Contra el rey de Tiro (Is 14)
281Me dirigió la palabra el Señor:
2-Hijo de Adán, di al príncipe de Tiro:
Esto dice el Señor:
Se hinchó tu corazón y le dijiste:
"Soy Dios, entronizado en solio de dioses
en el corazón del mar";
tú que eres hombre y no dios
te creías listo como los dioses.
3¡Si eres más sabio que Daniel!,
ningún enigma se te resiste.
4Con tu talento, con tu habilidad,
te hiciste una fortuna;
acumulaste oro y plata en tus tesoros.
5Con agudo talento de mercader
ibas acrecentando tu fortuna,
y tu fortuna te llenó de presunción.
6Por eso, así dice el Señor:
Por haberte creído sabio como los dioses,
7por eso traigo contra ti
bárbaros pueblos feroces;
desnudarán la espada
contra tu belleza y tu sabiduría,
profanando tu esplendor.
8Te hundirán en la fosa,
morirás con muerte ignominiosa
en el corazón del mar.
9Tú que eres hombre y no dios,
¿osarás decir: "Soy Dios",
delante de tus asesinos,
en poder de los que te apuñalen?
10Morirás con muerte de incircunciso,
a manos de bárbaros.
Yo lo he dicho -oráculo del Señor-.
11Me dirigió la palabra el Señor:
12-Hijo de Adán, entona una elegía al rey de Tiro. Así dice el Señor:
Eras cuño de perfección,
colmo de sabiduría, de acabada belleza;
13estabas en un jardín de dioses,
revestido de piedras preciosas:
coralina, topacio y aguamarina,
crisólito, malaquita y jaspe,
zafiro, rubí y esmeralda;
de oro afiligranado tus zarcillos y dijes,
preparados el día de tu creación.
14Te puse junto a un querube
protector de alas extendidas.
Estabas en la montaña sagrada de los dioses,
entre piedras de fuego te paseabas.
15Era irreprensible tu conducta
desde el día de tu creación
hasta que se descubrió tu culpa.
16A fuerza de hacer tratos,
te ibas llenando de atropellos, y pecabas.
Te desterré entonces de la montaña de los dioses
y te expulsó el querube protector
de entre las piedras de fuego.
17Te llenó de presunción tu belleza
y tu esplendor te trastornó el sentido;
te arrojé por tierra,
te hice espectáculo para los reyes.
18Con tus muchas culpas, con tus sucios negocios,
profanaste tu santuario;
hice brotar de tus entrañas fuego que te devoró;
te convertí en ceniza sobre el suelo,
a la vista de todos.
19Tus conocidos de todos los pueblos
se espantaron de ti;
¡siniestro desenlace!,
para siempre dejaste de existir.
Contra Sidón
20Me dirigió la palabra el Señor:
21-Hijo de Adán, ponte de cara a Sidón y profetiza contra ella.
22Esto dice el Señor:
Aquí estoy contra ti, Sidón,
en ti me cubriré de gloria.
Sabrán que yo soy el Señor
cuando haga justicia contra ella
y brille en ella mi santidad.
23Mandaré contra ella peste
y sangre por sus calles;
caerán acuchillados sus habitantes
por la espada hostil que la rodea,
y sabrán que yo soy el Señor.
24Y no tendrá ya la casa de Israel
espino punzante ni zarzal lacerante
en los vecinos que la hostigan,
y sabrán que yo soy el Señor.
25Esto dice el Señor: Cuando recoja la casa de Israel de entre los pueblos donde está dispersa y brille en ella mi santidad, a la vista de las naciones, volverán a habitar su tierra, la que di a mi siervo Jacob; 26habitarán en ella seguros, edificarán casas y plantarán viñas; habitarán seguros, cuando haga justicia en los vecinos que la hostigan, y sabrán que yo soy el Señor, su Dios.
Explicación.
28,1-19 Hemos visto a Tiro como roca marina cubierta por el mar y como nave riquísima naufragada en el mar. Siguen dos oráculos dirigidos al príncipe o rey de Tiro. No se trata de un personaje histórico concreto, sino de la encarnación de la monarquía en una figura típica, como la Babilonia de Is 14. Por su carácter típico valdrá más tarde de símbolo universal. El primer oráculo es una típica sentencia judicial, delito y pena; el segundo se titula elegía.
28,1-10 Lo peculiar de este juicio es que, no contento con enunciar el delito, analiza el proceso psicológico. Empieza la habilidad mercantil, que produce y acumula riquezas, de las cuales nace la presunción, hasta la arrogancia de considerarse dios. Puede compararse con el proceso analizado en Dt 8 (S. Ignacio indica: riquezas, vano honor del mundo, crescida soberbia). A la presunción sigue la caída (Prov 18,12); otros pueblos serán ejecutores. En el momento de la ejecución, el juez dirige al reo una pregunta irónica: la muerte devuelve al presunto dios su dimensión humana; compárese con el Sal 82.
28,2 En la frase resuena algo del ceremonial de corte, recogido y adaptado en Sal 2; 45; Is 9. Ezequiel da a la expresión toda su fuerza blasfema: compárese con la réplica de Is 31,3.
28,3 Daniel es una figura legendaria cananea: su nombre significa Dios Juzga. Juzgar rectamente es acto de sabiduría, como ilustra la anécdota de 1 Re 3,16-28. Pero aquí se habla de otras habilidades.
28,4 El verso resume el capítulo precedente.
28,6-7 Bárbaros que no respetan la belleza, ni riqueza, como en Is 13,17.
28,8 Muerte "ignominiosa", que profana (v.7), o de apuñalados, ajusticiados (v.9); el adjetivo consuena con riqueza: hll hyl. Coloca "la fosa" en el corazón del mar (cfr. Jon 2).
28,10 No conocemos la modalidad de esa muerte, que los israelitas consideraban particularmente afrentosa.
28,11-19 Después de la sentencia y la ejecución, el profeta ha de pronunciar una elegía fúnebre: según la antítesis clásica del género: antes y después, esplendor y ruina. Lo original del poema consiste en cantar al rey de Tiro como el hombre primordial que, colocado en el jardín o parque de los dioses, peca y es expulsado (Gn 2-3). Al esquema mítico incorpora el autor datos que pertenecen a la realidad histórica de Tiro: el poema incurre en prosaísmo, pero queda bien arraigado en la historia. Al asignar al rey de Tiro el papel poético de hombre primordial, su figura histórica crece con dimensiones fantásticas; al mismo tiempo, la realidad histórica se retira, para que el personaje represente un papel que otros reyes asumirán.
28,12 El personaje. "Cuño de perfección" o "sello modelado": con el cual se firma y refrenda, y por eso es propiedad personal (Gn 38,18; Jr 22,24; Ag 2,21). Hay que recordar la exquisita perfección de los sellos cilíndricos grabados en negativo, que Ezequiel pudo conocer en Babilonia. El hombre primordial es ese modelo perfecto, que trasmite y multiplica su impronta, pero que puede estropearse.
Siendo lo originario lo mejor, es normal considerar al primer hombre cumbre de sabiduría (Job 38,4.21). Por otra parte, la sabiduría es la primera creación (Prov 8,22). La belleza es propia de la realeza: 1 Sm 16,12; Sal 45,3.
28,13 Escenario: más que un jardín, hay que imaginarse un hermoso parque. Las piedras preciosas van engastadas en el manto real: falta un tema del "pectoral" sacerdotal (Ex 28,15-21): ¿es intencionada o casual la supresión?
28,14 El querubín es aquí un custodio a las órdenes de Dios. La montaña sagrada, de los dioses, es concepción antigua: el Olimpo de los griegos, el Safón de los cananeos. "Piedras de fuego": es enigmático su significado: ¿son parte del escenario o personajes que lo habitan? Algunos leen "hijos del fuego" o "seres ígneos"; otros piensan en astros divinizados, otros en los depósitos de la tormenta.
28,15 Si el poema utiliza un texto precedente, sospechamos que el profeta corta aquí la descripción del delito, para exponerla a continuación en términos realistas.
28,16 Primero: un comercio injusto (el hombre primordial no comerciaba con otros). El castigo es la expulsión, el querube es ejecutor.
28,17 Segundo: presunción. El castigo es arrojarlo de la montaña divina a la tierra de los mortales. Castigo público, que sirve de escarmiento (el hombre primordial no tiene reyes colegas).
28,18 Tercero: sacrilegio. La injusticia pervierte el culto, según doctrina tradicional (Is 1,10-20=. La morada sacra se venga con el fuego: cap. 9.
28,19 El castigo tiene valor ejemplar: véanse Sal 64,10; Jr 18,16; Job 17,8.
28,20-23 Este oráculo completa la serie fenicia. Sidón fue un tiempo la capital (cfr. Dt 3,9). En el castigo se revelan la gloria y la santidad del Señor: Ex 14,4.17s y Eclo 36,4.
28,24 Cerrado el círculo de los enemigos vecinos, Israel queda en paz: Dt 12,10; Jos 21,44; 2 Sm 7,1.
28,25-26 Más tarde se añade esta promesa de restauración, que se remonta al patriarca y actualiza las bendiciones de la alianza. Construir y plantar sintetizan la vida entera de una cultura agraria y urbana.
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