Vocación de Ciro (Is 45,1-8; 48,12-19)
411Islas, callad ante mí;
naciones, esperad mi reto.
Que se acerquen a hablar,
comparezcamos juntos a juicio.
2¿Quién lo ha suscitado en oriente
y convoca la victoria a su paso,
le entrega los pueblos, le somete los reyes?
Su espada los tritura
y su arco los dispersa como paja;
3los persigue y avanza seguro
por sendas que sus pies no hollaban.
4¿Quién lo ha hecho y ejecutado?
El que anuncia el futuro de antemano.
Yo, el Señor, que soy el primero,
yo estoy con los últimos.
5Vedlo, islas, y estremeceros,
tiemblen los confines del orbe*.
Israel, siervo del Señor (Is 41,8; 44,1-5; Sal 48)
8Tú, Israel, siervo mío; Jacob, mi elegido;
estirpe de Abrahán, mi amigo.
9Tú, a quien tomé en los confines del orbe,
y llamé en sus extremos,
a quien dije: "Tú eres mi siervo,
te he elegido y no te he rechazado".
10No temas, que yo estoy contigo;
no te angusties, que yo soy tu Dios:
te fortalezco y te auxilio
y te sostengo con mi diestra victoriosa.
11Mira: se avergonzarán derrotados
los que se enardecen contra ti;
12buscarás sin encontrarlos
a los que pelean contra ti;
serán aniquilados, dejarán de existir
los que guerrean contra ti.
13Porque yo, el Señor, tu Dios
te agarro de la diestra,
y te digo: "No temas, yo mismo te auxilio".
14No temas, gusanito de Jacob, oruga de Israel,
yo mismo te auxilio -oráculo del Señor-,
tu redentor es el Santo de Israel.
15Mira, te convierto en trillo aguzado,
nuevo, dentado:
trillarás los montes y los triturarás,
convertirás en paja las colinas;
16los aventarás, y el viento los arrebatará,
el vendabal los dispersará;
y tú te alegrarás con el Señor,
te gloriarás del Santo de Israel.
Nuevo éxodo (Is 43,14-21; 48,20-22; 52,11-12)
17Los pobres y los indigentes
buscan agua, y no la hay;
su lengua está reseca de sed.
Yo, el Señor, les responderé;
yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
18Alumbraré ríos en las dunas;
en medio de las vaguadas, manantiales;
transformaré el desierto en estanque
y el yermo en fuentes de agua;
19pondré en el desierto cedros,
y acacias, y mirtos, y olivos;
plantaré en la estepa cipreses,
junto con olmos y alerces.
20Para que vean y conozcan,
reflexionen y aprendan de una vez
que la mano del Señor lo ha hecho,
que el Santo de Israel lo ha creado.
Pleito con los dioses (is 43,8-13)
21Presentad vuestro pleito, dice el Señor;
aducid vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob;
22que se adelanten
y nos anuncien lo que va a suceder.
Narradnos vuestras predicciones pasadas
y prestaremos atención;
anunciadnos el futuro,
y comprobaremos el desenlace;
23narrad los sucesos futuros,
y sabremos que sois dioses.
Haced algo, bueno o malo,
que nos demos cuenta y lo veamos todo.
24Mirad, vosotros sois nada;
vuestras obras, vacío;
es abominable elegiros.
25Yo os he suscitado en el norte, y ha venido;
en oriente lo llamo por su nombre;
pisará gobernantes como barro,
como pisa el alfarero la arcilla.
26¿Quién lo anunció de antemano
para que lo supiéramos,
por adelantado para que dijéramos:
"Tiene razón"?
Ninguno lo narra, ninguno lo anuncia,
nadie oye vuestro discurso.
27Lo anuncié yo el primero en Sión
y envié un heraldo a Jerusalén.
28Busqué; pero entre ellos no había nadie,
ningún consejero a quien preguntarle
para que me informara.
29Todos juntos eran nada; sus obras, vacío;
aire y nulidad sus estatuas.
Explicación.
41,1-5 Comienza un juicio contradictorio del Señor con un rival, naciones próximas y lejanas. Convoca, los llamados comparecen, se impone silencio, una de las partes toma la palabra. En el escenario universal se van a destacar dos actores: un jefe victorioso todavía anónimo e Israel. El Señor reclama y asume en el juicio plena responsabilidad, el jefe será ejecutor y el pueblo beneficiario.
41,2-3 Nos dan la visión histórica estilizada. Una figura política asciende rápidamente y suscita pánico entre los babilonios, esperanza y miedo entre los judíos.
41,4 Añade la visión trascendente: el Señor que lo anunció, lo realiza ahora.
41,5 * Los vv.6-7 después de 40,19.
41,6-7 Detrás de 41,19.
41,8-16 Preparado el terreno con la victoria en el pleito, el Señor se dirige a su pueblo en un oráculo de salvación. El texto se divide en una introducción, 8-9 y dos estrofas paralelas, 10-13 y 14-16. El pueblo recibe un nombre doble y el apellido de Abrahán (falta Isaac). El título sugiere la elección para el servicio, para Abrahán, la intimidad con Dios. El oráculo se remonta a los orígenes patriarcales, a la promesa anterior a la alianza.
41,10 El miedo radical e instintivo del hombre se duplica ante la presencia numinosa de la divinidad. La palabra de Dios vence la angustia humana con un imperativo eficaz, con su presencia atestiguada, con su auxilio.
41,11-12 Fórmulas provenientes de salmos: 35,26; 40,15; 56,10; 63,10s; 70,3s.
41,13 La presencia toma la forma de un contacto robusto y caliente.
41,14 Véanse Sal 22,7; Nm 13,33.
41,15-16 El gusanito que repta se convierte en un trillo que se arrastra y crece hasta tener bajo sí la tierra con sus montes y collados (cfr. 2,14).
41,17-20 Temas del éxodo: la sed y el agua (Ex 17; Nm 20), cuestión de vida o muerte. El desierto se transforma en paraíso portentoso, con cuatro caudales de agua y siete especies de árboles frondosos.
41,18 Sal 107,35.
41,20 La consecuencia de la acción de Dios es el reconocimiento. Los ojos ven la historia, la fe reconoce el protagonista. Dios está "creando" de nuevo, porque salvar es una creación superior.
41,21-29 Un pleito con los dioses de Babilonia sirve para presentar al ejecutor oficial de la nueva salvación. El pleito es ficción literaria del profeta. A esos dioses numerosos, que reciben culto esplendoroso, que pueden impresionar a los desterrados, les concede el poeta una existencia literaria, como contendientes en un magno pleito. Una multitud contra uno solo, un silencio colectivo contra una voz dominadora. Al final del juicio, ficción literaria, queda patente la ficción ontológica de esas divinidades. No existen, y ésa es la verdad de la ficción.
41,22-23 La prueba exigida es la coherencia entre palabra y acción, entre pasado y futuro, predicción y cumplimiento. La palabra constituye el hecho en revelación actual, el suceso acredita la palabra y al que la pronunció.
41,22 Hab 2,18.
41,25 Segunda parte. Si los rivales no han podido aducir pruebas, el Señor propone las suyas, con la misma dialéctica de acción y palabra.
41,28-29 Han enmudecido los rivales. El Señor ya no les habla en segunda persona, sino que los reúne en una tercera persona, que ya no es persona jurídica ni personaje literario, porque son nada.
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