viernes, 1 de enero de 2016

EZEQUIEL. CAPÍTULO 27.

Contra Tiro II (1 Re 10)

271Me dirigió la palabra el Señor:
2-Y tú hijo de Adán, entona una elegía a Tiro.
3Di: Oh Tiro, princesa de los puertos,
mercado de innumerables pueblos costeros!,
esto dice el Señor:
Tiro, tú decías: "Soy la belleza acabada".
4Tu territorio era el corazón del mar,
tus armadores dieron remate a tu belleza;
5con abetos de Senir armaron todo tu maderaje;
escogieron un cedro del Líbano
para erigir tu mástil;
6con robles de Basán fabricaron tus remos;
tus bancos son de boj de las costas de Chipre,
taraceado de marfil;
7tus velas, de lino bordado de Egipto,
eran tu estandarte;
de grana y púrpura
de las costas de Elisa era tu toldilla.
8Príncipes de Sidón y Arvad eran tus remeros,
sabios de Tiro eran tus timoneles;
9senadores y sabios de Biblos
tenías de calafateadores;
todas las naves del mar
y sus marineros traficaban contigo;
10tenías alistados en tu ejército
guerreros persas, lidios y libios;
escudo y yelmo colgaban en ti,
te engalanaban con ellos.
11Los de Arvad y Jelec
estaban en tus murallas,
los de Gamad en tus baluartes;
en tus murallas colgaron sus rodelas,
dando remate a tu belleza.
12Tarsis comerciaba contigo, por tu opulento comercio: plata, hierro, estaño y plomo te daba a cambio. 13Grecia, Tubal y Mosoc comerciaban contigo; con esclavos y objetos de bronce te pagaban. 14Los de Bet Togarma te daban a cambio caballos, corceles y mulos. 15Los de Rodas comerciaban contigo; muchos pueblos costeros negociaban contigo en colmillos de marfil y madera de ébano. 16Aram negociaba contigo por tu abundante manufactura: granate, púrpura, bordados, hilo, corales y rubíes te daba a cambio.
17Judá y la tierra de Israel comerciaban contigo; con trigo de Menit, rosquillas, miel, aceite y bálsamo te pagaban. 18Damasco acudía a tu mercado por tu abundante manufactura, por tu opulento comercio con vino de Jelbón y lana de Sajar 19y cántaros de vino de Izal te daba a cambio; con hierro forjado, canela y caña aromada te pagaba. 20Dedán comerciaba contigo con mantas de montar.
21Arabia y los príncipes de Cadar negociaban contigo; en borregos, carneros y machos cabríos negociaban. 22Los mercaderes de Sabá y Ramá comerciaban contigo; te daban a cambio los mejores perfumes, piedras preciosas y oro. 23Jarán, Canné y Edén, Asiria y Kilmad comerciaban contigo; 24comerciaban contigo en objetos primorosos, mantos bordados de granate, tejidos preciosos, recias maromas retorcidas; en esto comerciaban contigo.
25Naves de Tarsis transportaban tus mercancías;
te henchiste y pesabas demasiado
en el corazón del mar;
26en alta mar te engolfaron tus remeros;
viento solano te desmanteló
en el corazón del mar;
27tu riqueza, tu comercio,
tus mercancías, tu marinería
y tus pilotos, tus calafateadores
y tus mercaderes y tus guerreros,
toda la tripulación de a bordo,
naufragarán en el corazón del mar,
el día de tu naufragio.
28Al grito de auxilio de tus pilotos
retumbará el espacio;
29saltarán de sus naves cuantos empuñan remo,
marineros y capitanes, para quedarse en tierra.
30Se escucharán sus gritos,
gimiendo amargamente por ti;
se echarán ceniza en la cabeza,
se revolcarán en el polvo.
31Se raparán por ti, se vestirán el sayal;
llorarán por ti amargamente
con duelo amargo.
32Te entonarán una elegía fúnebre,
te cantarán lamentos:
"¿Quién como Tiro,
sumergida en el seno del mar?".
33Al desembarcar tus mercancías
hartabas a muchos pueblos;
con tu opulento comercio
enriquecías a reyes de la tierra.
34Ahora estás desmantelada
en los mares, en lo hondo del mar;
cargamento y tripulación
naufragaron a bordo.
35Los habitantes de las costas, se espantan de ti,
y sus reyes se consternan, demudado el rostro.
36Los mercaderes de los pueblos silban por ti;
¡siniestro desenlace!,
dejarás de existir para siempre.

Explicación.

27 La segunda unidad nos presenta a Tiro en figura de una nave, contando su historia en clave alegórica, pero con aciertos descriptivos y en un proceso emotivo auténtico. La construyen, embarca la tripulación, la llenan de mercancías, se hace al mar, se hunde, le celebran ritos fúnebres. En medio del poema, cuando cargan las mercancías, Ezequiel o un discípulo introduce una larga enumeración de productos y países productores. Es un registro comercial en medio de un poema. Suministra información sobre el comercio de entonces, pero puede agobiar al lector. Para el hundimiento poético de la nave no hacía falta tanta prosa. Una primera lectura, saltando los versos 12-24, permitirá captar la belleza del poema original.

27,2-3 El profeta asigna a Tiro un título funcional, realista. Tiro alardea de otro título con vanidad femenina: riqueza al servicio de la belleza. En Is 2,16 las naves son símbolo de soberbia y grandeza.

27,5 Sanir es el Hermón o Antilíbano: Dt 3,9. Sobre el comercio de maderas: 1 Re 5, 20-25.

27,7 La vela mayor hace de estandarte. Elisa probablemente es Chipre.

27,8 Arvad es una isla que se llama hoy Ruad.

27,10 Los guerreros si no son convención, se embarcarían para proteger la mercancía. Los escudos colgados en jarcias y torres sirven de ornamento (cfr. Cant 4,4).

27,12 Comienza la lista. No es segura la identificación de Tarsis con Tartesos, en la desembocadura del Guadalquivir. Naves de Tarsis son naves transmediterraneas: véanse Jon 1,3; 1 Re 10,22.

27,13 Grecia: en hebreo Yawan, es decir, jonios (Gn 10,4). Tubal son los tibarenos de Cilicia; Mesec, los moscos de Frigia (Gn 10,2).

27,14 Togarma en Asia Menor (Gn 10,3).

27,17 Israel y Judá ocupan un puesto neutral en una lista compilada con criterio mercantil.

27,18 El vino de Jelbón debio de ser famoso en la antigüedad, cuando Babilonia y Persia lo importaban.

27,19 Uzal en la península arábiga o cerca del Tigris.

27,22 Sabá en la península arábiga: véase 1 Re 10.

27,23 Jarán es la gran capital al norte de Mesopotamia, paso normal de oriente a occidente.

27,25 El verso fija muy bien el momento en que la riqueza se vuelve contra el posesor, las mercancías se vuelven fatales.

27,26 El solano sopla en Palestina desde levante.

27,28-30 Al grito de socorro responde el grito de consternación y después los ritos fúnebres de la gente del mar. Varios motivos del poema los recoge el autor del Apocalipsis en su lamento por Babilonia: Ap 18,15-20.


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