanación, contaminación.
20,32 Puede entenderse de dos maneras. Como proyecto voluntario, y entonces expresa la ruptura definitiva con la historia y con el Señor. Como previsión a la fuerza, y entonces expresa resignación trágica o fatalismo desesperado. "Leño y piedra" son designaciones corrientes, despectivas, de los ídolos.
20,33 Según 1 Sm 8, los israelitas, para ser como los demás pueblos, pedían un rey; el Señor se resistía, pero accedía. Aquí, para ser como otros pueblos, optan por la idolatría; el Señor lo rechaza, proclamándose rey único. Ejercerá su señorío, primero frente a los enemigos, con los gestos del éxodo, "mano poderosa y brazo extendido", como ejecución de una sentencia o "cólera".
20,34 Después se ocupará de los suyos. Israel no se confundirá ni disolverá entre otros pueblos, porque el Señor lo reunirá: JR 23,3; 31,8.
20,35-36 Después de la salida, en un nuevo desierto, alejados de las naciones, a solas con su Dios, se celebra el pleito decisivo. El Señor juzga o se querella, los judíos, acusados por Dios, habrán de confesar la culpa: Jr 2-3; Sal 50-51.
20,37 Como el pastor para contar y separar las ovejas (Lv 27,32). La segunda frase es dudosa.
20,38 Según Ezequiel, la salida del destierro no es automáticamente salvación, pues el desierto presentará una prueba decisiva. Isaías coloca el juicio en Babilonia, de modo que el desierto ya es salvación.
20,39 Como en Jos 24, elección libre, pero no neutral.
20,40-41 La tierra prometida se concentra en ese montículo, el más alto por elección divina: 17,22. El pueblo entero "será aceptado": término técnico de los sacrificios: Lv 1,4; 22,23.25.27.
20,43 Véase el final del cap. 16.
20,44 Al principio de la retribución se sobrepone un principio más alto: el perdón gratuito de Dios. Un oráculo semejante se presta a la lectura escatológica.
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