Pleito con el pueblo (Is 43,22-28; 50,1-3)
481Escuchad esto, casa de Jacob,
que lleváis el nombre de Israel,
y brotáis de la semilla de Judá,
que juráis por el nombre del Señor,
e invocáis al Dios de Israel,
pero sin verdad ni rectitud,
2aunque tomáis nombre de la ciudad santa
y os apoyáis en el Dios de Israel,
cuyo nombre es "Señor de los ejércitos".
3El pasado lo predije de antemano;
de mi boca salió y lo anuncié;
de repente lo realicé y sucedió.
4Porque sé que eres obstinado,
que tu cerviz es un tendón de hierro
y tu frente es de bronce;
5por eso te lo anuncié de antemano,
antes de que sucediera te lo predije,
para que no dijeras: "Mi ídolo lo ha hecho,
mi estatua de leño o metal lo ha ordenado".
6Lo oíste; míralo todo, ¿por qué no lo anuncias?
y ahora te predigo algo nuevo,
secretos que no conoces;
7ahora son creados, y no antes,
ni de antemano los oíste,
para que no digas: "Ya lo sabía".
8Ni lo habías oído ni lo sabías,
aún no estaba abierta tu oreja;
porque yo sabía lo pérfido que eres,
que desde el vientre de tu madre
te llaman rebelde.
9Por mi nombre doy largas a mi cólera,
por mi honor me contengo
para no aniquilarte.
10Mira, yo te he refinado como plata,
te he probado en el crisol de la desgracia;
11por mí, por mí lo hago: porque mi nombre
no ha de ser profanado
y mi gloria no la cedo a nadie.
Misión de Ciro (Is 41,1-5; 45,1-8)
12Escúchame, Jacob; Israel, a quien llamé:
yo soy, yo soy el primero
y yo soy el último.
13Mi mano cimentó la tierra,
mi diestra desplegó el cielo;
cuando yo los llamo, comparecen juntos.
14Reuníos todos y escuchad:
¿quién de ellos lo ha predicho?
Mi amigo cumplirá mi voluntad
contra Babilonia y la raza de los caldeos.
15Yo, yo mismo he hablado y lo he llamado,
lo he traído y he dado éxito a su empresa.
16Acercaos y escuchad esto:
No hago predicciones en secreto,
y cuando sucede, ya estoy yo allí;
-y ahora el Señor Dios
me ha enviado con su espíritu-.
17Así dice el Señor, tu redentor, el Santo de Israel:
Yo, el Señor, tu Dios,
te enseño para tu provecho,
te guío por el camino que sigues.
18Si hubieras atendido a mis mandatos,
será tu paz como un río,
tu justicia como las olas del mar;
19tu descendencia sería como la arena,
como sus granos, los vástagos de tus entrañas;
tu nombre no sería aniquilado
ni destruido ante mí.
Salida de Babilonia (Is 52,11-12; 55,12-13)
20¡Salid de Babilonia, huid de los caldeos!
Con gritos de júbilo
anunciadlo y proclamadlo,
publicadlo hasta el confín de la tierra.
Decid: el Señor ha redimido a su siervo Jacob.
21No pasaron sed cuando los guió por la estepa,
agua de la roca hizo brotar,
hendió la roca y manó agua.
Explicación.
48,1-12 Este es un capítulo complejo, en el que sorprendemos dos hilos diversos o dos melodías distintas. Dominan los motivos del oráculo de salvación: el pueblo ha sufrido por su pecado (9-11), pero llega el término del castigo, por mano de un extranjero (14); las predicciones del pasado cumplidas (3-5) garantizan el futuro anunciado (7-8); salga el pueblo cantando himnos (20-21). La voz cantante es acompañada de otra voz en contrapunto, que recuerda a Israel su pecado y rebelión (4.8.18-19, que algunos consideran adición), insiste en que la salvación es inmerecida y exhorta a mantenerse fieles. ¿Hay que separar las dos voces para entender lo que dice cada una? El salmo 81 recoge en una acción litúrgica ambos elementos. Ensayemos una lectura unificada.
Por su culpa sufrieron los judíos el castigo, escarmiento, del destierro. El pueblo intenta desvirtuar su sentido, explicando por otras causas la desgracia. Para que no se refugien en explicaciones evasivas, el Señor se adelanta a predecir el futuro. El cumplimiento del pasado, destierro, garantiza el cumplimiento pendiente, repatriación. Esta sucederá a pesar de la resistencia del pueblo, sólo por el buen nombre de Dios. El pueblo no tendrá escapatoria: en cuanto a la predicción, no podrá decir que lo sabía, dándoselas de experto; en cuanto a la salvación, no podrá atribuirla a sus méritos.
48,1-2 Es interesante la unión de Israel y Judá. O piensa en la futura reunificación, como Ez 37,15-28 e Is 11,12-14, o bien asigna a los judíos el nombre histórico o ideal de Israel. Insiste en nombres y títulos del Señor y del pueblo; pero adelantando un reproche.
48,3-5 Suena la predicción, se mantiene, de repente se cumple. De repente, no en el plan de Dios, sino en la expectación humana. El pueblo se resiste de tres modos: se obstina, se aferra a su ídolo, no confiesa al Señor. Véanse 32,9; 33,3.5; 34,9; Dt 9,6.13.
48,5 Véase la explicación de las mujeres en Jr 44,18.
48,6a Al pueblo le toca divulgar el suceso y su sentido.
48,6b-8 Apunta una nueva era en la historia, como una nueva creación. "Ya lo sabía" equivale a negar la novedad (43,19). "Rebelde" de nacimiento: véanse Ez 16,3; Sal 58,4.
48,9-11 Ésta es la novedad, ni sabida ni merecida. El buen nombre del Señor está empeñado en la historia; como en tiempo de Moisés, Nm 14,16-18. Ahora, sin intercesión mencionada (pero véase 53,12), el Señor cambia de actitud: Dt 32,26s; OS 2,16; 11,8. Su nombre es santo: se profanaría con la victoria de la muerte. Su gloria pasaría a otro si abdicase de dirigir la historia.
48,12-19 El anuncio toma elementos del pleito. A los ídolos de Babilonia les denuncia su ignorancia para predecir, su impotencia para actuar, y les opone su poder cósmico, su dominio de la historia; al pueblo le hace comprender lo justificado del castigo y abre una puerta a la esperanza.
48,12-13 Dominio sobre el tiempo y el universo. Cielo y tierra son los testigos clásicos del Señor: Is 1,2; Sal 50,4.
48,14-15 Simple ejecutor del designio divino; lleva el mismo título que Abrahán (41,8).
48,17 Dios guía: Dt 8,1-6. El camino de la conducta se une ahora con el camino del retorno.
48,18-19 Véase Sal 81,14-17.
48,20-21 Salid: Véase Gn 12,1 y Ex 12,31. "Roca y agua": ¿habrá una alusión velada a dos títulos o símbolos del Señor? (8,6.14).
48,22 Su sitio está en 57.21.
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